#21M: Argentina al Borde de una Rebelión Fiscal

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Fundador y Presidente de @FundacionBases (Rosario, Argentina). AEIOU.

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“No damos más”, clama el economista y sensación mediática Javier Milei desde su cuenta de Twitter. Él no es el único. Todo comenzó hace algunas semanas con un Twittazo, invitando a la gente a protestar contra los altos impuestos y el enorme gasto público. El hashtag #BajenLosImpuestos rápidamente se convirtió en Trending Topic. El 21 de marzo, lo que comenzó como una protesta virtual, se trasladará al mundo real.

Organizado por un prestigioso grupo de economistas, fundaciones, think-tanks, miembros de la prensa, organizaciones estudiantiles y grupos de contribuyentes; la primera marcha argentina anti impuestos tendrá su epicentro en Buenos Aires en las puertas del Congreso. Sin embargo, hay grupos por todo el país trabajando para organizar eventos similares en Rosario, Córdoba, Corrientes y muchas otras.

Cuando hizo campaña para la presidencia en 2015, el presidente Mauricio Macri parecía tener noción del gran peso de los impuestos en el país. No obstante, la mayoría de sus promesas de baja de impuestos nunca se volvieron realidad. El único avance realizado por su administración –la progresiva eliminación de las retenciones a los productos agrícolas– fue puesto en suspenso debido a restricciones presupuestarias.

Adicionalmente, Macri no sólo ha fallado en reducir el gasto público, sino que también ha creado algunos nuevos impuestos. El ejemplo más patético en el pasado 2017 fue el Impuesto a la Renta Financiera, al que muchos marcan como una de las principales razones de la crisis económico-financiera del 2018, que golpeó a la administración Macri al punto de negociar un paquete de rescate con el Fondo Monetario Internacional para evitar el default.

La situación fiscal de Argentina es aterradora. El índice “Paying Taxes 2018”, que desarrollan el Banco Mundial y PWC muestran un horroroso escenario: Los contribuyentes enfrentan más de 100 impuestos y en el ítem “total de impuestos y tasa de contribución”, el porcentaje es un imposible 106%. En la misma categoría, América Latina muestra un 52,6%; Europa 39,6%; y Norteamérica, 38,9%.

Argentina ostenta otro vergonzoso récord. Es el país con más auditorías fiscales e inspecciones impositivas en el mundo.

De acuerdo a este reporte, Argentina es el país con la mayor cantidad de impuestos en el mundo y el quinto en lo que se refiere a evasión fiscal. No hay necesidad de decir que cuando la presión fiscal es del 106%, no hay otra forma de sobrevivir.

Al menos no se puede estar peor que esto ¿verdad? ¡Error!

Un nuevo reporte emitido por el think-tank IARAF, el Vademecum Fiscal, afirma que los individuos y las compañías pueden llegar a afrontar el grotesco número de 163 impuestos. 40 recaudados por el Estado Nacional, 40 por las diferentes provincias y 82 por las administraciones municipales. Parece ser que no falta creatividad fiscal, particularmente a nivel municipal.

Como consecuencia de esta política fiscal feudal, por cada 10 pesos que un argentino gasta, entre 3 y 8 pesos pueden terminar en los bolsillos del gobierno. Tal vez un ejemplo bien gráfico es el de un auto nuevo. Cuando alguien compra un auto 0KM en una concesionaria, pagará 54,8% del valor del auto en impuestos. Se trata, literalmente, de más impuestos que auto. Un ratio similar se puede observar en los productos textiles. Martín Simonetta, Director de la Fundación Atlas 1853, afirmó sobre esta situación: “Porque soy pobre tengo que comprar la ropa en Miami”.

Por mucho tiempo, Argentina estuvo bajo lo que yo llamo Libertad Económica Improductiva. Las políticas impositivas estaban descontroladas pero el Estado era muy grande y muy torpe como para recolectar los gravámenes. El resultado fue una situación en la que una suerte de libertad económica proveniente de la informalidad permitía la supervivencia pero no el verdadero crecimiento económico.

Esto es porque la economía de mercado parece florecer en un entorno donde la gente paga sus impuestos… precisamente porque pueden afrontar el pago de sus impuestos. Los gobiernos y Estados son una realidad. Mientras existan, los impuestos van a ser algo con lo que vamos a tener que lidiar. Por lo tanto, es clave que sean bajos y simples. La alternativa es un régimen de incertidumbre e ilegalidad. Este escenario ha probado una y otra vez ser inconsistente con el crecimiento económico.

Sin embargo, el ataque impositivo llevado a cabo por Néstor y Cristina Kirchner en el principio de los años 2000, ha puesto a muchos individuos al alcance de los recaudadores de impuestos. Así, un trabajador que gana $38.301 paga 9% de impuesto a las ganancias.

Los argentinos tienen que pagar 60% del año para el Estado. Sin embargo, el jefe de la AFIP, Leandro Cuccioli, expresó recientemente que no hay un final a la vista para esta tortura impositiva: “Necesitamos que más gente pague lo que tiene que pagar. Mientras más formalizada esté la economía, mejor para todos”.

Parece, de todas formas, que no todos están de acuerdo con él. Eventos como el del 21 de marzo podrían sacudir los cimientos de una clase política extractivista que viene probando los niveles de tolerancia de la sociedad por demasiado tiempo.

Originalmente Publicado en República Económica

* Federico N. Fernández es Presidente de la Fundación Internacional Bases (Rosario, Argentina) y Senior Fellow del Austrian Economics Center (Viena, Austria).

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