Doctor en Economia y Doctor en Ciencias de Dirección, miembro de las Academias Nacionales de Ciencias Económicas y de Ciencias.
En las elecciones parlamentarias de Italia del mes pasado, Giuseppe Piero Grillo (Beppe) obtuvo un apoyo electoral realmente descomunal: un veinticinco por ciento de los sufragios lo cual se traduce en ocho millones de votos. Beppe es un contador devenido en cómico y destacado showman de la televisión, de 64 años de edad, que cataliza las frustraciones de los italianos, especialmente de la gente joven asqueada con la corrupción de los políticos, con sus privilegios inauditos, sus arrogancias descomunales y sus crecientes atropellos, todo a espaldas de ciudadanos absortos con el triste y reiterado espectáculo de un bochorno sin solución de continuidad.
The Economist lo tilda de “estrella naciente”, la revista Times lo menciona como “uno de los héroes en la batalla contra la corrupción política”, Businessweek sostiene que países como “Francia necesitan un Beppe Grillo” y el semanario Zona Crítica concluye que el personaje de marras “no es un cómico sino un desinfectante”.
Beppe Grillo fundó el Movimiento Cinco Estrellas que Mario di Giorgio -director de una televisión digital en Milán- lo denomina “el movimiento antisistema”, establecido para lograr su cometido de llamar la atención al mundo sobre los estropicios de la clase política y administra un blog consultado por millones de personas en los idiomas italiano, inglés y japonés. Insiste que “se está terminando una época” y pretende contribuir al nacimiento de otra algo más oxigenada.
Algunas de sus propuestas resultan confusas como en materia de ecología y economía pero las intercala con chanzas como cuando se pregunta “si es cierto que en China todos son socialistas ¿a quien pueden robar?”. En definitiva está en línea con lo dicho por Golda Meir en el sentido que “nada es tan escandaloso como cuando nada nos escandaliza”, pero no es lo que sugiere se adopte lo que vale del ahora célebre Beppe sino, como queda dicho, el llamado de atención a la debacle de las estructuras políticas del momento en la que todos pretenden usufructuar de las mismas instituciones decadentes.
La idea de la democracia complementada con la noción republicana significa el respeto a los derechos de las minorías, el recato y la sobriedad en la administración del poder, el federalismo, la transparencia, la división de poderes, la seguridad jurídica y la igualdad ante la ley en el contexto del afianzamiento de la justicia. Hoy se ha producido una peligrosa y extendida metamorfosis de la democracia que ha mutado en cleptocracia, es decir, en gobiernos de ladrones de libertades, de propiedades y de sueños de vida. En otros términos, una burla grotesca a la buena fe de los habitantes en países del llamado mundo libre.
Cada vez más suben los impuestos para no entregar casi nada como contrapartida salvo contratiempos, mientras los consabidos fariseos de las pseudofinanzas machacan con el equilibrio fiscal no importa si los contribuyentes sobreviven al reiterado experimento. Con un poco de imaginación para salirse del brete conservador, debería prohibirse el endeudamiento público por incompatible con la democracia ya que compromete patrimonios de futuras generaciones que no participan en el proceso electoral que eligió al gobernante que contrajo la deuda. Debería también liquidarse la banca central que siempre destruye el valor del dinero y permitir que la gente elija los activos monetarios de su preferencia tal como se ha fundamentado en múltiples ensayos de gran calado y, entonces, que se las arreglen los gobernantes con ingresos presentes formados por los impuestos, al tiempo que deben estimularse y aplaudirse las rebeliones fiscales como signo de dignidad y autoestima cuando los gobiernos se extralimitan.
Como una ilustración de las preocupaciones que surgen en el seno del Movimiento Cinco Estrellas, señalo que tal vez una de las primeras medidas de un gobierno razonable debería consistir en la eliminación de todas las embajadas con sus pompas, privilegios y mansiones principescas. La embajada es una idea de la época de las carretas: debido a las muy deficientes comunicaciones al efecto de adelantarse en los acontecimientos. Hoy con las teleconferencias y demás herramientas extraordinarias que brinda la tecnología moderna, ese tipo anacrónico de diplomacia no tiene sentido alguno. Con un modesto consulado es más que suficiente. Incluso para las relaciones comerciales resultan superfluas las embajadas, por ejemplo, Guatemala no mantiene relaciones diplomáticas con China y es el país latinoamericano que más comercio exhibe con los chinos en relación a su producto.
