Agustín Etchebarne, economista y director general de la Fundación Libertad y Progreso, destacó que en 2016 no hubo ajuste del gasto público, sino que los únicos que ajustaron fueron los privados.
“El déficit fiscal de 2016 es mayor al del año previo. Con un 4,6% de dèficit primario y el 1,3% que es el ingreso por única vez del blanqueo (que ya está gastado por el pago a los jubilados), se llega a 5,8%, un punto más de la meta. Y a eso hay que agregarle los intereses que son aproximadamente 2,4% del PIB que también son por gasto público (y el peor de todos porque es totalmente improductivo)”, explicó Etchebarne.
“Así, el déficit total es de 8,3%, que es más que el 7,1% que tuvimos en 2015. Esto a pesar de que el primer trimestre se redujo mucho el gasto en obra pública porque se paralizó hasta que pudieron revisar todos los contratos y a pesar de que el primer año luego de la devaluaciòn el dèficit suele reducirse por menor peso del gasto en dòlares. Y tercero, a pesar de que el menor gasto que se redujo en realidad fue transferencias a privados por 0,8%, que fue el ajuste de tarifas. De modo que el gasto público no se ajustó, solo se ajustó al sector privado”, acotó el director general de Libertad y Progreso.
En la misma sintonía se expresó Aldo Abram, economista y director ejecutivo de la Fundación. “La reducción del gasto primario respecto del PBI se estima en 0,6 puntos porcentuales en 2016; por lo que, si el ahorro por reducción de subsidios a las tarifas públicas fue 0,8 puntos porcentuales, podemos inferir que la parte del gasto neto de subsidios a los servicios públicos aumentó y que el sector privado fue el que hizo todo el ajuste, aún más para compensar el aumento de las erogaciones netas de esos subsidios a los servicios públicos. O sea, no hubo un ajuste gradual, en realidad no hubo ningún ajuste del Estado Nacional en 2016, sino todo lo contrario”, señaló Abram.