En el contexto de la primera edición del ciclo de desayunos exclusivos para socios de Libertad y Progreso, realizada con apoyo de la Fundación Naumann y Relial, los directores de LyP analizaron los impactos del gradualismo en el rumbo económico y cómo la política internacional afectará la carrera del Gobierno hacia la normalización económica. “Con este contexto y las decisiones que se están tomando, creo que ya podemos olvidarnos de la meta de inflación”, señaló Aldo Abram, uno de los tres disertantes.
“El éxito no se logra por voluntad, sino haciendo lo que hay que hacer. Hay una discusión de que si hay que ir más rápido o no, y ahí está el intríngulis. Por de pronto, hay que destacar los logros de esta gestión: la evidente mejora de la calidad institucional del país y nuestra imagen en el mundo, la salida del default y el retorno a los mercados, el blanqueo, la existencia de una mayor libertad económica, las inversiones en infraestructura, el avance enorme en la supresión de la corrupción, la vuelta del diálogo político”, explicó Manuel Solanet, encargado de abrir la actividad.
Seguidamente, Solanet enumeró los desafíos por delante de la Gestión M: la reforma laboral, que ha sido intentada con un proyecto que no iba al fondo de la cuestión, y no se logró; la pendiente disminución del gasto y la presión impositiva, otro tema relevante; la inflación, que se disminuyó pero sigue siendo alta; la inversión privada que no ha llegado como se esperaba, hecho vinculado a los puntos anteriores. También Solanet mencionó que ha habido una mala selección de las inversiones públicas, como lo sucedido con el desplazamiento de la Illia.
A continuación, Solanet abordó la propuesta de Libertad y Progreso para encarar “la madre de todas las batallas”: la reducción del gasto público. “Muy poco se puede hacer con lo que se destina a jubilados y pensionados, es un derecho adquirido. Sí se puede trabajar mucho en los subsidios económicos, como ya se ha hecho, en la burocracia estatal y en los planes sociales. En cuanto a subsidios económicos, ya se avanzó con la energía, hay que avanzar más y también avanzar con los subsidios al transporte. Los boletos de colectivo y trenes en la región metropolitana son regalados. En cuanto a gasto en burocracia, se hizo algo mínimo, hay que avanzar mucho más. 2,5 puntos de producto es posible cuando este gasto aumentó 5 puntos. Los planes sociales es otro tema donde se puede bajar el déficit. Esto nos permitiría bajar el déficit para empezar devolver deuda o no incrementarla más. No bajaríamos lo que subió el gasto en la etapa anterior pero si la mitad de lo que subió, lo cual no parece una aspiración demasiado imposible”, dijo Solanet.
“El tema que discuten muchos es gradualismo o shock. Nosotros decimos, hagamos las medidas ahora, con efectos amortiguados o graduales. En el caso del empleo público, no hay que hacer ninguna ley, hay una ley que permite suprimir el cargo, el empleado queda en disponibilidad un año en el que se mantiene el salario y luego recibe una indemnizaciòn. Nosotros proponemos extender el pago del salario a dos años, dar una indemnización y generar esquemas de retiro tempranos. Si la Argentina no corrige su situación fiscal, el panorama internacional es incierto y las probabilidades de un default son crecientes. Hay que optar. Esto es aritmética. Y la ciudadanía va a entender si se le explica bien y las medidas tienen efectos amortiguados en el tiempo”, finalizó el ex secretario de Modernización del Estado.
Seguidamente, Aldo Abram habló del problema del financiamiento que se está tomando. “El problema de la Argentina es que todo ese financiamiento que se está tomando desde el sector público. Y el sector público no genera capacidad de repago, los privados sí, así que pongámosnos a trabajar porque vamos a tener que pagar esto. Lamentablemente, si el Estado quiebra, quebramos todos. Ese es el gran problema del déficit en cuenta corriente que tenemos hoy. Y para colmo eso hace que el tipo de cambio sea barato, lo que no es culpa del Banco Central, es culpa del Estado que está trayendo cualquier cantidad de dólares del exterior”, dijo Abram.
Según Abram, “el sector público, con un déficit de 8 puntos del PBI, se está chupando todo el crédito interno, y lo saca de un mercado de crédito que ya es re chico, no queda nada para los privados”.
