Economista especializado en Desarrollo Económico, Marketing Estratégico y Mercados Internacionales. Profesor en la Universidad de Belgrano. Miembro de la Red Liberal de América Latina (RELIAL) y Miembro del Instituto de Ética y Economía Política de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.
PANAM POST – Por Marcelo Duclos
El Banco Central de la República Argentina no ha cosechado otra cosa que fracasos a lo largo de su historia. Desde su fundación en 1935 el promedio de inflación fue del 55% anual. A la moneda nacional, desde su emisión por el BCRA se le quitaron 13 ceros. El monopolio monetario estatal argentino fue ideado por los conservadores y, curiosamente, quienes se opusieron fueron los socialistas de la época, que denunciaban que el Estado argentino iba a convertir al central en una fuente de financiamiento, que perjudicaría a los trabajadores que se verían asaltados constantemente por la inflación. Hoy, no queda en Argentina ni en la región un sólo socialista con esos conocimientos sobre el funcionamiento de la economía.
La última hiperinflación, que terminó con el gobierno de Raúl Alfonsín y generó la asunción prematura de Carlos Menem, se planchó con la “ley de convertibilidad”. En ese entonces (1991) el Austral fue convertido al Peso en relación a 10 mil a 1. La nueva moneda era convertible 1 a 1 con el dólar norteamericano. La imposibilidad de emitir a discreción terminó con la inflación, pero, como de costumbre no se solucionó el problema de fondo del déficit fiscal. La crisis de 2001 terminó en la devaluación de 2002 y en 2003 asumió Néstor Kirchner. Hoy, en 2018, la convertibilidad del día sería de 19 a 1 y el déficit fiscal sigue siendo el problema de fondo a solucionar.
Mientras que el gobierno busca alternativas para poder reducir el gasto público (muchas veces sin éxito, otras con ínfimas victorias) los economistas Nicolás Cachanosky y Agustín Etchebarne realizaron una propuesta monetaria que nuevamente busca terminar con el problema de la inflación y del Banco Central a disposición del poder de turno: el dólar argentino.
Los especialistas coincidieron en la necesidad de crear una moneda convertible a las que poseen Canadá y Australia. El programa indica que el valor del nuevo signo monetario puede producirse de un promedio obtenido mitad del valor de una moneda y mitad de la otra, o en la proporción que se considere adecuada. La propuesta llega en un momento oportuno ya que se cumplen dos años del gobierno de Mauricio Macri y la inflación continúa en índices preocupantes.
Recientemente las autoridades nacionales reconocieron que no podrían cumplir con las metas de inflación que se habían puesto a principio de año.
En diálogo exclusivo con PanAm Post, Agustín Etchebarne manifestó que se planteó una conversión con estas monedas dada las similitudes entre las economías de los países con Argentina. “Cuando existe una caída en los commodities de Canadá y Australia vemos como se producen devaluaciones que no generan inflación”, afirmó el economista.
Según Etchebarne, tanto Canadá como Australia tienen una tradición del Common Wealth de la cual “Argentina nunca debió apartarse”.