Subdirector de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas en ESEADE.
Según reflejan diversos medios de comunicación, en el último mes los precios de varios productos han aumentado de manera significativa. Desde el gobierno saliente no dudan en acusar al gobierno que está por asumir, desconociendo que las subas responden únicamente a doce años de inflación y controles de precios.
Hay cosas en nuestro país que no dejan de sorprender. Como afirmaba en Twitter Martín Tetaz, “el gobierno que se va con la cuarta inflación más alta del mundo, acusa al que todavía no asumió, de generar inflación”.
El comentario viene a cuento porque, en los últimos días, se observó que los precios de muchos productos han aumentado de manera considerable. Según reflejan diversos medios de comunicación, la harina se habría disparado un 100%, mientras que el kilo de asado trepó 30% y el pollo, el aceite o los productos de papelería subieron entre 10 y 25%. Desde el oficialismo, no dudaron en culpar al nuevo gobierno de Macri por los aumentos. Para Kicillof, por ejemplo, las subas son “consecuencia del cambio de política anunciada”.
El diario Página 12 hace días que está agitando la bandera de la “inflación macrista”. En un reciente artículo, el periodista económico Alfredo Zaiat afirmaba:
“El shock inflacionario está siendo provocado por las medidas adelantadas por Macri y sus economistas (megadevaluación, tarifazo y eliminación de retenciones), y el responsable de los aumentos de precios es el que las impulsa en forma deliberada”
Ahora bien, aunque los aumentos puntuales en los productos mencionados más arriba no pueden ser denominados técnicamente “inflación” (ya que ésta es la pérdida sostenida del poder de compra de la moneda en el tiempo) lo cierto es que este comportamiento el alza tiene un único responsable: 12 años de política inflacionista combinada con controles de precios.
Haciendo un poco de memoria y algo de investigación encontramos que el Banco Central incrementó la emisión monetaria 1140% desde diciembre de 2003. Los precios, bien medidos, subieron en el mismo período un 860%. Otro dato relevante es que desde 2007 hasta la actualidad, el Banco Central creó 450.400 millones de nuevos pesos para financiar el déficit fiscal.
Ahora bien, para intentar ocultar los efectos de tan suculenta emisión inflacionaria de dinero, el gobierno acudió a diversas modalidades para controlar precios. Entre estas, se encuentran los famosos Precios Cuidados, pero también el control del tipo de cambio, las retenciones a la exportación y el congelamiento de las tarifas de servicios públicos.
A juzgar por los resultados, los controles han sido un estrepitoso fracaso. Según revelaba hace un tiempo el diario Infobae, productos como la yerba mate, el asado o el aceite han tenido aumentos acumulados de entre 1300 y 2000% desde el año 2003 hasta hoy. Sin embargo, lo cierto es que algunos precios podrían haber subido aún más si el gobierno no hubiese acudido al control policíaco sobre ellos.
Así, con las perspectivas de una inminente reducción o eliminación de muchos de estas medidas ad-hoc para mantener reprimida a la inflación, lo que vemos es el intento de los precios por recuperar su nivel real. Pero la culpa aquí no es del gobierno que decide eliminar los controles, sino de quien, habiendo destruido el valor de la moneda, los impuso para intentar disimular su accionar.
Milton Friedman explicaba claramente este problema con su analogía de la olla a presión:
“Yo siempre dije que si se quieren analizar los controles de precios y salarios, la analogía más simple puede encontrarse en casa. Piense en una olla encima de la hornalla de la cocina. En la olla hay agua y hirviendo y esto amenaza con hacer saltar la tapa de la olla hacia arriba.
Obviamente una medida sensata sería bajar el fuego debajo de la olla. Otra cosa que puedes hacer es tomar un ladrillo y ponerlo encima de la tapa y, al mismo tiempo ¡subir el fuego!”
Resulta evidente que esta política de control de precios e inflación está condenada a terminar con un salto del agua afuera de la olla. Es simplemente eso es lo que estamos viendo hoy, resultado directo de las políticas oficiales que ya acumulan 12 años.
A futuro lo importante no será imponer más controles de precios o lanzar nuevos y ambiciosos acuerdos sociales. Bastará con bajar el fuego que está debajo de la olla. Es decir, terminar con la política de emitir dinero de manera descontrolada y destruir el poder de compra de la moneda.