Economista especializado en Desarrollo Económico, Marketing Estratégico y Mercados Internacionales. Profesor en la Universidad de Belgrano. Miembro de la Red Liberal de América Latina (RELIAL) y Miembro del Instituto de Ética y Economía Política de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.
IPROFESIONAL – Para muchos veteranos de la City, no hay encuesta más acertada ni que tenga más valor: en vez de mirar la intención de voto de cada candidato surgida de los sondeos, prefieren poner la lupa sobre los movimientos del dólar.
Siempre hipersensible y predispuesto a conductas defensivas ante situaciones que puedan cambiar el contexto, el mercado suele adelantarse a las urnas, provocando subas del dólar, rallies bursátiles o demandas de bonos, según cuál sea el caso. Por eso, en los últimos días, uno de los temas de conversación preferidos entre los profesionales del microcentro fue el cambio de “conducta” del billete verde entre la previa de las PASO y este final de la campaña para las legislativas.
Transitó desde un frenesí desesperado en las semanas anteriores a las primarias del 13 de agosto -cuando pasó los $18 al público y el Banco Central tuvo que abandonar su neutralidad para salir de apuro a vender u$s1.500 millones- a una tranquilidad actual inusitada antes de los sufragios finales del próximo domingo, con una cotización casi planchada.
El minorista permaneció durante todo octubre en la franja de los $17,60 y $17,77, sin necesidad que la entidad monetaria tuviese que intervenir.
Es decir, dos meses después de las PASO, el dólar vale actualmente 2% menos que en aquél entonces, en sentido opuesto a una inflación que sólo en ese lapso fue de más de 3%.
Incluso, también en la plaza informal el blue cayó de un máximo de $18,43 que tocó antes de las elecciones de agosto, al actual precio en torno a los $18.
Dos momentos
La explicación que brinda la City a estos dos momentos tan diferentes que se vivieron durante el período electoral, es que antes de la primera votación existía mucha incertidumbre entre los inversores respecto al apoyo real que tenía el Gobierno en la población para poder avanzar con su agenda de reformas económicas.
Desde lo político, se agregaba a la “receta explosiva” para que se incremente el temor la vuelta a escena de Cristina Kirchner, al confirmar a fines de junio pasado que se iba a presentar a competir por un cargo legislativo.
La consecuencia a todo este contexto fue lógica: muchos ahorristas se volcaron a comprar dólares, el refugio más “palpable” y clásico de los argentinos en todos los momentos históricos marcados por la incertidumbre.
“Siempre los inversores se ponen nerviosos antes de las elecciones, es un clásico en Argentina ese comportamiento y hay alguna dolarización de carteras”, recuerda a iProfesional Eric Ritondale, Economista Senior de Econviews.
Aunque después de las PASO el clima de los argentinos cambió, ya que los resultados contundentes que alcanzó el Gobierno, mejores de lo esperado por varios analistas, generó una mayor confianza y tranquilidad para la ronda definitiva del domingo.
“El mercado ya descontó un triunfo de Cambiemos para octubre enProvincia de Buenos Aires por menos de tres puntos”, agrega Ritondale.
De hecho, esta tranquilidad de la City fue reflejada por el propio presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, cuando el pasado miércoles, durante la presentación del informe de Política Monetaria del organismo, recordó que días atrás los empresarios dijeron en el Coloquio de IDEA que el problema más acuciante que afrontan es la inflación.
Pero “nadie nombró al tipo de cambio”, citó como extrañeza el funcionario del BCRA.
Algo muy distante a lo que ocurrió hace no mucho tiempo atrás, a principios de agosto, cuando pasó los $18 y no encontraba su techo, lo que generó que muchos economistas pidan desesperadamente que el organismo monetario intervenga para frenar su escalada. Hecho que finalmente ocurrió, en especial la semana previa a los sufragios, a un alto costo de más de u$s1.500 millones solamente en esos cinco días.
Ahora, con el clima político más claro a que el domingo los resultados sean favorables para el Gobierno, en una plaza con un dólar “tranquilo”, los ahorristas miran las tasas de interés en pesos, ya que los instrumentos en moneda nacional, como las Lebac, ofrecen una rentabilidad mínima de 26,50% anual.
Es decir, casi el doble de lo que se calcula que avanzará el billete estadounidense en todo el año, según los pronósticos de los analistas.
“A diferencia de la elección anterior de las PASO, hoy la pauta es que tanto empresas, bancos e inversores no están preocupados por el valor del dólar”, opina Fernando Izzo, operador de ABC Cambios.
Y acota: “Va a seguir predominando el valor del peso contra el dólaren el mercado financiero”.
