Mc Mahon: Argentina debería “reducir el Estado y abrir la economía”

En el marco de la conferencia “Libertad Económica: ¿Dónde estamos? El caso argentino en el Índice de Libertad Económica del Instituto Fraser” dictada por Fred Mc Mahon del Fraser Institute y Martín Krause de Libertad y Progreso que se celebrará este jueves, cronista.com entrevistó al economista canadiense, autor del índice e integrante del think tank dedicado a “medir, estudiar, y comunicar el impacto de los mercados competitivos y la intervención gubernamental en el bienestar de los individuos”.

¿En qué consiste el grado de libertad económica de un país?

Este índice mide el grado en que las políticas e instituciones de los países procuran la libertad económica. Para construir el índice se utilizan 42 variables que abarcan cinco grandes áreas: tamaño del Estado, sistema legal y derechos de propiedad, solidez monetaria, libertad de comercio internacional y el nivel de regulación de la economía.

En la Argentina existe un debate entre oficialismo y oposición acerca de si de haber ganado Scioli habría un escenario similar al de Venezuela. ¿Cuál es su opinión basada en los parámetros de libertad económica?

Si se analiza la medida de libertad económica, hay cuestiones muy interesantes que surgen del análisis. La primera es que la gente suele culpar a Hugo Chávez por la caída en los estándares de libertad económica en Venezuela. pero no es exactamente el caso. En el año 1970 Venezuela tenía la economía más rica de latinoamérica y ocupaba el puesto número diez en el ránking de libertad económica del mundo. El proceso de caída en los índices de libertad económica se viene dando en los últimos 40 años y se debe, principalmente al “capitalismo de amigos” y el tamaño del Estado creciendo muy por encima del PBI, en conjunto con barreras arancelarias oficiales y no oficiales (coimas).

La caída en estos indicadores en Argentina y Venezuela en los últimos doce años ha sido igual, sólo que partiendo de niveles diferentes, Venezuela ya venía deteriorada. De haber continuado la Argentina con la tendencia que se observaba hasta 2014 (último relevamiento del índice) en términos de libertad económica, quizás hubiera tomado diez o doce años llegar a una situación similar a la de Venezuela.

La Argentina ocupa el número 140 sobre 159 países relevados en términos de tamaño del Estado sobre PBI. Si bien Macri se comprometió a simplificar y achicar la estructura del Estado, según surge de datos oficiales, la misma, cuando se incluyen las provincias, se ha incrementado. ¿Es posible desandar ese camino?

El gran problema de desandar estas políticas e iniciar un cambio es que la población está peor durante un tiempo. Primero se debe reducir el tamaño del estado, deshacerse de actividades económicas improductivas y eliminar controles de precios, pero una vez superado ese cimbronazo, la economía comienza inevitablemente a crecer. Esto requiere un apoyo inicial y un consenso muy grande por parte de la población. La Argentina es una excepción global en términos de lo elevado del tamaño de su aparato estatal medido en comparación con su PBI.

¿Qué países han podido revertir esta tendencia?

En Canadá, durante la gestión del primer ministro Jean Chrétien (1993-2003), perteneciente al Partido Liberal posicionado a la izquierda del Partido Conservador (identificado con la derecha), se recortó el tamaño del Estado más de lo que Margaret Thatcher o Ronald Reagan hicieron durante sus gestiones.

Chrétien llegó al gobierno prometiendo no recortar el tamaño del Estado sino más bien aumentarlo. Durante el primer ejercicio no modificó las cuentas, pero al tiempo se dirigió a la población y les explico que iban camino a tener grandes problema económicos a menos que controlaron el gasto.

Desde la cartera de Hacienda se inició la gestión anunciando una baja en el gasto público que comenzó, por ejemplo, con la reducción de subsidios a la energía; luego se sostuvo que “el gasto se iba a mantener estable en términos reales” y recientemente el ministro Dietrich dijo que “no va a haber ajuste fiscal después de las elecciones”. ¿Cuál es su opinión al respecto?

