La corrupción mata, la gratuidad corrompe
Sucesivos episodios de corrupción nos han demostrado que la misma mata. Once, Crogmanon, Castelar, las rutas precarias, el colapso energético han generado muertos y heridos por doquier.
Sucesivos episodios de corrupción nos han demostrado que la misma mata. Once, Crogmanon, Castelar, las rutas precarias, el colapso energético han generado muertos y heridos por doquier.
El populismo parece haberse puesto de moda en el mundo desarrollado justo cuando América Latina empieza a sacárselo de encima. Casi cualquier análisis de las próximas elecciones presidenciales de EE.UU. o el reciente referéndum en Reino Unido incluye referencias al populismo. Pero no hay consenso sobre la definición precisa del término y, menos aún, sobre sus causas, lo cual lleva a confusión.
Mucho se ha dicho sobre la corrupción. A estas alturas no quedan demasiadas dudas acerca de la enorme responsabilidad que le cabe a los que comenten esos delitos cuando se apropian indebidamente del dinero que la gente aporta permanentemente al Estado vía impuestos.
En estos dos siglos se sucedieron distintas políticas. Mientras el siglo XIX se sostuvo en torno a un modelo librecambista, tras la crisis del 30 sobrevino el intervencionismo estatal. La industrialización pendiente.