EL TERRITORIO – El economista Aldo Abram advirtió que el principal problema a resolver durante este año es la reducción del déficit público porque desde su punto de vista “si no entendemos que un Estado debe funcionar con lo que recauda y que no se puede gastar más de lo que entra, cualquier reforma será solo un parche momentáneo”.
El director de la Fundación Libertad y Progreso recibió a El Territorio en la sede de esa organización no gubernamental ubicada en el centro porteño para dialogar sobre el paquete de medidas que lanzó el gobierno nacional el pasado fin de año que incluyeron leyes previsionales, fiscales, presupuestarias y una redefinición del índice inflacionario que fue recalculado para el año próximo en un 15%.
“Creo que las reformas que ya son ley van a poder tener un efecto positivo en la economía en la medida en que se logre disminuir el déficit fiscal, porque de lo contrario cualquier ahorro que se logre se esfumará rápidamente en el enorme gasto público que demandan hoy tanto el Estado nacional como los provinciales y municipales”, expresó el economista al iniciar la entrevista.
El especialista en materia económica se mostró optimista con respecto al año que está a punto de comenzar. Estimó un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) cercano al 3,5% y una disminución del desempleo y de la pobreza. Pero fue recurrente un destacar que “el principal desafío de la economía del año que viene es bajar el déficit público”.
Consultado sobre la reciente ley de reforma tributaria sancionada por el Congreso de la Nación, Abram dijo que “la reforma tiene algunos puntos positivos pero hay que tener en claro que no hay salida posible si no encaramos una reducción sensible del gasto público y una reducción de la inmensa estructura del Estado. No se puede bajar impuestos si no bajamos el nivel de gasto”.
Abram está convencido que gran parte de los males que afectan a la economía argentina tiene su causa en un “Estado superpoblado, ineficiente y muy caro”. Para explicar su perspectiva dijo “que en el Estado nacional sobran ministerios, subsecretarías y miles de cargos que lejos de prestar un servicio al ciudadano sólo entorpecen el funcionamiento de la administración pública”.
Por eso, según Abram, “es fundamental instalar este debate en la sociedad, para que se pueda entender que es necesario un rediseño del Estado para hacerlo fuerte donde la gente los necesita y hoy no está. Y eliminar esas oficinas llenas de empleados que no producen ningún servicio a la comunidad”.
Del empleo público al privado
El economista dijo que “ningún político habla de achicar el Estado, porque con los cargos públicos se hace clientelismo político y algunos gobiernos se mantienen en el poder por esa misma razón. Al mismo tiempo la verdad es que el Estado está ausente de donde más lo necesita la gente, que es en la justicia, en la seguridad, en la construcción de viviendas e infraestructuras, en la salud y la educación. En todas esas áreas tan sensibles en muchos lugares del país hay un Estado que no existe. Porque en vez de estar brindando esos servicios, los recursos públicos se gastan en otras cosas”.
Abram destacó que “los argentinos tenemos que lograr un Estado que sirva para asistir a la gente y no que se sirva de la gente como es ahora, con millones de organismo públicos que sólo están para complicarle la vida a los argentinos poniendo sellos”. Y en este tema, según Abram, “no puede haber gradualismo”.
Seguidamente destacó que desde la Fundación Libertad y Progreso se elaboró un plan de rediseño del Estado nacional con la reinserción de los empleados públicos en empresas privadas que los tomarían con el incentivo de que el Estado siga pagando por un tiempo las cargas sociales de ese personal.
Crisis y gasto
“El gasto público es un problema estructural de Argentina que es fundamental corregir si queremos que el país crezca. Durante décadas los argentinos hemos dejado que los políticos construyan un Estado que le sirve a la política y se sirve de los ciudadanos”, explicó Abram.
Seguidamente destacó que “hoy tenemos un Estado que ha crecido muchísimo y que es impagable para los argentinos. Y si uno mira para atrás, todas las crisis que hemos tenido los argentinos fue por votar a gobiernos que gastaron de más. Lo que fue variando es la manera en que estallaba la Argentina. Por ejemplo en la década del 90 durante el gobierno de Carlos Menem, como había crédito internacional, se gastó muchísimo hasta que caímos en default. Otra forma de estallido se dio durante el gobierno de Cristina Kirchner, que como no había créditos internacionales, lo que se hizo fue saquear las arcas del Banco Central hasta el borde de la quiebra”.
Consultado sobre el acuerdo de responsabilidad fiscal que firmaron los gobernadores con el presidente Mauricio Macri, donde se comprometieron a no aumentar el gasto público, Abram dijo que “no creo que logre su cometido, porque en la medida que las provincias no se hagan cargo de recaudar y administrar con sus ingresos, no hay acuerdo que valga”.
Sugiere que las provincias cobren parte de impuestos
Para explicar su postura crítica sobre la manera en que se recauda y se gasta en el país, Aldo Abram señaló que “el sistema de coparticipación federal de impuestos tal como existe ahora no es saludable porque la Nación recauda y distribuye a las provincias. Nosotros proponemos que habría que eliminar esta forma de coparticipación y diseñar un sistema donde se les transfiera a las provincias la facultad de recaudar impuestos en sus territorios”.
El entrevistado detalló que se aseguraría así un piso mínimo de recursos para las provincias más pobres donde no sea posible recaudar lo necesario para administrarse. Así las provincias tendrían un incentivo directo para controlar sus gastos que hoy no lo tienen. “Por eso en las provincias creció tan fuertemente el empleo en el sector público. Y por el mismo motivo no hay buen nivel de inversiones privadas en muchas provincias. Porque los impuestos son realmente asfixiantes para cualquier emprendimiento. Es un sistema perverso que hace que las provincias pobres sean cada vez más pobres”, analizó.
Seguidamente, el economista destacó la importancia de la difusión de estas cuestiones en la sociedad. Porque en definitiva son los ciudadanos los que deben tomar conciencia del valor de saber cómo se hace el gasto público en su comunidad.
“En cada comunidad debiera haber organizaciones no gubernamentales que trabajen estas temáticas para difundir ideas a la población para crear conciencia social sobre la administración de los fondos públicos. Porque es necesario entender que todo ese gasto lo pagamos los ciudadanos. Nada es gratis. Alguien siempre paga los costos de las malas administraciones públicas. Y ese alguien es la sociedad. Por eso, cuando escuchamos a políticos que dicen que no vamos hacer ajustes, no hay que aplaudirlos. Porque lo que nos están diciendo es que la política no hará ajustes y que por eso los ciudadanos lo tendrán que hacer”.