Conectar Igualdad: sin buenos maestros, ¿de qué sirven las netbooks?

Ph.D. en Economía en la Universidad de Chicago. Rector de la Universidad del CEMA. Miembro de la Academia Nacional de Educación. Consejero Académico de Libertad y Progreso.

El pasado martes 21 de abril se conocieron las conclusiones del segundo estudio evaluativo del programa Conectar Igualdad, llevado a cabo por el Ministerio de Educación y 15 universidades nacionales. Al respecto, la agencia Télam reporta las palabras de Laura Penacca, Coordinadora del Plan Inclusión Digital Educativa: “Casi el 80 por ciento de los 4.900 estudiantes encuestados valoraron la posibilidad que les dio la netbook de extender el espacio y el tiempo del aula al interior de la familia y de la comunidad”. Por su parte, Aníbal Fernández rescató las “posibilidades que permiten las netbooks, como apreciar la información elaborada por otros, escribir, expresarse. Todo lo que encontramos en la web genera cultura y abre puertas a la investigación”.

Por supuesto más es mejor que menos y la distribución de netbooks, que Conectar Igualdad destina a estudiantes de escuelas secundarias públicas, constituye una iniciativa positiva. Sin embargo, no enfrenta las raíces de la crisis educativa que vive la Argentina.

¿Quién mejor que Steve Jobs para opinar sobre el tema? En 1995 Jobs concedió una entrevista al Instituto Smithsoniano sobre diversas temáticas, entre ellas el rol de las computadoras en la educación.

La respuesta, dándole la relevancia que tiene por provenir de Steve Jobs, fue contundente: “He donado más computadoras a más escuelas que nadie más en el mundo y estoy absolutamente convencido de que de ninguna manera es lo más importante. Lo más importante es una persona. Una persona que incite y alimente la curiosidad de los alumnos, y las máquinas no pueden hacerlo de la misma manera que una persona es capaz. Los elementos del descubrimiento están a su alrededor. Usted no necesita una computadora. Están aquí. ¿Por qué un objeto cae? (…) No necesito una computadora para interesar a un niño para que pase una semana jugando con la gravedad y tratando de entenderla, de encontrar las razones”. Además agregó: “las computadoras (…) no son maestros, si se quiere. Lo que los niños necesitan es algo más proactivo. Necesitan un guía. No necesitan un asistente”.

Sus movilizadoras respuestas en poco difieren de la opinión de Guillermo Jaime Etcheverry, quien expresa al respecto: “Creemos que la tecnología hace inteligente a las personas y a las cosas que se vinculan con ella, cuando en realidad son simplemente herramientas que, si bien facilitan enormemente muchas de las tareas del ser humano, por esa misma facilitación y por el borramiento del esfuerzo, también encierran un peligro importante”.

Es claro que es mucho más fácil pensar que la tecnología puede resolver problemas de naturaleza humana antes que enfrentarlos. Veinte años más tarde, dada la crisis educativa que enfrenta nuestro país, la opinión de Steve Jobs no debería quedar en el olvido pues, como bien sugería una de las mentes más brillantes de nuestro tiempo, ojalá los problemas educativos se solucionasen tan sólo regalando computadoras.

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