Doctor en Economia y Doctor en Ciencias de Dirección, miembro de las Academias Nacionales de Ciencias Económicas y de Ciencias.
EL CRONISTA – No son pocos los administradores de carteras que aconsejan invertir en acciones estadounidenses obnubilados por algunos indicadores superficiales de esa economía y por la perspectiva del cobro de las correspondientes comisiones. Pero bajo esa superficie hay otros guarismos que apuntan en otras direcciones.
Básicamente la preocupación de analistas de fuste estriba en la colosal deuda pública norteamericana, el déficit fiscal creciente debido al simultáneo aumento del gasto estatal junto a la reducción de impuestos y la guerra comercial desatada también por el actual presidente (además de su xenofobia).
En este sentido, cabe subrayar como un acto de elemental justicia algunos nombres de destacadas personalidades estadounidenses que han publicado trabajos de gran valía dando voz de alarma respecto a los antedichos puntos. Estos son Peter Shift The Real Crash, William Bonner The New Empire of Debt, Doug Casey Crisis Investing, Ron Paul End the Fed, David Stockman Trumped. A Nation on the Brink of Ruin, James Richards The Big Drop y el artículo de Jim Rogers “What´s Coming is Going to be a Mess”.
Por mi parte, aprendiendo de esos maestros, he escrito en este mismo medio y en otros sobre los referidos indicadores que deben tomarse en cuenta ya que nada es irreversible si somos capaces de aprender la lección. Con el diario del lunes todos somos avezados, el asunto es adelantarse al efecto de procurar soluciones a ciertos nubarrones que se divisan en el horizonte. No es posible vivir todo el tiempo y de forma ilimitada de prestado.
El periódico “The Guardian” de Londres destaca que el gobierno chino ha dejado trascender que “está preocupado por la seguridad de sus activos” y Allan Meltzer declara que “Los chinos están inquietos porque tenemos [en Estados Unidos] un nivel de deuda insostenible y no hay visos de corregir el problema”. Por otra parte, el diario señala que autores locales como Ho-jung Hung apunta que “China depende mucho de la salud de la economía norteamericana para sus exportaciones” lo cual también enfatiza David Wyss (de Standard & Poor´s de Nueva York) como un incentivo para no vender bonos.
Ahora que Trump ha declarado una inaudita guerra comercial a China y también a socios de Estados Unidos, la situación empeora. Varios de los profesionales citados más arriba admiten la posibilidad que en un futuro no muy lejano China pretenda el principal en gran escala y no limitarse a cobrar intereses del Tesoro, lo cual anticipan que el morador actual de la Casa Blanca dirá que “es una declaración de guerra” cuando se trata de cobrar acreencias y agregan que en ese caso, aunque hoy parezca inconcebible, Estados Unidos entrará en default.
Se trata entonces de contribuir a que el gran país del Norte en el que todos los espíritus libres han cifrado sus esperanzas, retome la senda que nunca debió abandonar y que fortalezca valores y principios de los Padres Fundadores. Turquía es hoy un accidente.