DIARIO EL ECONOMISTA – Entrevista a Fernando Navajas Economista Jefe de FIEL Por Alejandro Radonjic
Economista jefe de FIEL hace varios años, miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas (allí dirige el Instituto de Economía Aplicada), profesor titular en la UBA y la UNLP, Doctor en Economía por la Universidad de Oxford, presidente de la Asociación Argentina de Economía Política (AAEP), miembro del Consejo Directivo de la UTDT y, sobre todo, un agudo observador de la política económica local. Sobrados argumentos para tener la visión de Fernando Navajas en una temporada estival que, para variar, se avecinó movedizo en el frente económico. Por eso, El Economista lo fue a buscar para hablar de la decisión del BCRA y su impacto, crecimiento, deuda y tarifas.
El martes, el BCRA decidió una poda de tasas pequeña. Esperada por todo el runrún previo sobre las presiones oficiales, pero poco justificada por motivos meramente económicos: la inflación fue alta en diciembre y también lo será en los próximos meses y, además, persiste el gap de credibilidad entre metas y expectativas. ¿Qué opina de la decisión y del camino previo que condujo a ella?
Respecto al “camino previo” que condujo a esta decisión me pregunto dónde deberíamos empezar. ¿En el fenomenal error de diagnóstico de política económica de Cambiemos en octubre de 2015? ¿En el exceso de uso de la tasa por parte del BCRA, por ejemplo, en abril de 2017 cuando para mí la evidencia decía que te tenías que quedar quieto? Sea como fuere, el 28 de diciembre para mí cambiamos de régimen y ahora el BCRA ya no va a poder usar la tasa para reaccionar frente a la inflación o el dólar. Ahora lo que se estableció es un tobogán y el BCRA empezó a bajar despacio, cuidando la estabilidad a corto plazo. En este contexto de muy corto plazo (y de cara a las paritarias) la decisión fue acertada.
¿Cree que tendrá costos, y cuáles, esa decisión o, más bien, será neutra y, en todo caso, dependerá de cómo siga la política monetaria hacia adelante?
Lo que hizo el BCRA fue un movimiento de corto plazo, a lo “Maradona-Mervyn King”. Según King, ex presidente del Banco de Inglaterra, dejas que el mercado se coma los amagues y vos manejas la pelota. El problema es que Maradona iba para adelante, y al BCRA lo mandaron para atrás, a jugar de defensor. Respondiendo a la pregunta, repito, es un movimiento de corto plazo en una dirección definida y yo no veo costos y veo, sí, beneficios de estabilización a corto plazo. Decir que el BCRA ganó credibilidad haciendo esto me parece sacar conclusiones rápidas de un movimiento de muy corto plazo. El problema es lo que se viene y cómo va a actuar el BCRA. Ahora sí necesitamos que administre bien las expectativas con el manejo de la tasa. Hay que transitar las paritarias, rogar que el Gobierno no indexe (con mucha clausula gatillo, o cometiendo los errores groseros indexatorios que hizo con las tarifas y con el acortamiento trimestral del ajuste jubilatorio) y, pasado esto y mirando la inflación núcleo, llevar la tasa a un terreno neutral, que permita acomodar un tipo de cambio más alto sin disrupciones. Si lo hacen bien los tenemos que proponer para el Premio Nobel.
El Presupuesto contiene una pauta de crecimiento de 3,5% para 2018-2020. Le pregunto sobre la de 2018. ¿Cree que es alcanzable?
Es más importante la tendencia de crecimiento sostenido que lo que te vaya a dar un año en particular, pero está claro que si no alcanzas esa pauta de 2018 se complica el panorama. La pauta es alcanzable en la medida que no caigas en uno de los dos problemas a los que estás expuesto. Uno de esos problemas es que sigas atrasando el tipo de cambio, las exportaciones sigan planchadas y entonces la economía (en particular el sector manufacturero) entre en un estancamiento que además es malo para las expectativas. El otro es que por el manejo de las tasas termines con un tipo de cambio que salta demasiado y te mete en un contexto estanflacionario. Frente a esto hay que decir que el contexto externo ayuda (si Brasil no se complica) porque las commodities están bien y el comercio mundial sube, sin grandes cambios esperados en la tasa de interés mundial.
Sobre el endeudamiento soberano parece haber cierta coincidencia en que no preocupa la foto (el stock de deuda sobre PIB es bajo o moderado), pero genera algunas dudas la película (el ritmo de emisiones parece alto), más allá de que el Gobierno diga que 2018 será el último año en el que veremos fuertes emisiones de bonos. ¿Usted qué opina?
Estoy de acuerdo, no me parece bien cargar las tintas sobre esto. La colocación de deuda es endógena a la evolución de la meta fiscal y si bien es posible minimizar costos, los órdenes de magnitud son menores que si la política fiscal fuera más rápido, como muchos queremos. La tasa y el riesgo país dependen de eso y de que no cometamos torpezas de política económica. Ya pasó la fase de viento en popa con la deuda, y llega el momento de ser muy claros en materia de expectativas.
El Gobierno dijo que, desde 2019, las tarifas de los servicios públicos, un tema que usted estudió y conoce muy bien, pasarán a ajustar por inflación. ¿Cree que será así y qué opina sobre esa decisión?
Yo he sido muy crítico de la política tarifaria desde una perspectiva macroeconómica y también sectorial. Muy temprano, en abril de 2015 escribí un trabajo sobre los efectos “impacto” y “estabilización” de los ajustes tarifarios que anticipaba mucho de lo que vimos desde entonces. Reducir subsidios no es equivalente a reducir gasto público: es equivalente a subir impuestos. Es algo necesario, sí, pero algo que va a ser estanflacionario y, por lo tanto, requiere coordinación macroeconómica. Me parece que nunca quisieron escuchar ese argumento. Es decir, una cosa es que tengamos que hacer ajustes tarifarios o reducir subsidios, y otra es cómo lo hacemos. La forma en que estos ajustes se hicieron en 2017, por ejemplo, fue completamente desestabilizante en materia inflacionaria y lo vamos a pagar en el primer cuatrimestre de 2018. Para peor, se consagraron mecanismos indexatorios que no tienen razón de ser. Mientras el Gobierno argumentaba que a los jubilados es mejor indexarlos por IPC que por salarios, consagraba un ajuste de tarifas de electricidad basada en parte en salarios (para seguir una lógica costo-plusista) en una resolución escrita en chino mandarín. Hay que desactivar estos mecanismos. No vamos a terminar bien si le metemos a la economía tanta indexación y estamos atrasando el tipo de cambio. Después nos hacemos los asombrados cuando decimos que el pass-through de una devaluación es alto en Argentina.