Consejero Académico de Libertad y Progreso
EL PERIODICO – Hay tres asuntos económicos que destacan en esta primera mitad del invierno: los precios, los salarios y el crecimiento económico. Este último es el que nos ha dado claramente buenas noticias, en particular en un sector que nos interesa en Sotogrande, el turismo, que alcanza cifras récord.
La inflación medida por el IPC registró un repunte en diciembre del 0.9 % con respecto a noviembre, una cifra superior a la esperada, lo que empujó a la tasa interanual hasta el 1,6 %, la más elevada desde 2012. El llamado IPC armonizado subió una décima menos, mientras que la inflación subyacente, que no toma en cuenta la energía y los alimentos no elaborados, fue del 1 %.
Aquí la tentación es recurrir a los “sospechosos habituales”, y así se ha hecho: la gasolina y la comida. Pero el INE, que subrayó esos dos capítulos, también indicó otros que subieron, como los viajes, vivienda o bebidas no alcohólicas. En los meses venideros veremos a más sospechosos, probablemente, pero todo sugiere que la combinación de más crecimiento y una política monetaria muy expansiva se han traducido finalmente en inflación: conviene recordar el extenso período que hemos vivido con tasas de inflación negativas. Esa etapa, al parecer, ya es historia.
El impacto de la inflación sobre las rentas es doble. Por un lado, rebaja el nivel real de los salarios y las pensiones, y, por otro lado, recrudece las presiones políticas y sindicales para su aumento en 2017. No olvidemos que una base importante de la recuperación de la economía española fue la contención salarial: si los nuevos aumentos salariales superan a la productividad, ello afectará negativamente al empleo.
Volviendo al principio, en este panorama es crucial lo que suceda con el crecimiento económico. Por el momento, los datos siguen siendo buenos, pero el contexto nacional e internacional invita a la precaución. A escala nacional, la continua subida de impuestos, tanto de este gobierno como del anterior, conspira contra el crecimiento. En el plano internacional tenemos varios escenarios electorales en Europa, más el Brexit, aunque el crecimiento de la economía mundial no se ha frenado y el primer impacto del triunfo de Trump ha sido fortalecer al dólar y a las bolsas. El vigor de la divisa norteamericana con respecto al euro puede exportar inflación de EE UU a Europa y beneficiar a nuestras exportaciones, empezando por el turismo.