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DIARIO LAS AMÉRICAS – “No hay concepto más importante que el de la sociedad civil para entender la peligrosidad del Estado comunista y la razón por la que este sistema fracasa en todas las latitudes”, afirmó el escritor y periodista cubano Carlos Alberto Montaner en el foro Presente y futuro de nuestras sociedades civiles, que sesionó este sábado en la escuela de leyes Rafael Díaz-Balart de Florida International University (FIU), en Miami.
“No es una casualidad que el Estado socialista, colectivista, haya fracasado en los pueblos germanos, eslavos, latinos, islámicos, asiáticos. Es impresionante la capacidad que tiene ese sistema para fracasar, incluso en las circunstancias más propicias, como es el caso de Cuba, que en 1959 se encontraba en lo que los economistas llaman una fase de despegue y sin embargo lo hundieron de una manera tal que va a ser muy difícil sacarlo de la situación en la que se encuentra”, lamentó el columnista, calificado por la revista Poder como uno de los más leídos e influyentes de lengua española.
El vicepresidente de la Internacional Liberal y presidente del Interamerican Institute for Democracy, recordó el encuentro, revelador, del pensador, político e historiador francés Alexis de Tocqueville con la sociedad civil cuando viajó por Estados Unidos en la primera mitad del siglo XIX:
“Tocqueville se quedó sorprendido por la densa trama de la sociedad civil norteamericana. ¿Qué cosa era ese concepto de sociedad civil? No eran otra cosa que todas esas organizaciones que estaban espontánea y libremente creadas por individuos, que podían asociarse lo mismo para beneficio de la gente mas pobre que entre los amantes de cierto tipo de deporte, para defender el voto de las mujeres, mil maneras distintas de vincularse, pero todas con esas características: eran espontáneas y eran libres para que los individuos se asociaran a ellas”.
Montaner señaló que esta naturaleza de las agrupaciones que forman la sociedad civil es “algo totalmente diferente a lo que es el Estado, que es una fabricación artificial, incluso en las sociedades democráticas, donde nos ponemos de acuerdo para defender intereses, valores y bienes comunes, pero que no se trata de una vinculación afectiva sino de una vinculación obligatoria, donde no hay espontaneidad y donde el individuo desaparece porque el Estado tiene el objetivo de resolver teóricamente problemas comunes. Esa diferencia es fundamental porque eso que llamamos sociedad civil, es la suma de todas esas vinculaciones espontáneas, libres e individuales que hacen que una sociedad sea realmente fuerte y que tenga un tipo de fortaleza está más allá de lo que vemos”.
“El importante sociólogo y politólogo estadounidense Robert Putnam [profesor en Harvard University y autor de Solo en la bolera y El declive del capital social, entre otros libros] ha dicho algo muy interesante y es que de los valores que se transmiten en esas agrupaciones de la sociedad civil, depende el hecho de que la democracia se mantenga. Y esto es esencial. Porque para tener una asociación de filatelia, una liga contra el cáncer, del tipo que sea, hace falta una estructura que es generalmente la expresión democrática de la mayor parte de sus socios, que tienen que elegir a las personas que van a dirigir esa organización. Quiere decir esto que la sociedad civil es algo más allá de una asociación, o de una suma de asociaciones vinculadas por intereses, principios o valores. La sociedad civil es también una forma de adiestramiento de la sociedad para la defensa de la libertad y la democracia”, destacó Montaner, quien ha ejercido como profesor universitario en diversas instituciones de América Latina y Estados Unidos y publicado más de veinticinco libros y miles de artículos.
A la interrogante de qué pasa en el totalitarismo comunista con las sociedades civiles, Montaner respondió: “De la misma manera que la sociedad civil tiende a congregar a las personas por sus intereses o principios, el Estado totalitario tiende a disgregarlos, a romper la unión de las personas, y convierte la libre asociación en un delito”.
“El Estado totalitario ha concebido una trama de organizaciones que no tienen la función de defender a los individuos, sino de colocarlos en la posición adecuada para que obedezcan a la jefatura. En el caso de Cuba, ese es el objetivo de la Federación de Mujeres Cubanas, la Federación de Estudiantes Universitarios, la Organización de Pioneros. Todas esas instituciones son verdaderos establos en donde se colocan a las personas para que obedezcan. Esa es su función y cuando alguien intenta romper ese monopolio y crear una asociación al margen del Estado, se convierte en un enemigo del pueblo y lo persiguen y nunca le dan inscripción”, aseguró el autor de títulos imprescindibles para entender los problemas socioculturales y políticos de la región como son La libertad y sus enemigos, Las raíces torcidas de América Latina, y Los latinoamericanos y la cultura occidental.
El ensayista, quien analizó en particular el caso de Cuba, desarmó la ficción del centralismo democrático, que tratan de hacer creen en los países totalitarios, “donde las organizaciones de base supuestamente discuten los problemas de la nación, pero al final sólo se hace lo que dicta el caudillo”.
“Teóricamente en la Constitución cubana se permite la libre asociación, pero en la práctica no es permitida. Y la justificación es que el Estado tiene todas las instituciones que las personas necesitan, unas por edades, otras por profesiones y otras por regiones en las que viven. Son los tres estamentos en donde se incardinan las asociaciones públicas cubanas y totalitarias en general”. Pero todas, explicó el autor de Viaje al corazón de Cuba y La agonía de América, no son más que mecanismos para controlar la sociedad e imponer el poder Estado por sobre los deseos y las necesidades individuales”.
El también analista político para CNN en español, subrayó que “los derechos y libertades no pueden estar sujetos a los intereses del Estado”, pues cuando esto ocurre se establece una peligrosa limitación capaz de aniquilar toda la sociedad civil:
“En cuba será mucho más difícil que en Venezuela reconstruir la sociedad civil, pues llevamos casi sesenta años bajo una dictadura donde la pulverización de la sociedad civil ha sido total. Como una expresión de la voluntad del gobierno, se ha aniquilado cualquier manifestación de sociedad civil y no se permite que eso resurja. Hoy en día hay una especie de lucha por conseguir que las personas se asocien al margen del Estado, pero el Estado se dedica sistemáticamente a aplastar ese esfuerzo. Esperemos que en Venezuela las cosas salgan de otro modo y que los venezolanos vean la libertad próximamente”.