Por Emilio Ocampo | “La historia argentina muestra que el narcisismo contribuyó a una lectura equivocada de la realidad, a una incomprensión de la posición y el papel que nuestro país ocupaban en el mundo. Baste recordar que a principios del siglo XX la elite gobernante estaba convencida de que nuestro país podía rivalizar con Estados Unidos. Pero con Perón, que era un gran narcisista, el narcisismo colectivo de los argentinos alcanzó su apogeo. La doctrina peronista fue quizás su expresión más elocuente. Perón realmente pensó que ÉL, inspirado en el nazi-fascismo que había visto en Europa, había encontrado una alternativa de organización social superadora tanto de la democracia liberal capitalista como del comunismo, y que, con ella, convertiría a Argentina en una potencial mundial. En vez nos condenó a una decadencia sin parangón en la era moderna.”