Por Wenceslao Arias.
Este febrero tuve la suerte de visitar Cuba. Pero no fui a Varadero ni a los Cayos. En cambio, fui a La Habana, a Trinidad, a Cienfuegos y a Santa Clara, ciudades en las que recorrí los barrios más marginales para hablar con las personas y entender cómo se vive en uno de los pocos países comunistas que siguen existiendo.
En Cuba las zonas turístisticas están separadas de aquellas que frecuentan los locales. La mayoría de los extranjeros nunca comen donde comen los cubanos ni utilizan los mismos medios de transporte que utilizan ellos. Comprobé personalmente que la policía puede interrogar e incluso detener a los cubanos que intentan acercarse a los extranjeros si no se dedican a una actividad turística.
Se teme a los agentes encubiertos del gobierno, he visto policías de civil en las calles, y algunas personas me han preguntado, temerosas, si yo era un agente comunista. Es difícil que las personas hablen acerca de sus problemas, sus necesidades y del descontento con el régimen comunista. Recién cuando entran en confianza comienzan a contarle a uno la verdad sobre Cuba, esa verdad que está oculta para los turistas.
A través de los relatos de cubanos comprendí que todo en Cuba tiene dos caras. En el país isleño circulan dos monedas: el CUC o peso convertible, que equivale a poco más de un euro, y el CUP o peso moneda nacional cuyo valor es de 24 CUP por un CUC.
Los turistas se manejan en moneda convertible y solo los cubanos que trabajan en turismo tienen acceso a ella. Los sueldos y las cosas que compran la mayoría de los cubanos, en cambio, se miden en CUP. Los productos y servicios que se venden en CUC simplemente son demasiado caros para ellos.
LOS CAMBIOS INTRODUCIDOS POR RAÚL
Casi todo pertenece al Estado y es controlado por éste. Mientras gobernaba Fidel Castro, ninguna iniciativa privada era legal. Recién tras su muerte, Raúl Castro introdujo una serie de reformas para liberar un poco la economía que lleva años con problemas de estancamiento, caída en la producción y desabastecimiento.
Desde entonces los cubanos tienen permitido comprar y vender sus autos y casas. También pueden ejercer algunas actividades en forma particular pagando impuestos al Estado, dentro de lo que llaman “sector no estatal”. Entre ellas se encuentran el servicio de taxi, tener un hotel o casa de alquiler, tener un restaurante o proveer un servicio como diseño de software o páginas web.
Con las reformas de Raúl, como el Estado se encontraba sin recursos, alrededor de 500.000 cubanos que trabajaban para el Estado fueron declarados “prescindibles” y se vieron obligados a salir a buscar trabajo.
La crisis económica comenzó en los 90 cuando, tras la caída de la URSS, Cuba dejó de recibir la ayuda económica y tecnológica del bloque comunista. Esto marcó el comienzo de lo que se denomina “Periodo Especial”. Gracias a la amistad de Castro con Hugo Chávez, desde el 2004 al 2016 Cuba recibió barriles de petróleo subsidiados de Venezuela, que la isla utilizaba para generar energía o revendía en el mercado a un precio mayor. A cambio, Cuba brindaba a Venezuela el servicio de varios centenares de médicos y asesores militares. Debido a la crisis económica venezolana estos envíos fueron disminuyendo.
La economía de la isla hoy en día se mantiene gracias a los ingresos por turismo y los más de 5 mil millones de dólares que ingresan todos los años en concepto de remesas. Además, la economía cubana se ve afectada desde 1960 por un bloqueo comercial y financiero por parte de Estados Unidos.
LA EDUCACIÓN, EL EMPLEO Y LOS SUELDOS
La educación primaria y secundaria es gratuita y obligatoria, por lo que en Cuba prácticamente no hay analfabetismo. La educación universitaria y de posgrado también es gratuita y acceden a ella quienes aprueban una serie de exámenes académicos, de cuyos resultados depende que carrera pueden seguir.
Sin embargo, muchos cubanos no encuentran trabajo dentro de su profesión y si encuentran el salario promedio es alrededor de 20 euros al mes y no alcanza para subsistir. Un médico puede llegar a ganar 60 euros, mientras que los profesores universitarios, ingenieros informáticos o policías ganan entre 25 y 35. Los jubilados, en promedio, cobran una pensión de 15 euros al mes.
