VISIÓN LIBERAL – Si de algo no es responsable Mauricio Macri es del desastre que le han dejado con relación al desabastecimiento energético, el atraso tarifario y el déficit fiscal. Si bien Cambiemos debería poner en funcionamiento acciones concretas para reducir el impacto en la factura de la quita de subsidios, como por ejemplo la reducción del porcentual impositivo, es inevitable la adecuación tarifaria.
El debate alrededor de la problemática del desabastecimiento energético, la inflación y la quita de subsidios no tuvo, ni por asomo, el nivel que requería la problemática. Todos los medios y los políticos discutieron durante las últimas semanas si las tarifas se “congelaban” o no. Es decir, si la gente, por arte de magia, iba a dejar de percibir los aumentos para volver a pagar los montos de 2017.
Durante los 12 años del kirchnerismo, Argentina mantuvo tarifas subsidiadas, que para el usuario no fueron modificadas desde la Convertibilidad con el dólar. Aunque el peso se devaluó de 1 a 15 en esos años, la gente siguió pagando lo mismo y la diferencia la cubría el Estado por medios de subsidios provenientes de la emisión monetaria.
La inflación, el control de cambios y el desabastecimiento energético fueron el resultado inevitable de esa fiesta populista.
Hoy los subsidios continúan, pero el Gobierno busca retirarlos gradualmente. Con un déficit fiscal galopante y con las exigencias del Fondo Monetario Internacional de reducir el rojo, el peronismo arremetió con esta propuesta populista inviable. Además de ser contraproducente, el “congelamiento” era de imposible cumplimiento, ya que el mismo Congreso que aprobó esto, ya había votado el presupuesto. Es por esto que las partidas presupuestarias para volver a subsidiar a todos los usuarios, por encima de lo previsto simplemente no existe.
Sin embargo es necesario volver a aclarar que, aunque hay que apoyar al Gobierno ante estas medidas antipáticas, hay que reclamarle que el ajuste, que está haciendo la ciudadanía, también lo haga la política.
En estos dos años y medio los argentinos tuvieron que ajustarse el cinturón para salir del mundo de fantasías al que nos sometió el kirchnerismo, del cual hoy pagamos los costos. Sin embargo, los burócratas, ayer kirchneristas y hoy macristas, siguen viviendo la buena vida.
Es alarmante que el Gobierno sea claro y conciso a la hora de hacer pagar los platos rotos a la gente y que posponga por tiempo indeterminado el ajuste del Estado.
De la misma manera que los ciudadanos hoy tienen que recortar sus gastos, el aparato gubernamental tiene que recortar dependencias, ministerios, secretarías y hasta hoy, esto no está ocurriendo.
Aunque es necesario aclarar que las propuestas de la oposición, como el absurdo del “congelamiento” tarifario es una locura, también es pertinente dejar en claro que el Gobierno no está haciendo los deberes en relación al recorte de los suyos.