Cada paso deja su huella. Pero el recorrido que los usuarios del SUBE hacen por la ciudad en colectivo, tren o subte queda registrado públicamente en Internet con detalle de fechas, horarios, tipo de transporte, línea e interno utilizado. Para acceder a esa información alcanza con disponer del número de la tarjeta. Un dato difícil pero no imposible de conseguir.
Cualquier usuario puede hacer el ejercicio de repasar sus viajes urbanos recurriendo:
1) Ingresar en www.sube.gob.ar/consulta-tu-saldo
2) ingresar el número de la tarjeta.
Y listo. Allí aparece el listado de transportes utilizados desde que se obtuvo el SUBE. Eso sí, todo correctamente auditado por la Dirección Nacional de Protección de Datos Personales.
Podrían darse muchos argumentos respecto de los riesgos que presenta el hecho de que cualquiera sepa a qué hora se abandona el hogar y en qué y con qué frecuencia se viaja. O simplemente recordar que la inseguridad sigue al tope de la lista de preocupaciones de la sociedad, incluso por encima de la inflación. Sin embargo, hay que asumir que ya con los datos que voluntariamente dejamos en la Web (nombre, ciudad, gustos, amigos…) es tan fácil construir una pequeña biografía como hacer un rápido análisis de inteligencia (tal vez a manos de una esposa o un esposo desconfiado).
En realidad, detrás del temor al robo de datos en el sistema SUBE -que ayer tuvo tanto furor en las redes sociales como en los puestos de distribución- se oculta el enojo de muchísimos pasajeros ante una medida compulsiva con una urgencia que los usuarios sienten ajena.
Igual, los que aún temen el robo de datos se pueden quedar tranquilos: ayer la página www.sube.gob.ar estuvo caída casi todo el día.