ERBOL – Claudia Soruco
Los modelos de calidad institucional son factores determinantes para generar desarrollo social y económico en un estado, produciendo efectos positivos en la reducción notable de las zonas opacas y contribuyendo por tanto a extirpar paulatinamente los focos de corrupción. Expertos establecen que cuanto mayor es el índice de calidad institucional, mayor es la transparencia y por ende, a mayor transparencia menor corrupción.
“La tendencia histórica del poder ha sido siempre hacia la opacidad, es decir que te da más poder el que no se sepa qué hacen las instituciones de gobierno a que sean plenamente trasparentes. El control de la información es un factor clave a la hora de ejercer el poder y esa teoría tradicional del ejercicio de poder y esa fórmula de justificar el uso del secreto por parte del poder político trae más males que beneficios y perjudica los derechos individuales. La opacidad siempre permite usos de poder que se convierten en abusos, como la corrupción”, afirma en una entrevista con Erbol Fernando Jiménez, profesor titular de ciencia política en la Universidad de Murcia y experto de GRECO (Grupo de Estados contra la Corrupción) del Consejo de Europa.
Por tanto, el poder absoluto corrompe, afirma Jiménez, así que es necesario que se ejerza con transparencia para responder a la necesidad y demanda de los ciudadanos en los sistemas democráticos.
Los países que han trabajado intensamente en introducir la cultura de la calidad institucional en sus administraciones, hoy en día presentan elevados niveles de desempeño, situación que constituye una de las claves directas que más se correlacionan con los resultados de su desarrollo integral.
“La correlación entre transparencia y calidad de gobierno es indiscutible, de acuerdo al Banco Mundial, la correlación entre los países que tienen mucho más acentuada el arma del ejercicio de la transparencia y el acceso a la información pública por parte de los ciudadanos son también aquellos gobiernos que tienen más calidad del ejercicio del poder”, agrega Jiménez.
Es así que de acuerdo al Índice de Calidad Institucional 2018, elaborado por la Fundación Libertad y Progreso, en América este año no se registraron cambios en las primeras posiciones en lo que refiere a calidad institucional, ya que Canadá y Estados Unidos ocupan tranquilos los dos primeros puestos, y Chile (25), Costa Rica (35) y Uruguay (41) los primeros en los países latinoamericanos.
Cabe establecer que los pequeños países caribeños muestran mejor calidad institucional que los latinoamericanos, que puede deberse a la herencia del sistema legal británico denominado Common Law, que es el “derecho común o derecho consuetudinario” vigente en la mayoría de los países de tradición anglosajona, o “por ser países pequeños que se ven obligados a mantener economías abiertas y eso los somete a mayor competencia inter-jurisdiccional de lo que pueden sentir países grandes como Brasil, Argentina o Venezuela, los que se pueden cerrar al mundo en mayor medida (aunque no con mejores resultados), que estos pequeños países”, establece el estudio.
Bolivia (puesto 154), Venezuela (183), Argentina (119) y Ecuador (142), han registrado “asombrosas caídas”, establece este análisis. Mientras que en el plazo más largo, “las buenas noticias vienen de Perú y Colombia y se le suman Costa Rica, Uruguay y Panamá, conformando así un grupo de países que, junto a Chile en primer lugar, forman la élite de mejor calidad institucional en la región”.
“Los países que más destacan en calidad de gobierno tienen cosas en común, son países en los que las instituciones de gobierno funcionan de manera imparcial y son efectivas en su políticas públicas. Son países en los que la igualdad de oportunidades está consolidada como un elemento de lucha contra la corrupción”, agrega Jiménez.
Índice de Calidad Institucional 2018. Fuente: Fundación Libertad y Progreso
Monopolio y corrupción en instituciones públicas
La corrupción, definida como el gasto de bienes para el beneficio particular, puede estar presente en cualquier actividad u organización, afirma este estudio. No obstante “los economistas son unánimes al considerar que, aunque la corrupción puede surgir en cualquier circunstancia, su suelo más fértil es el sector público”.
