Nota de Infoabae donde consultan a los directores de Libertad y Progreso Aldo Abram y Agustín Etchebarne.
Se trataba de la noticia más esperada por los agentes financieros del país y también del Gobierno: el anuncio de que la Argentina regresaba tras ocho años al club de “mercados emergentes”, del que se había ausentado desde 2009.
La llegada de una administración considerada amiga por los centros financieros y el regreso del país a los mercados de crédito, tras un histórico default de deuda en 2002 y cinco años de restricciones cambiarias, abonaban las expectativas de una mejora en el estatus en el influyente índice MSCI, seguido al pie de la letra por los grandes fondos de inversión mundiales.
Pero el banco de inversión Morgan Stanley decidió este martes mantener en revisión la reclasificación de la Argentina como “mercado emergente” y anunció que esta posibilidad será tratada el año próximo “como parte de la revisión anual de calificación de mercado 2018“, que se traduciría en un eventual flujo masivo de dólares recién en 2019.
Analistas financieros coincidieron en que la noticia cambia las previsiones de precios de activos y también del dólar, cuando el índice Merval de acciones líderes de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires acumuló una ganancia de 28% en pesos y 26% medido en dólares en menos de seis meses transcurridos en 2017, un rendimiento incomparable en los parámetros globales.
La Bolsa argentina acumulaba ganancias de 26% en dólares en 2017, algo inédito en el mundo
El economista y consultor Aldo Abram, director Ejecutivo de Libertad y Progreso, evaluó que “seguramente la decisión va a tener una repercusión en los mercados este miércoles. Mucha gente apostó al cambio de calificación y el arribo de fondos con mucha capacidad de compra de activos”.
“El impacto inicial va a ser negativo, pero no va a cambiar el efecto de fondo, que es alcista a largo plazo. En lo inmediato, el mercado va tener desarrollo correctivo y es probable una reacción de cobertura hacia el dólar, que ya vino subiendo en las últimas jornadas”, aseguró a InfobaeRuben Ullúa, analista técnico especializado en acciones, materias primas y divisas.
Incluso, luego de una toma de ganancias en junio, el Merval retomó la senda alcista en las dos últimas ruedas de negocios, con un repunte de más de 3%, hasta los 21.657 puntos y muy cerca del récord histórico de 22.518 enteros del 2 de junio pasado.
“Esperemos que el efecto sobre los precios en la Bolsa no sea tan doloroso”, comentó a Infobae Nery Persichini, economista de MB Inversiones, quien adelantó que podría registrarse una fuerte toma de ganancias este miércoles, después de una jornada sin operaciones por el feriado del Día de la Bandera.
Muchos inversores locales habían apostado a la mejora de calificación y el arribo de fondos internacionales
Para Germán Fermo, director de la Maestría de Finanzas de la Universidad Di Tella “se puede venir una sangría de precios fenomenal en la Bolsa”, a la vez que “cualquier bono largo argentino va a estar ahora bajo presión“, después de que el Ministerio de Finanzas emitió un título en dólares a 100 años, con una tasa de interés sobre el 7%, que luego del anuncio de MSCI parece un rendimiento ventajoso para el país.
“A las acciones probablemente se las reviente por el aire, porque hace siete meses que vienen subiendo y algunas duplicaron el precio en dólares, sólo por expectativas del ingreso a emergentes. Distinto es lo que puede suceder con los bonos, porque desde el inicio de año los títulos a más largo plazo están prácticamente a los mismos niveles“, graficó Fermo. “Lo que pasa es que no era un mercado fundamental sino que subía por expectativa de flujo de dólares. Además, hay que estar atentos al tipo de cambio, porque un salto del dólar también va a golpear el precio de las acciones”.
Jorge Compagnucci, analista de TMG, aporto una visión más global sobre los activos argentinos. Advirtió que “se trata de una expectativa más de frustración para el Gobierno, pero peligrosa para estos momentos que estamos encarando el inicio de un ciclo de dos años, sobre la última etapa del gran derrumbe emergente, que gatillará un marco de tensión hacia la divisa en las próximas semanas”. La debilidad de los indicadores económicos y financieros de Brasil en los últimos años fue prueba de ello.