Economista especializado en Desarrollo Económico, Marketing Estratégico y Mercados Internacionales. Profesor en la Universidad de Belgrano. Miembro de la Red Liberal de América Latina (RELIAL) y Miembro del Instituto de Ética y Economía Política de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.
Hoy almorzamos en ACDE con el ministro de Educación Esteban Bullrich… Estas son mis impresiones.
Mi primer comentario es para agradecer y reconocer los grandes esfuerzos personales que viene haciendo Esteban Bullrich para mejorar la educación en nuestro país.
El segundo punto es también agradecer la crudeza de su diagnóstico: “Solo uno de cada cuatro argentinos comprende lo que lee. Solo la mitad de los argentinos termina el secundario, y la mitad de quienes terminan no tienen buena comprensión de textos”. Los argentinos al menos éramos los primeros de Latinoamérica, pero es una región que está en en el último quintil del mundo. Hoy ya ni eso, estamos sextos sobre ocho países que toman el test de PISA en la región. Argentina está en el puesto 59 sobre el total de 65 países que se evalúan.
Luego, describió algunos de sus planes para recuperar el primer lugar de Latinoamérica. Aquí el primer punto me pareció excelente, ponerse del lado de los maestros y recuperar su valoración social, es la estrategia adecuada. Eso explica que el ministro luche para que les otorguen aumentos salariales superiores al resto de los empleados públicos. También busca cambiar algunas leyes.
Enviarán un proyecto al Congreso para que el Código Penal agrave las penas de cualquier delito que se cometa contra un maestro. Como anécdota, constató la diferencia de trato entre nuestra generación que usaba la palabra “maestro” como adjetivo positivo para destacar la especial habilidad de una persona con respecto a una o varias cosas: “Fulano es un maestro” (en el fútbol o tocando la guitarra…); y los chicos de hoy día que la han remplazado por “capo”: Fulano es un capo. Pero “capo”, suele ser el mandamás de una asociación ilícita, el número uno de los “vivos”. Piensa entonces el ministro que si logramos revalorizar al maestro estaremos mejorando nuestra sociedad. Un maestro, y que tal vez, no tenga exactamente el mismo significado de “docente” y mucho menos de un “trabajador de la educación”.
Se propone también mejorar la calidad de los maestros. No solo pagarles mejor, sino que ya logró que 5 provincias hagan acuerdos con Finlandia para que asesoren a centros de preparación de los docentes. Y enviarán 500 maestros a las mejores escuelas de EE.UU. todos los años. También sostuvo que otorgará incentivos para que los docentes tomen estos cursos especiales. Ganarán más los docentes mejor preparados. Además, junto con CIPPEC, desarrollarán los centros de formación continua con incentivos para que los maestros se sigan perfeccionando toda su vida.
De Singapur tomó la idea de crear otro incentivo especial para que el 10% de los mejores alumnos de cada camanda ingresen a la carrera docente: ofrecerles pagarles un 70% del salario de un docente hasta que se reciban.
La evaluación a docentes y alumnos será otra forma de incentivar la calidad educativa. Medir, no para castigar sino para ayudar a mejorar. También tomó el famoso ejemplo de “The whole in the wall”, de Sugata Mitra, para describir como los niños pueden aprender solos con una computadora. Pero agregó que la tarea del maestro cambiará, ya no será quien imparta todos los contenidos, sino que “será el testigo de la construcción colectiva de los chicos”…
Esteban explicó también el pésimo estado de la infraestructura escolar, donde 5000 de las 15.000 escuelas no tienen luz y muchas les falta agua potable. Una prioridad del gobierno será entonces dejarlas en igualdad de condiciones, todas con luz, agua, calefacción, y acceso a Internet de alta velocidad y también con impresoras 3D. Calculó que hoy Argentina gasta 5,4% del PIB en educación y que estamos icumpliendo la ley que establece que debemos gastar un 6%. Sostuvo que 5,4% podría estar bien una vez que hayamos hecho el catch up de infraestructura, pero mientras tanto debemos gastar más del 6%…
Por otra parte pidió de sumar la cartera de “Deporte” dentro del ministerio de Educación y está avanzando en una estrategia para utilizar convenios público-privados para usar las instalaciones de clubes deportivos que usualmente se encuentran vacíos en horario escolar. Para convencerlos les asegura que se respetará el principio de “quien rompe mpaga”, pero no cobrarán cuotas de socio. Sostuvo que ya hay experiencias muy positivas y que incluso los clubes suman más adelante muchos nuevos socios y se revitalizan.
Agregó también algo que considero muy importante, tratar de sumar el compromiso de toda la sociedad con la mejora en la educación.
Hasta aquí creo que la tarea es encomiable y digna de apoyo.
Mi única disidencia grave con su estrategia se da con respecto a la primera de las iniciativas que nos transmitió Esteban Bullrich: su idea es crear 3000 jardines de infantes y ampliar la instrucción obligatoria desde los tres años. Para lo cual entrenarán a las maestras jardineras y construirán nuevos edificios. Le pregunté, si dada la experiencia histórica de la mala gestión pública de la educación, no sería preferible otorgarle un bono educativo (que solo pueda usarse para pagar un jardín de infantes) y que cada padre pueda elegir la mejor institución para educar a su hijo según sus propias preferencias. Me respondió que no porque la gestión privada también ha demostrado que es muy mala en Argentina y que existen algunas escuelas públicas destacadas como el Colegio Nacional Buenos Aires o el Carlos Pellegrini, y que si bien es cierto, sostuvo el ministro, que los colegios privados tienen en promedio mejores notas que los públicos, esto se da porque los públicos no pueden elegir a los alumnos.
No hubo oportunidad para hacer una contra pregunta, pero a mis lectores les anticipo que seguiré intentando de persuadir al ministro. No me convenció, primero porque ambos colegios públicos mencionados son excepciones, no es la regla de las 15.000 escuelas; segundo porque no es del todo cierto que esos colegios públicos no tengan un sistema de filtro. Tercero, porque los vouchers eliminarían la probable corrupción en la construcción, equipamiento y mantenimiento de los 3000 nuevos establecimientos.
Pero hay una cuestión mucho más profunda, a mi juicio el Estado no tiene ningún derecho a elegir la forma de educar a los hijos de los habitantes de un país, pero mucho menos desde tan temprana edad. Los padres deben tener el DERECHO A ELEGIR LA EDUCACIÓN DE SUS HIJOS, y el Estado puede ayudar a financiar dicha educación.
Alguno me dirá que algún padre no está capacitado para decidir, es posible, pero la mayoría sí lo está. Y si en algún caso un padre es incapaz de tomar una buena decisión, esto debe ser demostrado frente a un juez de menores. Es más lógico confiar en el interés de los padres por tener la mejor educación para sus hijos, que el interés de los funcionarios, los burócratas y autoridades gubernamentales. Lógicamente, el interés de los padres por sus hijos es mucho más inmediato que el interés de dichos funcionarios.