Y entre sus diversas causas bajo el eje de la calidad institucional está el monopolio del sector público, es decir el manejo exclusivo que hace el gobierno de las entidades de este sector, de acuerdo a Ronald MacLean, ex alcalde de La Paz, funcionario del Banco Mundial y docente de la universidad de Harvard para temas de trasparencia y gobernanza. “Esos monopolios se extienden a muchas otras áreas, como licencias, permisos, trámites, etc. y cuanto más crece el gobierno y más áreas cubre, el hemisferio de corrupción es mayor, por ello los países comunistas y de económica socializada son más proclives a la corrupción”, aseguró en una entrevista con Erbol.
Es así que esta corrupción en el sector público afecta de forma directa a la población, al crecimiento económico y por ende a las oportunidades de empleo y a una mayor y mejor oferta de bienes y servicios, recalca el experto. “Cuanto mayor es la corrupción peor es la calidad de las instituciones del sector público, porque no cumplen con su objetivo básico de control al poder”.
La cultura y la profesionalización en la calidad institucional
Han sido recurrentes en Bolivia y países de la región los casos y denuncias sobre designaciones de personas no capacitadas profesionalmente para cargos jerárquicos en instituciones públicas o denominadas civiles, lo que genera también mayor vulnerabilidad para que se desarrolle la corrupción, al tratarse de personas que no cumplen con los requisitos profesionales que exige ese puesto laboral.
“Para que ese servicio civil funcione adecuadamente, la profesionalización es clave y que no importe el color del partido político, anteponiendo los intereses de la ciudadanía y que a su vez tiene la capacidad de limitar los abusos de poder que podría tener en determinado momento un gobierno democrático”, agrega Fernando Jiménez.
Está establecido que el Índice de Calidad Institucional se obtiene en ocho indicadores distintos, cuatro de ellos relacionados con las libertades políticas y otros cuatro con las económicas. Los primeros son: Índice del Estado de Derecho y el Índice de Voz y Rendición de Cuentas del Banco Mundial, Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional y el Índice de Libertad de Prensa de Freedom House. Los segundos son: Doing Business del Banco Mundial, Competitividad Global del Foro Económico Mundial, Libertad Económica en el Mundo del Fraser Institute, e Índice de Libertad Económica de Wall Street Journal.
Jiménez, en su texto “Los costes económicos del déficit de calidad institucional y la corrupción en España”, detalla seis indicadores puntuales que se relacionan directamente con las distintas facetas de la calidad institucional: Voz y rendición de cuentas, estabilidad política y ausencia de violencia, efectividad gubernamental, calidad regulatoria, estado de derecho, control de la corrupción.
Opacidad, el camino hacia la corrupción
Al hablar de efectividad gubernamental, esta exige la máxima transparencia en el funcionamiento de los gobiernos. “La opacidad aumenta las oportunidades para la corrupción, el despilfarro y la mala gestión en los asuntos públicos”, da cuenta Jiménez.
El 2005 el ex presidente Carlos Mesa, promulgó el decreto 28168 para “Garantizar el acceso a la información, como derecho fundamental de toda persona y la transparencia en la gestión del Poder Ejecutivo”, sin embargo la efectividad de esta norma no ha sido consolidada, por lo que aun los ciudadanos no perciben las transparencia de dichas instituciones.
“En las instituciones de gobierno lo que por norma domina es la opacidad, es decir ,la dificultad de tener un acceso a fuentes que teóricamente y de acuerdo a la propia normativa del gobierno , en cada de los ministerios , en cada una de las reparticiones públicas establece la palabra transparencia frecuentemente y cuando uno va establecen en su web un espacio específico para el tema de transparencia, pero como ocurre en la mayor parte de lo que el gobierno plantea, no hay una relación de causa y efecto, es decir que lo que se dice de manera retórica no se aplica en la práctica”, dijo el ex mandatario en una entrevista con Erbol.
Por ello, y de acuerdo al analista financiero Sergio Sarmiento, la mejor garantía para lograr que un gobierno adopte buenas políticas públicas y que se comporte con honestidad es contar con buenas instituciones.