Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso. Licenciado en Economía por la Universidad Católica Argentina. Es consultor económico y Profesor titular de Economía Aplicada del Master de Economía y Administración de ESEADE, profesor titular de Teoría Macroeconómica del Master de Economía y Administración de CEYCE.
Por eso es importante insistir en limitar el poder del estado y no tanto en el voto para elegir autoridades
La dictadura chavista que hoy está cometiendo todo tipo de terrorismo de estado, encarcelando a opositores y asesinando a mansalva al pueblo venezolano surgió del voto popular. No es la primera vez que la democracia muta en dictadura. Hitler ganó las elecciones de noviembre de 1932 con el 33% de los votos. Sin embargo, por esas cosas de la historia, terminó siendo nombrado canciller estableciendo una de las dictaduras más sangrientas de la historia y sumergiendo a Europa en la Segunda Guerra Mundial.
Hay dos formas de llegar a una dictadura: 1) mediante las armas y 2) mediante el voto. En el caso 1) tenemos a Fidel Castro que bajo el argumento de luchar contra la dictadura de Batista, fue apoyado por el pueblo cubano y luego, una vez en el poder, estableció una dictadura mucho más feroz que la del sargento Fulgencio Batista. Castro se cuidó muy bien de no comunicar sus aspiraciones de establecer una dictadura comunista en Cuba y solo lo expresó abiertamente cuando tenía el control absoluto del poder armado.
Chávez primero intento llegar al poder por medio de un golpe de estado en febrero de 1992 y luego gana las elecciones presidenciales de 1998 pero escondiendo sus verdaderas intenciones de establecer una dictadura.
En nuestro país el kirchnerismo usó el voto para llegar al poder y luego, con recursos que le permitieron aplicar populismo en abundancia, quisieron “ir por todo” que no era otra cosa que establecer una dictadura simulando un sistema democrático.
Es claro que la democracia puede mutar en dictadura si los valores que imperan en una sociedad no son los de la libertad y el límite al poder del estado no es sólido. En una república democrática no solo es relevante la forma en que se eligen los gobernantes, el voto, sino que más importante aún es establecer límites al poder del estado. Es que en una democracia republicana el ciudadano se desarma y le entrega el monopolio de la fuerza al estado para que este defienda el derecho a la vida, la libertad y la propiedad de las personas. Si luego de asumido el poder mediante el voto, la persona elegida usa el monopolio de la fuerza contra los ciudadanos, la democracia republicana muta en dictadura y resulta muy difícil quitársela de encima sin derramar sangre.
En la década del 70 una ola terrorista impulsada, apoyada, entrenada y financiada por Cuba y la URSS intentaron, mediante el uso de las armas, establecer dictaduras marxistas en casi toda América Latina. Esos intentos no contaron con el apoyo de la población y fueron derrotadas por las fuerzas armadas de cada país. Unas veces manteniendo la democracia republicana y otras mediante golpes de estado. Latinoamérica fue objeto de una agresión externa bajo la forma de terrorismo. Es decir, fue un terrorismo de estado exportado por Cuba hacia los países latinoamericanos. Fidel Castro utilizó el poder del estado cubano para financiar, entrenar y apoyar el terrorismo de las diferentes bandas de terroristas. Por eso lo hecho por el ERP y Montoneros fue terrorismo de estado, pero un terrorismo de estado apátrida porque, incluso, esos terroristas traicionaron a su país para intentar tomar el poder y ponerlo bajo la órbita del poder de marxista de Fidel Castro. El objetivo subordinar la independencia Argentina a los caprichos autoritarios de Fidel.
La ola de dictaduras latinoamericanas de fines de los 90 y principios de los 2000 comprendió que el camino para conseguir el poder no pasaba tanto por las armas, sino por el apoyo del pueblo. Para eso usaron la democracia republicana para llegar al poder y una vez en el poder, con el beneficio de buenos precios internacionales de los precios de exportación, consiguieron el favor del votante repartiendo dinero a diestra y siniestra. El objetivo era: 1) ganarse el favor del votante mediante la distribución populista del ingreso y 2) ir controlando los resortes del poder usando el monopolio de la fuerza persiguiendo implacablemente a los opositores. Un verdadero terrorismo de estado surgido del voto.
Obsérvese que la mayoría de los dictadores surgidos del voto han buscado la reelección indefinida. En unos casos lo lograron y en otros el pueblo le puso un límite. Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y Cristina Fernández en Argentina son tres ejemplos. El proyecto kirchnerista era muy similar al del chavismo pero Cristina Fernández se topó con una resistencia pacífica de la población que en 2013 le cerró las puertas a la reforma constitucional y a perpetuarse en el poder.
Es que una vez que estos gobiernos autoritarios surgidos del voto van ejerciendo el poder, terminan en la corrupción y en la violación de los derechos individuales que les impide dejar el poder. Saben que pueden ir presos por corrupción y abuso del poder, por lo tanto tratan de perpetuarse en el gobierno para su propia protección. Para alcanzar ese objetivo llega un punto en que tienen que ser cada vez más violentos con la oposición, más autoritarios en la política economíca que agoniza y más arbitrarios en el uso del monopolio de la fuerza.
Por eso es importante insistir en limitar el poder del estado y no tanto en el voto para elegir autoridades. En ser absolutamente intransigentes con la redistribución arbitraria de la riqueza y el ingreso, porque es esa redistribución arbitraria de la riqueza y el ingreso el arma que usan los gobierno autoritarios para perpetuarse en el poder. Necesitan robarle el fruto de su trabajo a unos pocos para luego repartirlo entre muchos que son los que les van a dar su voto para seguir en el poder. Cuando los recursos se acaban por la misma dinámica saqueadora del gobierno, entonces la represión se hace sentir sobre los sectores más humildes, como puede verse en Venezuela.
El huevo de la serpiente para que las democracias muten en dictadura está en ese poder que se le otorga a los gobernantes para repartir la riqueza a su gusto, comprando voluntades políticas. La democracia republicana puede ser atacada por su peor enemigo, las dictaduras, gracias al llamado estado benefactor que elimina el límite que debe tener el estado.
En definitiva, la socialdemocracia ha transformado la democracia en una competencia populista para terminar estableciendo dictaduras como la chavista. Ser absolutamente severos limitando el poder del estado es la única forma de evitar que democracias republicanas terminen en feroces dictaduras como la que está padeciendo el pueblo venezolano.
Recordemos, lo importante no es solo votar para elegir las autoridades, lo más importante es limitar el poder de esas autoridades surgidas del voto.