Además de los sueldos, los cubanos tiene derecho a una canasta mensual de alimentos que, según me han dicho, apenas les dura dos semanas. La cantidad y calidad de los productos ha disminuido considerablemente en los últimos años. Además de pan, reciben aceite, porotos, huevos, arroz y leche.
EL COSTO DE VIDA
El costo de vida de los cubanos ha subido mucho en los últimos años, dejando muy por detrás al aumento de los sueldos. Hoy en día, para sobrevivir en Cuba, una persona necesita mínimo 80 euros; muy por encima de los sueldos que reciben quienes trabajan para el Estado. La gran mayoría de las personas que viven en la isla sufre de muchas necesidades y carencias, o porque no les alcanza el dinero o porque no se puede conseguir aquello que necesitan.
Hay desabastecimiento de muchos productos de primera necesidad, como el jabón y el pan. La carne vacuna es para ellos un lujo inaccesible al que muchas veces solo pueden acceder comprando en el mercado negro, que es de mala calidad, viene con pelos y no hay forma de conocer su origen.
Durante mi viaje conocí médicos, ingenieros, veterinarios, arquitectos y profesores que trabajan como taxistas para sobrevivir. La distorsión es tal que un cochero a caballo gana aproximadamente 4 veces más que un ingeniero. El panorama para las mujeres es más dramático aún, ya que la mayoría de ellas se prostituye.
Quienes se dedican al turismo son más afortunados porque pueden acceder a CUCs. Estas actividades incluyen manejar un taxi, organizar excursiones, tener un restaurante para turistas, trabajar en un hotel o alquilarle habitaciones a los extranjeros. La diferencia de ingresos se puede ver, por ejemplo, en los restaurantes para turistas, con precios entre 10 y 30 euros el plato, mientras que los restaurantes para locales cuestan entre 1 y 2 euros.
Otra forma, de hecho muy común, para sobrevivir es robarle al Estado. Se roban las tapas de las alcantarillas en las calles, las vías de tren, los trenes viejos, los postes de luz, los cables y cualquier cosa de valor que haya en la vía pública para revenderla en el mercado negro o como chatarra. Los empleados de las fabricas se roban gran parte de la producción para venderla en el mercado negro a menor precio. Esto sucede en todos los rubros.
EL SISTEMA DE SALUD:
El otro gran orgullo de la revolución y sus partidarios es el sistema de salud gratuito y la calidad de médicos que hay en la isla. Todos los hospitales, salas de atención y farmacias pertenecen al Estado. Aunque es verdad que la cantidad de graduados de medicina es mucho mayor al de otros países, el sistema tiene muchos problemas. Faltan insumos y muchas veces es necesario pagar extra para ser atendido correctamente. Una de las principales causas de la falta de medicamentos es que los farmacéuticos, enfermeros y médicos están muy mal pagos, entonces se roban los medicamentos para venderlos en el mercado negro.
LA SEGURIDAD
La seguridad que hay en las calles de todo el país es impresionante. Casi no hay delitos callejeros, violencia, drogas, ni narcotráfico. Sin embargo, esto tiene un costo muy alto: los cubanos sufren de un Estado dictatorial policial y de la reversión del principio básico de la justicia ya que ante cualquier sospecha son considerados culpables hasta que demuestren lo contrario. La policía militarizada y los agentes secretos tienen un control absoluto y temerario de las calles, razón por la cual los cubanos ni si quiera pueden hablar en contra del régimen con tranquilidad. He conocido algunos que han estado presos por expresar opiniones diferentes.
INFRAESTRUCTURA
La infraestructura de la isla está en condiciones ruinosas. Los aeropuertos y las rutas parecen tener 50 años. Los pocos trenes que hay viajan a menos de 40 km por hora y en su mayoría, al igual que las vías, son herencia de las inversiones inglesas y americanas anteriores a la revolución. Son lentos e impuntuales, casi inutilizables. La mayoría de los autos y camiones son los famosos autos antiguos de los años 50, previos a la revolución.
También faltan viviendas y muchas de las que hay se encuentran semi destruidas. He visto familias con dos hijos viviendo en una sola habitación, con un solo baño, sin agua corriente. También hay casas en las que viven hasta cuatro generaciones juntas (más de 20 personas).