En cuanto a las metas de inflación, para el economista es difìcil que éstas se alcancen satisfactoriamente. “La incertidumbre política de diciembre, con los sucesos del Congreso, sumado a que se empezó a decir que se iban a recalibrar las metas de inflación, llevó a que la gente dejara de demandar pesos. Con una baja de demanda de pesos no correspondida con una baja de la emisión, se debería ver una baja del valor del peso, y eso es lo que pasó desde el 12 de diciembre, hasta fines de enero, cuando el peso perdió 20% de su valor. El Banco Central incentivó este círculo vicioso. Cuando sube el tipo de cambio, nos sacamos los pesos de encima, hacemos subir más el tipo de cambio, y entramos al círculo vicioso de depreciación del peso que el Banco Central debería frenar, pero no ha frenado. Creo que con todo esto podemos dar por muerta la meta de inflación recalibrada”, explicó el director ejecutivo de Libertad y Progreso. “Claramente con lo que hizo el Banco Central vamos a un 10% de inflación en el primer semestre, y no creo que nadie crea que en segundo semestre vamos a tener 5%”, acotó.
Un mundo en alerta amarilla
Finalmente fue el turno de Agustín Etchebarne, quien abordó el panorama internacional. “La buena noticia es que hay buenas expectativas en el mundo. Brasil, luego de ser tres años un peso enorme para la Argentina, se está recuperando, y puede tener una coalición que puede superar al PP en las elecciones. Estados Unidos está bien, Europa está creciendo”, dijo Etchebarne.
Para el economista, estamos iniciando el camino de vuelta de las tasas bajas. “En el camino de ida, las tasas van para abajo y los mercados van para arriba, como venimos viendo hace unos años. Ahora creo que empieza el camino de vuelta, es decir, que los mercados están sobrevaluados, de modo que puede venir una corrección”, dijo.
“El Banco Central de Estados Unidos tiene dos objetivos: inflación de 2% y 4,6% de desempleo. Están un poco por arriba del target de inflación y un poco por abajo del desempleo, con 4,1%. Vemos que las tasas van para arriba. Y eso nos preocupa. Acá estamos suponiendo que todo va a andar bien y vamos a poder seguir con el gradualismo. Si miramos, la sensación es que el camino de ida se terminó, estamos en el camino de vuelta, de aumentar la tasa de interés, y cuando eso pasa lo que más sufren son los países más débiles, como Turquía y Argentina”, señaló Etchebarne.
“Mientras tanto, el crecimiento del PBI está bien. Los precios constantes inmobiliarios ya están arriba del récord de 2008, pero la Fed dice que no es una burbuja, que hay mayor demanda que oferta, con los millenials entrando al mercado. Hasta acá venía todo bien. Con lo cual lo que estaba haciendo la Fed era subir muy lentamente la tasa. Y ahí tenés dos ingredientes. Uno es lo que está haciendo en términos de la economía, y otro el tema político, porque hasta la Fed hace política. Trump generó un problema adicional. Por un lado hay un aumento del gasto y algo parecido en términos de la reducción de impuestos, que es expansiva, en una economía ya recalentada. Y para colmo hay un tercer factor, que va a los precios, como las restricciones a las importaciones. Así que todo hace pensar que la Fed no sólo va para arriba, sino que los tres aumentos que esperábamos pueden ser cuatro”, acotó.
“Y acá voy a la parte política, ellos saben que necesitan contraer la oferta monetaria, pero saben que eso puede provocar la recesión. La parte polìtica es que ahora le pueden echar la culpa a Trump. Es decir, si erran, y entramos en recesión, tienen a quien echarle la culpa, que es un dato no menor”, señaló el director general de Libertad y Progreso.
“Cuando vienen cimbronazos de afuera, algunos países sufren más, como nosotros. Es importante que toda la clase dirigente argentina reconozca el problema que tenemos. Probablemente no se van a poder hacer las reformas profundas que necesitamos hasta las elecciones. Pero si tenemos suerte y no hay un cimbronazo importante, entonces sería bueno que todos empecemos a pensar que en algún momento vamos a tener que empujar reformas mucho más profundas de las que se han hecho”, finalizó