Existe una vieja tradición de abajofirmantes en la izquierda, en tanto que estrategia política para transmitir la idea de que son muchos, son el pueblo, son mareas, etc. Siempre hay muchas siglas, y muchos profesores entre los firmantes, para colar el bulo de que si son profesores entonces son sabios y, sobre todo, no son peligrosos, dos graves errores.