“Si los políticos se empeñan en seguir gastando muchísimo, nos van a llevar a un default”

Director Ejecutivo en 

DOS FLORINES – Nahuel Amore

Aldo Abram advirtió que el BCRA estabilizó el dólar por ahora, pero hay factores ajenos que pueden desatar otra crisis.

Tras la última corrida cambiaria, que provocó una significativa devaluación y recrudeció el proceso inflacionario con un notable efecto recesivo, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) introdujo importantes cambios en su política monetaria que parecen, por ahora, traer calma. Sin embargo, mientras se define el presupuesto de ajuste para 2019, la devaluación se sigue arrastrando en los precios y se retoma la puja salarial, permanece latente una pregunta: ¿volveremos a padecer otra crisis o la “tormenta” ya pasó?

Aldo Abram, economista de la Fundación Libertad y Progreso, dialogó con DOS FLORINES y planteó su mirada crítica respecto del complejo escenario que vive el país y de las incertidumbres que se trazan de cara a los próximos meses. Analizó cuáles son los factores que permiten entender la relativa estabilidad del dólar y cómo se reacomodan las variables económicas en medio de la recesión. No obstante, anticipó que las medidas que hacen posible esta tranquilidad no garantizan que aparezca de manera inminente “algún otro factor de riesgo”.

En esta línea, cuestionó a la dirigencia política por no entender que el problema es “el exceso de gasto público” y no el déficit en sí mismo, que avanza a ser resuelto con más impuestos. Desde esta perspectiva, advirtió un panorama un tanto oscuro que podría ser aún más crítico: el default. “Por la forma en la que estamos financiando el exceso de gasto, que mayormente es con deuda, parecemos rumbear para ese lado, para una cesación de pagos”, alertó.

—¿A qué factores le adjudica la estabilidad cambiaria del momento? ¿Cómo influye la nueva política de ajuste monetario del Banco Central?

—Claramente, hoy nosotros tenemos estabilidad del peso, eso es lo que justifica la estabilidad en el tipo de cambio porque hubo una modificación importantísima sobre lo que hacía el Banco Central antes respecto a lo que la nueva administración de (Guido) Sandleris ha decidido hacer. Antes teníamos un Banco Central cuyo objetivo era emitir pesos a más no poder para licuar los problemas que generaba en la economía tener un Estado excesivo, con un exceso de gasto fenomenal. En ese tanto emitir, lo que se hacía era depreciar el valor de la moneda. Cada vez nuestra moneda valía menos y el tipo de cambio subía, por eso también los bienes y servicios subían, que nosotros llamamos inflación, hasta perder la confianza en nuestra moneda y tratar de desprendernos de ella todo lo que podíamos, generando una corrida cambiaria. La diferencia de ahora es decir ‘muchachos, no vamos a emitir más pesos’. Los pesos que están, son los que quedan. Eso en principio nos tranquiliza porque quiere decir que el Banco Central no va a seguir depreciando nuestra moneda. Obviamente, a medida que nosotros lo creamos y el Banco Central lo cumpla, lo que va a pasar es que probablemente queramos tener un poco más de moneda que antes. Eso justifica que esté subiendo un poco el peso en estos momentos en la Argentina.

—¿Y cómo ve en los próximos meses este escenario?

—Hacia adelante, esto nos garantiza que el Banco Central no va a ser quien nos va a generar una nueva corrida cambiaria como pasó en el pasado, pero no nos garantiza que algún otro factor de riesgo que pueda surgir -como una crisis internacional, crisis política, elecciones del año que viene-, no pueda desatar el deseo de la gente, ante el temor del resultado de esa crisis, de empezar a desprenderse de pesos. Lamentablemente, si eso sucede, el Banco Central no ha anunciado instrumentos que sean convincentes como para evitar que terminemos en una corrida cambiaria que nos lleve a una crisis económica.

—Sigue habiendo cierta vulnerabilidad para caer en una crisis por no definir políticas alternativas que garanticen la estabilidad.

—Lo que nos han garantizado con los instrumentos que están aplicando es que no van a ser ellos los que generen la corrida cambiaria. De hecho, los que las generaron fueron justamente las administraciones anteriores, emitiendo más de lo que la gente quería. Eso está superado. Ahora, lamentablemente hay otros factores que te pueden generar una corrida cambiaria. Ahí el Banco Central no ha anunciado ningún instrumento que sea realmente creíble que vaya a detener esa corrida cambiaria a futuro, cuando realmente los tiene, para defender el valor de la moneda y evitar que esta tendencia a deshacernos del peso termine en una crisis como la que ya vimos.

—En este contexto incierto, ¿le teme al default?

—Lamentablemente, la Argentina ha tendido de resolver los problemas de exceso de gasto, a lo largo de su historia, con una crisis. Si uno identifica las crisis que hemos vivido en los últimos 70 años, todas han tenido como origen una dirigencia que se obstinó en gastar de más hasta que nos llevó a la quiebra. Eso es resolver el problema con el mayor costo social, porque genera una tremenda recesión, desempleo, pobreza. Por el momento, no vemos que los políticos argentinos, tanto el Gobierno como la oposición, hayan entendido cuál es el problema de la Argentina y lo quieran resolver. En el pasado, las crisis difirieron en cómo se financió el exceso de gasto. Cuando se financiaba saqueando al Banco Central porque no había crédito, terminamos en hiperinflación como 1989; y cuando en los noventa teníamos crédito, resulta que terminamos con un default. Ahora, por la forma en la que estamos financiando el exceso de gasto, que mayormente es con deuda, parecemos rumbear para ese lado, para una cesación de pagos.

—Entonces sí cree que vamos al default…

—Creo que claramente los políticos no han entendido, o todavía no nos han dado muestras creíbles, que tienen que reducir el gasto público. Pareciera que el único problema es reducir el déficit, aún a costa de aumentarnos los impuestos. Pero si aumentás los impuestos al sector privado productivo que paga los sueldos, es más recesión, más contracción, menor cantidad de producción de riqueza para mantener al sector público. Acá el problema no es el déficit; el déficit es una consecuencia del problema, que tenemos un exceso de gasto, y nuestros políticos no quieren ver que en realidad lo que tienen que hacer es resolver el exceso de gasto.

—Con una base monetaria congelada, sin emisión, ¿cómo se resuelven las paritarias?

—Si bien no se puede garantizar que no volvamos a tener una pérdida del valor del peso por algún factor ajeno, hoy tenemos garantizado que el Banco Central no va a generar inflación. Si hay algo que empobrece a la gente es la inflación, porque es la pérdida del poder adquisitivo de la moneda, con la cual ahorramos y cobramos nuestros sueldos. En un proceso en el cual está se perdiendo fuertemente el valor de nuestra moneda, como fue el último año, no es raro que todos nos hayamos empobrecido fenomenalmente. Ahora, de golpe, dejan de emitir y dejan de depreciar nuestra moneda. Eso tiene que significar el camino inverso: que empecemos a estar cada vez mejor. O sea, que los salarios van a empezar a ganar nuevamente poder adquisitivo y también la gente va a empezar a ver que de sus ahorros le dejan de robar, con lo cual de sus ahorros podrán usar más. Esto va a traer una mejora ya de por sí del nivel de bienestar de la gente, el poder adquisitivo de los salarios. El gran problema que tenemos acá es por cuánto tiempo. Si volvemos a tener una crisis que incentive a la gente a desprenderse de los pesos de nuevo, ahí se terminó todo. Si nuestros políticos se empeñan a seguir gastando muchísimo, nos van a llevar a un default y ahí también se acabó la historia porque seremos todos más pobres.

 

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