Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso. Licenciado en Economía por la Universidad Católica Argentina. Es consultor económico y Profesor titular de Economía Aplicada del Master de Economía y Administración de ESEADE, profesor titular de Teoría Macroeconómica del Master de Economía y Administración de CEYCE.
La oferta y demanda de divisas depende de cuestiones económicas e institucionales. Más parches no solucionan el problema. Lo agravan.
Basta con ver la vertical caída de las reservas que viene teniendo el BCRA para advertir que la crisis se acelera. El cepo no solo no ha podido detener la pérdida de reservas sino que, además, ha perdido el mínimo ingreso de divisas que podía generarse. La razón es muy sencilla. Nadie entra a una cárcel, cierra la puerta y luego tira la llave bien lejos. Ingresar dólares a la Argentina con estas reglas de juego es lo mismo que meterse en la celda y luego tirar las llaves bien lejos. Reflejo de ellos es el fracaso del blanqueo vía el CEDIN y BAADE para atraer capitales. Nadie en su sano juicio entra en la cárcel para luego no salir y, encima, ser expoliado impositivamente. Me parece que lo que no se advierte claramente es que el problema cambiario no es solamente económico, sino también institucional, entendiendo por institucional las reglas de juego imperantes.
Veamos, si alguien me pregunta si hoy el blue a casi $ 10 es barato o caro mi respuesta, invariablemente, es: depende. ¿De qué depende? Si de golpe el equivalente un Churchill fuera presidente y su ministro de Economía fuera Ludwig Erhard (el ministro que hizo el milagro alemán de post guerra) y ambos tuvieran el apoyo de buena parte de la población, diría que el blue a $ 10 es caro. Pero como por ahora no veo ese escenario, en este contexto digo que es barato. El punto es entender que la oferta y demanda de dólares depende, entre otras variables, de las expectativas institucionales que tenga el mercado. Si se considera que no habrá ataques a la propiedad privada, que hay disciplina fiscal y monetaria, la demanda puede de dólares puede ser menor. Si la visión es que hay ataques a la propiedad privada, no se respetan las reglas de juego, hay un fenomenal desborde fiscal que tiende a agravarse y un desmadre monetario, la demanda de divisas seguramente crecen. La demanda de divisas no depende solamente de ver el saldo de balance comercial. Incluye otras variables como las mencionadas. Si a esto le agregamos que establecieron un cepo cambiario cuya eliminación va a ser tan costosa como lo fue el corralito, las tensiones cambiarias serán crecientes. En definitiva, en el mercado de cambios hay dos factores que influyen para que tienda a subir el dólar: económicos e institucionales.
Si se acepta el argumento anterior, el tema de la fuga de divisas por turismo es menor. Dardó Gasparré ha propuesto en otra nota establecer un desdoblamiento cambiario para el turismo. Sería un mercado de cambios libre al cual recurrirían aquellos que viajan al exterior y los que vienen a la Argentina. En rigor es un parche a un problema cambiario más profundo. Pero imaginemos que aceptamos ese desdoblamiento cambiario, nada impide que aquellos que quieren comprar dólares para atesoramiento recurran a ese mercado. Si el Estado no interviene en ese mercado y no hay controles como sugiere mi amigo Dardo Gasparré, no haría falta ir con el boleto de avión en la mano a comprar divisas en ese mercado. Cualquiera podría comprar dólares argumentando que va a viajar. Es más, si ese mercado operara por debajo del blue como dice Gasparré, la demanda por atesoramiento se dirigiría a ese mercado aumentando su precio hasta llevarlo al valor del blue o algún punto intermedio entre ambos. El mercado siempre arbitra comprando dónde está barato y vendiendo donde está caro. En definitiva la propuesta de Dardo no es otra cosa que hacer legal el blue. Y ahí caemos en la conveniencia o no de desdoblar los mercados. Si por cada mercadería que se importa o exporta vamos a poner en tipo de cambio diferente, la distorsión de precios relativos puede ser más aguda que la que tenemos ahora.
No hay soluciones mágicas para un país sin calidad institucional y desorden fiscal y monetario. Los parches que le vienen poniendo al modelo ya no duran. El control de precios con el pomposo nombre de mirar para cuidar es un chiste. El blanqueo fue otro chiste y el cepo un fracaso estrepitoso.
Por supuesto que pueden tomar una y mil medidas más para dilatar la pérdida de reserva, pero el problema de fondo, que es la caída del tipo de cambio real, va a seguir haciendo agujeros por debajo de la línea de flotación en el balance comercial. Si a eso le agregamos el cepo, el lío fiscal y monetario y la falta de calidad institucional, la suerte ya está echada. Ni un dólar turista puede parar el tsunami que armaron.
Es más, ese dólar turista que se transformaría en los hechos en un blue formal o financiero, produciría una mayor sobrefacturación de importaciones y subfacturación de exportaciones para aprovechar la brecha cambiaria.
Insisto una vez más, la falta de dólares no es porque hay demanda de turismo, el problema tiene que ver, entre las otras casusas que mencioné, con un tipo de cambio real que se desplomó y está igual que al fin de la tablita cambiaria de Martínez de Hoz y muy cerca de la convertibilidad. Como los únicos dólares que ingresan son por exportaciones, las que están comprometidas por el bajo tipo de cambio real y, además, habrá que ver si se mantienen favorables los términos del intercambio que tanto ayudaron como viento de cola en los últimos 10 años (los dos últimos meses muestran que los precios de exportación suben muy poco y suben mucho más los de importación), el saldo de balance comercial será cada vez más flaco y la demanda de dólares cada vez mayor por las razones apuntadas.
Para terminar insisto. No compro el argumento que esto se arregla con dos curitas y un par de aspirinas. El daño económico e institucional que han hecho en esta década es demasiado grande para salir sin problemas de todo el destrozo que han hecho.