PERIÓDICO TRIBUNA – Más de una docena de economistas se trenzaron en una discusión en redes sociales respecto de la viabilidad del programa financiero del gobierno para hacer frente a los vencimientos de la deuda pública en 2020, la conveniencia o no de haber recurrido al Fondo Monetario Internacional (FMI) y si las medidas de los dos primeros años de la presidencia de Mauricio Macri fueron insuficientes, erróneas o correctas.
La avalancha de tuits se produjo a raíz de la publicación en Agencia Nuevas Palabras de una nota reseñando el último informe de Quantum Finanzas, en el que la consultora dirigida por el ex secretario de Finanzas, Daniel Marx, sostuvo que, si cumplen una serie de supuestos, el pago de los vencimientos de la deuda en 2020 es “un desafío manejable”.
La postura de Quantum difiere de la que viene expresando permanentemente Economía & Regiones, que aseguró en sucesivos informes que la Argentina necesitará un superávit primario de más de 5 puntos del PBI para hacer frente a los compromisos una vez que se acabe la asistencia del FMI, por lo que es probable que se vaya “derechito al default”.
En el marco de la “polémica tuitera”, el director de E&R, Diego Giacomini, salió a responder la aseveración de Quantum y sostuvo que “todo es manejable hasta que deja de serlo”, atribuyendo irónicamente la frase al piloto canadiense de Fórmula 1 Gilles Villeneuve, muerto en un accidente automovilístico.
Guillermo Nielsen, sucesor de Marx y uno de los funcionarios clave en la reestructuración de la deuda entre 2003 y 2005, fue el que inició la cadena de mensajes. “La pregunta relevante es: ¿Era necesario haber concurrido al FMI a fines de abril del año pasado? ¿No hubiese sido suficiente poner en práctica un programa fiscal robusto y anunciarlo al mercado el 1 de mayo? ¿Sabían estos muchachos en qué se estaban metiendo? ¿O el pánico pudo más?”, fue su sucesión de preguntas.
El director ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso, Aldo Abram, se sumó al debate y manifestó que a su juicio en el Gobierno “no tenía más alternativas que ir al FMI. Para ese momento -agregó- la corrida cambiaria se estaba volviendo una crisis de credibilidad, no solamente de la sustentabilidad del BCRA sino de la deuda pública. A pesar del FMI, el BCRA la transformó en una crisis cambiaria”.
“Una vez perdido el financiamiento, el FMI es la única salida. El problema es que, durante 2 años usamos el crédito voluntario para mantener el problema (un #Estado excesivo) y no para solucionarlo. Ahora, tampoco se anunció un programa creíble para resolverlo con la plata del FMI”, completó Abram.
Sin embargo, para Nielsen fue precisamente “el anuncio de la ida al FMI” lo que “dio lugar a la aceleración de la tímida corrida que había comenzado con las entidades amigas”.
El cuarto participante del cruce en Twitter fue el economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), Daniel Artana, quien luego de advertir que “los contrafácticos son difíciles de demostrar”, señaló que “la madre del problema es la inacción fiscal de 2016 y 2017, inconsistente con el descalabro heredado”.
Al respecto, Fernando Vaca reconoció que el análisis es contrafáctico “pero otra vez quedó demostrado que los programas de shock son la mejor opción” y que “Martínez de Hoz y este gobierno timorato lo volvieron a demostrar, será así hasta nuestra próxima laguna mental”.
Giacomini fue más allá y dijo que “ojalá hubiera sido inacción en 2016 y 2017; fue exacerbación de irresponsabilidad, diagramada por gente que no sabe Programación Macro”.
Fue en ese punto que se sumó al debate un ex funcionario de la actual administración, el ex vicepresidente del Banco Central, Lucas Llach, para quien “acción insuficiente puede ser” pero “inacción o ‘exacerbación de irresponsabilidad’ me parece too much”, ya que en el bienio cuestionado “el gasto público real bajó”.
No obstante, el director de E&R insistió con su postura y le aseguró a Llach que “si tenés en cuenta que para crecer (tendencia alcista PIB per capita varios años) necesitás que (el gasto) baje muchos puntos en porcentaje del PIB, es inacción”.
Otros economistas cuestionaron los reparos al pedido de asistencia al FMI y consideraron que el Gobierno no contaba con otra opción. Al respecto, el profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, Constantino Hevia, sostuvo que es “erróneo” asegurar que la sucesión de hechos represente necesariamente una “causalidad”. “Se fue al FMI precisamente porque se veían los problemas que venían” y agregó al respecto: “que un suceso A ocurra antes que B no implica que A cause B”.
Desde el CEMA, Rosendo Calvo terció en el debate y aseguró que “¡el programa de estabilización es consistente entre otras cosas por el dinero del FMI! ¡Sin ese dinero, a pesar de las tasas altas, el mercado se los llevaba puestos! ¡No tenían opción!”
Por el contrario, Giacomini indicó que “el programa no es consistente porque no permite ni crecer ni que la deuda sea sustentable. Lo único que logra, por ahora, es posponer el default”, a lo que Calvo replicó que “por ahora (en el Gobierno) llegan a las elecciones con posibilidades”, pero que “si el dólar se va a 60 (pesos) o más no tienen chance”, en tanto acotó que “después de (las elecciones de) octubre empieza otro partido”.
A todo esto, Artana sumó otra crítica al Gobierno al señalar que los recursos “se los gastaron en baja de impuestos que no fue sostenible”, argumento que fue respaldado por Giacomini, para quien “bajar impuestos sin bajar el gasto en serio es una irresponsabilidad”.
Al respecto, tuvo una mención especial a “Marquitos”, en alusión al jefe de Gabinete, Marcos Peña, por haber “metido Reparación Histórica” que representa un gasto adicional equivalente a “1,1% anual del PBI”.
El director de MB Inversiones, Diego Martínez Burzaco, consideró que luego de la firma del acuerdo con el FMI “se perdió la oportunidad de encarar el déficit primario cero, con mayor peso de baja de gasto que suba de impuesto”, para agregar que, el rigor, “se hizo lo contrario”.
“Evidentemente, el mix actual de gasto público y presión impositiva es inviable para pensar en algo sustentable”.
En el final del cruce de tuits, Giacomini sentenció que por este camino, “no vamos a crecer nada, vamos a seguir decreciendo” y dirigiéndose a Artana, le planteó que “vos, yo y varios más habríamos planteado hacer algo muy diferente fiscalmente”, por lo que le recomendó que “no defendamos algo que jamás hubiéramos recomendado”.
Para abonar su postura, recordó que en 2015 “antes de asumir” la actual administración, “me reuní con varios ministros y dije que había que bajar el gasto público”.
Como respuesta, Giacomini aseguro que “dijeron que ese no era el problema. Saludos”.