La industria está en total decadencia. Con respecto a la industria de consumo, solo producen habanos, café, azúcar y ron. Todas las herramientas, electrodomésticos y productos electrónicos son anteriores a la revolución, de la unión soviética o importados de China en los últimos años.
La situación de la agricultura es también decadente. La producción de azúcar es cada vez menor. En 1959 la isla produjo más de 6 millones de toneladas y en 1989 superó los 8 millones, mientras que hoy no produce más de 2,5 millones.
CORRUPCIÓN:
En Cuba la corrupción es la regla y alcanza todos los niveles del Estado. Además, los burócratas del Estado exigen una “ayuda” para cumplir con su trabajo. Los policías e inspectores exigen coimas para pasar por alto infracciones o evasiones a la ley. Estos sobornos no son altos para aquellos que tienen ingresos en CUC, por lo que los cubanos más ricos constantemente cometen infracciones con la connivencia de los inspectores del Estado. Por otro lado, se sospecha que los líderes del Estado cubano y los miembros del partido comunista tienen muchos privilegios y se enriquecen a costa de las arcas públicas.
LIBERTADES:
Los cubanos, además, sufren de la falta de algunas libertades consideradas fundamentales en el resto del mundo. Una de ellas es la libertad de expresión. En la isla caribeña no se puede expresar públicamente una opinión contraria a la oficial. El pueblo de Cuba teme hablar en contra del régimen porque pueden ser espiados, perseguidos e incluso encarcelados por hacerlo.
Otra falta de libertad es la prohibición de viajar. Es cierto que desde las reformas de Raúl, legalmente se les permite a los Cubanos salir de la Isla si realizan ciertos trámites previos. Sin embargo, en la práctica esto sigue siendo imposible para la gran mayoría de los isleños, ya que es muy costoso. ¿Cómo podrían comprar un pasaje de avión cuando su sueldo promedio es de 30 euros por mes? También hay prohibiciones para moverse dentro de la isla: los cubanos no pueden ir a los Cayos, ni a lugares como Varadero.
SOCIEDAD
Las primeras generaciones que se graduaron con la revolución hoy tienen entre 60 y 80 años y son los más críticos del régimen. Ellos fueron testigos de cómo la Revolución le quitó todo a los cubanos que tenían algo. Muchos de ellos dedicaron su vida a trabajar y se esforzaron por la promesa socialista de un futuro mejor. En general, tuvieron pocos hijos y se sacrificaron mucho. Sin embargo, hoy sienten que fueron engañados porque no tienen absolutamente nada y no ven una realidad mejor para sus hijos y nietos.
Similarmente, las siguientes generaciones, que hoy tienen entre 30 y 60 años, son críticos del sistema, de lo mal que está la economía y de todas las privaciones que sufren. Son conscientes de que viven en una dictadura y ya no tienen esperanza de mejorar o poder irse.
La generación que se crió en el periodo especial (a partir de 1991) y cuyos integrantes hoy tienen entre 18 y 28 años es muy displicente hacia el régimen socialista. Dicen ser indiferentes al sistema: a ellos no les cambia. Es una generación desesperanzada que no piensa en el futuro porque para ellos no hay cambio posible y no hay alternativas.
En cambio, entre los niños y adolescentes en edad escolar si pude percibir esperanza. Sueñan con estudiar y trabajar de lo que les guste, algunos incluso sueñan con viajar. Critican el régimen y están interesados en lo que sucede afuera. A estos jóvenes no les interesa ni se sienten identificados con la Revolución, ni con sus ideales, ni con sus héroes. Ellos saben más de la liga española de fútbol que de la historia de la Revolución.
Personalmente creo que el sistema socialista, al reducir las opciones y las posibilidades de elección que tienen los ciudadanos (no hay muchas marcas, productos, posibles destinos, lugares de vacaciones, ni diferentes trabajos, etc), reduce el nivel de ansiedad y angustia que sufren. Al no tener que decidir sobre tantas cosas, no tienen responsabilidad sobre su futuro y viven el día a día. Sin embargo, considero que el precio que pagan por ello es demasiado alto, sobre todo teniendo en cuenta que están obligados a vivir así y no tienen otra opción. Otra discusión es si son más felices las personas en la Cuba comunista que en los países capitalistas, pero es difícil dar una respuesta objetiva a esa pregunta.