En su muy difundido discurso ante miles y miles de jóvenes en la Piazza San Giovanni titulado “El redescubrimiento de la condición humana”, Grillo no solo se refirió a la pompa de funcionarios equivalentes a nuestro ejemplo de los embajadores y sus cortes, sino que la emprendió contra banqueros y economistas. No es para menos si se tiene en cuenta el fraude legal que significa el sistema de reserva fraccional manipulado por la banca central que permite el privilegio de usar recursos de terceros depositados “a la vista”, y cuando se producen cambios en la demanda de dinero los desfasajes son cubiertos por las autoridades del momento. No es para menos el cargar contra los economistas del establishment que con el apoyo de absurdas instituciones financieras internacionales repiten a coro la necesidad de elevar la presión tributaria y la deuda, con lo que propinan golpe tras golpe a los azorados trabajadores de todos los ramos quienes constatan una y otra vez las dádivas entregadas graciosamente a los amigos del poder, inaceptables a los ojos de cualquier persona decente. Esto así no resistirá mucho tiempo y siempre está al acecho el peligro de embestir contra un capitalismo inexistente y, por ende, acentuar los males que se pretenden remediar. En este contexto es que Giovanni Sartori sostiene que Grillo “es un demagogo sin ideas”.
De cualquier manera, como se ha consignado en otras ocasiones, los mortales nunca llegaremos a una instancia final, debemos estar en guardia permanente si queremos preservar nuestras libertades. Para ello es menester trabajar las neuronas y la imaginación a los efectos de limitar el poder. Son muchas las posibilidades pero hay tres propuestas dirigidas a los tres poderes que son de interés debatir o, de lo contrario, proponer otras vallas pero lo que no es admisible es quedarse con los brazos cruzados esperando que ocurra un milagro puesto que, como ha dicho Einstein, no es posible esperar resultados distintos si se aplican las mismas recetas.
He recordado antes que las tres propuestas pertenecen respectivamente a Hayek para el Poder Legislativo (en el tercer tomo de Derecho, legislación y libertad), a Bruno Leoni para el Judicial (en La libertad y la ley) y Montesquieu aplicable al Ejecutivo (en Del espíritu de las leyes) quien escribe que “el sufragio por sorteo está en la índole de la democracia”, con lo que los incentivos operarán en dirección a proteger vidas y haciendas dado que cualquiera puede ser elegido. Esto significa la preocupación y la ocupación en dirección a limitar las facultades de los gobernantes, es decir, limitar el poder que es precisamente lo que se requiere puesto que, como lo ha destacado Popper, el problema no radica en quien ha de gobernar sino en el establecimiento de instituciones “para que el gobierno haga el menor daño posible”.
El antedicho proceso electoral parlamentario en Italia revela atisbos esperanzadores, en medio de la sucesión de dictadores electos como ocurre en Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Bolivia, para no decir nada de la fantochada cubana y lo que viene sucediendo con un Leviatán desbocado en Argentina que deglute a pasos agigantados los restos de la tradición alberdiana que aún quedan en pie, especialmente después de la superlativa desfachatez del acuerdo con el gobierno terrorista de Irán.
Por su parte, La Stampa pone de manifiesto que “hemos votado el Parlamento más ingobernable en de la historia”, pero estas elecciones reflejan un hartazgo saludable, lo cual constituye el primer paso para una posible rectificación en el mundo de la política convencional de la época, por más que en este caso eventualmente haya que repetir las elecciones para formar gobierno si antes del 15 de marzo no se obtuviera una mayoría según manda la Constitución.
Vivimos la crisis de aparatos estatales elefantiásicos que abandonan las funciones de brindar justicia y seguridad para internarse en faenas que significan la demolición del derecho y pretenden convertir a la sociedad en un inmenso e insostenible círculo donde todos tienen las manos metidas en los bolsillos del prójimo.