Según los operadores cambiarios, la demanda de dólares que efectuaron los bancos en los últimos días “no fue para sumar posiciones en divisas para resguardo de capital por las elecciones del próximo fin de semana, sino para pagar obligaciones comerciales con el exterior”.
De hecho, en septiembre bajó la cantidad de gente que compró en el mercado cambiario en alrededor de un 15%, y disminuyó el monto total demandando en alrededor de 20%, al registrarse u$s2.789 millones, según el último informe del BCRA.
En sintonía, Hugo Scopetani, director de Sudamericana de Finanzas, también considera que: “No existe la inquietud de dolarizar carteras y eso se ve reflejado fundamentalmente en la baja en el volumen de operaciones en el Mercado Libre de Cambios, tanto por parte de empresas como de inversores privados. Hoy, sin duda, el Banco Central es el dueño de la política cambiaria del país”.
A estos factores, el economista Agustín Etchebarne, director general de la Fundación Libertad y Progreso, agrega que también “hay que considerar el contexto internacional”.
Es que antes de las PASO “había gran incertidumbre sobre la continuidad del presidente Temer en Brasil”, hecho que ahora, y por el momento, se ha disipado.
Y a ello agrega un tercer motivo que influye en esta calma cambiaria, que es que “la economía ahora está en clara recuperación, ya nadie lo discute”.
Después del 22 de octubre
Más allá del cercano camino al domingo, muchos ahorristas se preguntan qué ocurrirá “el día después” a las elecciones con el dólar.
La respuesta inmediata es otorgada por el mismo mercado, que es el que casi siempre se anticipa a los hechos.
Según las negociaciones registradas el último jueves en el mercado de futuros y opciones del Rofex, para fin de diciembre, los inversores negociaron un tipo de cambio de $18,25, por lo que se estima que la devaluación en todo 2017 sería de alrededor de 15 por ciento.
En resumen, es un porcentaje muy inferior a la inflación estimada por los economistas para el año, que es de 22,9%.
Una cifra similar es convalidada por el informe de este mes de FocusEconomics, donde el consenso de los expertos financieros relevados sostiene que el billete estadounidense cerrará el 2017 en $17,99, lo que representa un retroceso de nueve centavos respecto a los $18,08 considerados en el relevamiento de septiembre.
Para el economista Eduardo Levy Yeyati sería “más cómodo un dólarencima de los $20, pero hoy todo juega a favor de un dólar más barato”.
Igualmente, para Carla Calá, economista del IERAL Fundación Mediterránea, con un tipo de cambio más tranquilo que en la previa de las PASO, el tipo de cambio real multilateral es 21% más competitivo que en noviembre de 2015.
Aunque este indicador disminuye en la medición bilateral (dólar/peso), ya que la mejora de competitividad es de sólo 9%respecto a dos años atrás.
“El tipo de cambio bilateral con Brasil luce, en términos reales, más competitivo en relación a noviembre de 2015 (25 puntos porcentuales), pero menos competitivo considerando los últimos 19 años (20 puntos)”, resume Calá.
Respecto al atraso cambiario, Etchebarne considera que después de las elecciones se espera que “el peso se diga depreciando, por el simple hecho de que se sigue emitiendo pesos, tanto para financiar al Tesoro como para comprar divisas que entran por endeudamiento”.
Aunque aclara que, por el momento, “el aumento del tipo de cambio es probable que sea inferior a la inflación, generando un retraso cambiario, que se debe al endeudamiento externo utilizado para financiar gasto público“.
Por este motivo, aclara que “la historia nos muestra que si no se hacen las reformas estructurales, en algún momento vuelve una crisis por desconfianza y saltará nuevamente el precio del dólar“.
En este tema, un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea analiza que una opción para frenar el ritmo de la emisión monetaria sería dejar de incrementar las reservas, pero aclara que esto dejaría vulnerable al país en caso de shocks externos y, en lo inmediato, acentuaría el problema del atraso cambiario.
Otra opción que propone es la de subir aún más la tasa de interéspara retirar más pesos de la economía, pero aclara que esto haría crecer más rápido la deuda remunerada del BCRA. “Es de esperar que una política fiscal más ajustada salga al rescate de la política antiinflacionaria“, concluye.
También Scopetani muestra “profundas dudas sobre el futuro” ya que Argentina es un “país que está funcionando con un volumen entre letras y pases con más de dos veces su base monetaria, simplemente para poder conseguir las metas de inflación que se ha propuesto el BCRA y que todavía no ha logrado”.
Es decir, los analistas indican que el Gobierno deberá “irremediablemente” tomar en el futuro otro tipo de decisiones monetarias. Si no, esta política “terminará siendo imposible de mantener”, finaliza Scopetani.