La Presidenta Profundiza su Alianza con los Industriales

 

Con su embestida contra los gremios aeronáuticos, anteayer, la presidenta Cristina Kirchner buscó desvincular a La Cámpora de la controversia en la que quedó envuelta dentro del Gobierno por su polémica gestión en Aerolíneas Argentinas. Pero también le envió un mensaje al jefe de la CGT, Hugo Moyano, y a sus aliados sindicales díscolos para forzarlos a que se sumen al “nuevo modelo”, según indicaron fuentes de la Casa Rosada.

Lo que la Presidenta imaginó como un pacto social tiene, por ahora, dos patas. Cristina Kirchner eligió como nuevo aliado al empresariado industrial, es decir, a la Unión Industrial Argentina (UIA), presidida por José Ignacio de Mendiguren, añadieron las fuentes.

Moyano y la CGT se quedaron afuera, por ahora. Pero la jefa del Estado considera que los sindicalistas no tendrán otra alternativa que sumarse al plan.

Esa es su estrategia. “Ella le garantizará a la industria rentabilidad y reglas claras. Y espera de ella que invierta, no despida gente, genere más puestos de trabajo, disminuya la masa de desocupados y subsidiados, paguen impuestos y aumenten el ingreso fiscal”, señaló a La Nacion un alto funcionario del Gobierno.

Se quiere resguardar así de la dura crisis mundial que se espera para 2012 y de la delicada situación fiscal. Según un estudio de Aldo Abram, de la Fundación Libertad y Progreso, el rojo por cubrir será de 10.000 millones de dólares por la brecha fiscal y los vencimientos de deuda del año próximo.

“Esa es la cifra. Pero si hay crecimiento y desarrollo, eso se paga con más producción y más empleo -dijeron en Balcarce 50-. Para eso Moyano debe encuadrarse.”

Hoy es incierta la posibilidad de buscar financiamiento en los mercados internacionales para la Argentina a baja tasa, como pretendería la jefa del Estado.

Ajustes

El ataque de Cristina Kirchner a los gremios aeronáuticos buscó encubrir los problemas de la gestión Recalde en Aerolíneas, que quedaron en evidencia a partir de los anuncios de ajustes en la línea de bandera, con la reducción de vuelos no rentables, para reducir en algo el déficit de más de 700 millones de dólares cuando termine el año.

Pero el verdadero destinatario de la embestida -en la que acusó a los gremios de no trabajar- fue Moyano, al que entrevé que no podrá desbancar de la CGT, ni siquiera en julio de 2012. La secuencia fue así: ante la UIA, el martes pasado, Cristina Kirchner había rechazado el proyecto de reparto de ganancias empresarias entre los trabajadores; el miércoles, Moyano insistió en la idea. Y el jueves Cristina Kirchner dobló la apuesta.

“La estrategia es marcarle la cancha a Moyano, que tiene una actitud sectorial y corporativa, quiere ser presidente, y no se banca el ajuste. El diálogo social hoy es entre el Gobierno y la industria, que tienen coincidencias para sincerar la economía, el nuevo modelo. Si Moyano no quiere sentarse, ella lo obligará por la fuerza porque no podrá quedar afuera”, dicen en la Casa Rosada. Un pacto social, pero forzado.

“Sincerar la economía y sintonía fina significa que todos van a caer en el ajuste de subsidios, asegurar competitividad y promover la inversión con un banco de desarrollo. Moyano no puede seguir pidiendo reparto de ganancias y 35% de aumentos de salarios”, dicen en Balcarce 50. El Gobierno insiste en un tope de 15 o 18% para las paritarias de 2012. No más. Esa es la verdadera pulseada de hoy.

Además, Cristina Kirchner dio de baja el proyecto analizado en el Gobierno para impedir el giro de utilidades al exterior. Todas señales que apuntan al crecimiento de la inversión empresaria.

El “nuevo modelo”, de sinceramiento, comprenderá más anuncios sobre recortes de subsidios la semana próxima. Se procura ahorrar 20.000 millones de pesos. Y quizás financiar un banco de desarrollo para la industria, un proyecto en ciernes.

Para todo eso, Cristina Kirchner quiere aprovechar su capital político actual: el 54 por ciento de los votos que obtuvo en octubre. Y planteó una la batalla mediática en la que ella aparece como una mujer victimizada, dolida por su situación familiar, agredida por un sindicalista de modales rústicos. Todo para ganar, sostienen en Balcarce 50.

 

*Publicado en La Nación.
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