Es esencial comunicar bien a la población lo que es necesario hacer para mantener la salud de la economía Quizás no tengas el apoyo de la mayoría, pero al menos debes obtener el apoyo suficiente como para comenzar las reformas. El principal problema de la Argentina es la incertidumbre, y si no reduce el tamaño de su Estado, es como si cargara un ancla colgada del cuello, es dinero que podría estar destinando a la inversión y por ende, al crecimiento económico. El Gobierno debe colaborar brindándole a la gente certidumbre y confianza; y de esa manera avanzar con las reformas.

La Argentina tiene un sistema tributario con impuestos de los tres niveles de gobierno: Nación, provincias y municipios. La Corte Suprema, tomando como base la Constitución, ha sostenido que la carga tributaria es confiscatoria por encima del 33%. Sin embargo, dependiendo del sector, hay industrias que tributan por encima de ese nivel. ¿Cómo se ve afectada la libertad económica?

Es un desafío para muchos países armonizar el sistema tributario, pero cuando se llega a esos niveles de carga tributaria no solo se violan los derechos de propiedad, también se mata la creación de empleo y riqueza. Si invertís en la Argentina para crear empleo, todo el riesgo corre por tu cuenta . Si el gobierno toma la mitad de tus ingresos, ¿Cuál es el incentivo para iniciar un negocio y crear fuentes de trabajo? No sólo se trata de violación de los derechos de propiedad, algo que suena muy teórico, sino que es una violación a la prosperidad futura en la Argentina.

¿Por qué el votante, cuando siente que la economía está mal o ve amenazada su fuente de trabajo, ve al proteccionismo económico como una solución?

La gente siempre siente temor frente a los cambios y acerca de cómo estos la afectarán. La economía mundial está bajo un proceso de transformación, principalmente por el avance tecnológico y, en menor medida, por la globalización. De todas formas, es importante no sobreestimar lo que está ocurriendo en el mundo. Donald Trumpobtuvo menos votos que Hillary Clinton, pese a que ganó y sus niveles de popularidad son los más bajos que los de cualquier otro presidente en el mundo en este momento. El primer ministro de Canadá Justin Trudeau, si bien posee inclinaciones políticas más bien orientadas hacia la izquierda, tiene una postura muy favorable al libre comercio. Otro ejemplo es el presidente electo en Francia, Emmanuel Macron, un ferviente defensor del libre comercio, probablemente más que cualquier otro presidente en la historia de Francia.

En la Argentina ha renacido un debate entre lo que significa ser liberal y libertario. ¿Podría explicar la diferencia, según su punto de vista?

Yo me defino como una persona con ideas liberales en lo económico, eso significa que quiero seguridad jurídica, libertad de mercado, un gobierno con poder limitado. Hasta ahí llego. Un libertario, seguramente tenga ideas liberales en lo económico, pero también apoya cuestiones como el aborto, casamiento entre personas del mismo sexo y legalización de las drogas.

En la Argentina, la palabra liberal o neoliberal está asociada al proceso de privatizaciones, destrucción de empleo y caída en la producción que ocurrió en los noventas. ¿Esto ocurre en el resto del mundo?

En muchos países, sí. Después de año 2000, el FMI forzó a muchos países árabes, principalmente Egipto y Túnez para que adopten una política de libre mercado. La gente tendió a pensar que eso era neoliberalismo y comenzó a utilizarlo como un insulto, pero la cuestión no pasó por ahí, lo que se generó fue un “capitalismo de amigos”. En Egipto, pocas familias controlaron la riqueza del país a través del Estado y las empresas fueron privatizadas a manos de amigos. Lo mismo ocurrió en Túnez.

Esto no tiene relación con lo que implica la libertad de mercado. Es crucial marcar la diferencia entre lo que significa un capitalismo de amigos y el libre mercado. El libre mercado está presente cuando el hijo de un obrero puede empezar un pequeño negocio y hacerse rico. Por el contrario, en un capitalismo de amigos, las regulaciones detienen a esa persona que está empezando un negocio y alguien poderoso y con conexiones con el gobierno lo aplasta si trata de competir.

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