DIARIO RÍO NEGRO – De amplia trayectoria como economista, consultor internacional y ex funcionario del área económica, Manuel Solanet adhiere al rumbo elegido por el gobierno, pero cree que los cambios planteados fueron a un ritmo demasiado lento. En dialogó con Pulso, expuso su visión de la situación económica actual.
PREGUNTA- ¿Cual es su primera impresión de la coyuntura?
RESPUESTA- La noticia principal es el acuerdo logrado con el FMI. Parte de ese dinero se está utilizando para contener la evolución del dólar. Esto se ha logrado con un fuerte aumento de las tasas de interés, aplicado inicialmente a la Lebacs y ahora también a los títulos emitidos por el Tesoro. Es un remedio muy fuerte, y no se puede aplicar por mucho tiempo, porque impacta sobre el nivel de actividad.
P- ¿Cómo se logra una senda virtuosa a largo plazo?
R- La solución estructural pasa por poner en orden las variables macroeconómicas, en particular la situación fiscal. Esto requiere tiempo.
P- ¿La ‘confianza’ debe ocupar el lugar que el gobierno le ha dado?
R- Es muy difícil recuperar rápidamente la confianza. Lo demuestra el propio mercado con la valorización de los títulos públicos emitidos por el Tesoro. Había una fuerte desvalorización, hubo una tenue recuperación, y en la última semana volvieron a caer. Ello demuestra que todavía estamos en una situación endeble, y que la confianza necesitará todavía de ‘mas datos’ para recuperarse. Ello es clave para que comience a verificarse un flujo de inversiones directas, que son las que verdaderamente importan.
P-¿Fue demasiado optimista pensar que el gradualismo era posible?
R- Si, hubo demasiado optimismo. Eso hizo que se pierda el tiempo inicial, ese que dispone un gobierno para aplicar las medidas de mayor costo político. El gobierno no fue lo suficientemente sincero respecto a la situación en la que se encontraban las cuentas fiscales. Se necesitaba una cirugía, más que un tratamiento con aspirinas.
P-¿Se subestimó el problema?
R- Se especulaba con el que el crédito se iba a sostener por mucho más tiempo, y que el mundo iba a seguir respondiendo a la valorización del gobierno argentino, que sin duda alguna introdujo una mejora en la institucionalidad y en la ética pública. Pero eso no fue suficiente. Y ocurrió algo que podía suponerse, y es el aumento de tasas en EE.UU., lo que reorientó el flujo de capitales financieros hacia una mayor seguridad. Ello perjudicó a todas las economías emergentes, y sobre todo a las que están más expuestas, como Argentina.
P- ¿Fue bueno eliminar todos los controles de capital de golpe?
R- La economía argentina sigue siendo de las más cerradas del mundo. Introducir restricciones empeora la situación, más que favorecerla. No hay que tener miedo al ingreso de capitales, pensando que así como llegan se van. Lo que hay que hacer es crear las condiciones para que no se vayan.
P- ¿Cuál fue el principal error en relación a la política antiinflacionaria?
R- El error fue no atacar el problema estructural de fondo, que es la situación fiscal. El gobierno sigue todavía padeciendo la gravedad de la herencia que recibió. Lo que no hizo fue intentar corregirla con mayor profundidad y urgencia. Es allí donde se originan la crisis de confianza y la corrida sobre el tipo de cambio. Pese a ello, el pass trougth ha sido moderado. Pensemos que hubo una devaluación del 50% en los últimos tres meses.
P- ¿Es decir que la tendencia al alza de los precios continuará?
R- Probablemente en los próximos meses veamos valores de inflación mensual similares a los de junio. Se ha roto la tendencia que mostraba una baja en la tasa de incremento del nivel general de precios.
P- Teniendo en cuenta las altas tasas de interés y la proximidad de un año electoral ¿que espera del nivel de actividad y del empleo?
R- Ya estamos viendo que el crecimiento se ha morigerado. Probablemente el año culmine con un crecimiento por debajo del 1% del Producto Bruto Interno (PBI). Lo que suceda el año próximo dependerá de que el gobierno logre recuperar la confianza, y se empiece a ver que el programa de reducción del déficit fiscal es efectivo. Cuando ello ocurra, podremos ver una reducción de las tasas de interés acompañando una reducción en la inflación.
P- ¿Todo se reduce a la baja del déficit fiscal?
R- Hacen falta trabajar también sobre otros aspectos de la economía. Me refiero por ejemplo a una reforma laboral que reduzca los costos por encima del salario, y que permita aumentar la productividad y bajar los riesgos de tomar empleados. Me refiero también a una justicia más eficiente. También a un sendero de estabilidad que desaliente toda posibilidad de seguir aumentando impuestos, generando condiciones adversas para el inversor privado.
P- ¿Hay margen social para ese tipo de reformas?
R- Hay más margen y soporte social, que político. Porque las medidas de corrección admiten amortiguación social. La corrección tarifaria por ejemplo, que sigue siendo necesaria para reducir el déficit energético, se puede compensar para quienes tienen menor nivel de ingresos, mediante la tarjeta Sube, que ya es de uso extendido. Algo similar se puede hacer en el caso de la electricidad o el gas para los hogares carenciados. Se puede trabajar y ser creativos, sin que eso implique afectar a los que más sufren. Hay que aplicar mucha inteligencia y hacerlo con mucho cuidado, pero es posible.