Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso.
LA NACIÓN – Si al pronunciar el recordado discurso de “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”, Winston Churchill no le hubiera descripto a su pueblo la real situación de lo que sucedía, los ingleses no habrían estado dispuestos a hacer el sacrificio necesario para derrotar al nazismo en la Segunda Guerra Mundial. Esta es la alegoría elegida por el economista Ricardo López Murphy para explicar parte de la historia económica reciente del país y los errores que llevaron al crítico presente: “Es muy difícil que usted pueda hacer una corrección, si le ofrece al país globito y bailecito”.
López Murphy, quien fue recientemente incorporado como socio activo de la Asociación Civil Universidad del CEMA y quien fue ministro de Defensa y de Economía durante la presidencia de Fernando de la Rúa, dice que el gobierno actual tuvo un grave error de diagnóstico, no comunicó bien la profundidad de la crisis en que se encontraba el país y, además, demostró impericia al llevar adelante su política económica.
-¿ Cuál es su visión de la situación económica actual?
-La economía argentina no crece desde hace 12 años y eso es porque acá se invierte poco o mal. Ya en 2015 tenía un problema muy profundo de crecimiento, asignación de recursos, fuerte descapitalización y una dificultad enorme de inserción internacional, con exportaciones que no crecían. En diciembre de 2015 el país necesitaba una reforma integral, pero el diagnóstico del Gobierno fue que no había un problema de la envergadura que yo creo que había, y que con un programa moderado, con base en endeudamiento, se podía lidiar con las dificultades y corregir con el tiempo los desfases. Hubo un grave error de diagnóstico, más allá de la impericia con que se llevó adelante la política económica.
-Tampoco se previó una desmejora en el contexto externo…
-Claro, pero eso ya estaba en el segundo semestre de 2014; ahora lo que hay es una segunda ronda de derrumbe de precios internacionales. Entonces, si usted está muy endeudado y además le bajan a la mitad el sueldo, tiene un problema inmanejable. Ahora, si yo como terapista le digo que usted no tiene problemas, sino que se los imagina y con un poco de deuda los va a poder resolver, no estoy haciendo lo correcto.
-¿Es posible en este país mostrar la real gravedad de la crisis?
-Mire, esa idea de que este es un país raro, diferente al resto, que no acepta la medicina y que tiene que ser sostenido por el resto del mundo no es normal psiquiátricamente. Yo eso no lo acepto, porque eso es creerse un semidiós, y es lo que nos ha llevado reiteradamente a catástrofes.
-¿Qué se puede hacer de aquíen adelante?
-Hay que subir fuertemente la inversión, porque acá el stock de capital crece al 1% y para pasar a 3% hay que subir la inversión 5 puntos (pasar del 16% actual al 21%). El financiamiento para esa inversión debe salir del desahorro del sector público. En segundo lugar, hay que eliminar el déficit del sector público, para financiar el empleo y la productividad. Tercero, hay que centrar el crecimiento en las exportaciones (deben crecer al doble de lo que crece el PBI). Y una de las claves ahí es el turismo: por ejemplo, Portugal pasó de exportar 4 puntos del PBI en turismo a 14 puntos.
-Todos hablan de Portugal, pero ¿es aplicable ese modelo acá?
-Todos los políticos argentinos hablan de un programa que no conocen: ni el más extremo se hubiera imaginado semejante corrección estructural como la que hicieron los portugueses. Los programas de Portugal, Irlanda y Grecia (en menor medida) fueron doce veces más duros que lo que yo quise hacer en 2001. Y por eso yo sufrí una de las estigmatizaciones más disparatadas que generó el kirchnerismo. Yo nunca bajé los sueldos. Ahora, todos esos modelos se basaron en vivir de su propio esfuerzo.
-¿Por qué no se produjo acála lluvia de inversiones?
-Porque para que haya mucha inversión hay que crear seguridad jurídica y reglas de juego estables, no alterar los principios básicos de las sociedades prósperas, algo que implica división de poderes. Acá, para ser exitoso, hay que defender a rajatabla la Constitución Nacional. Un ejemplo de reglas claras es que no se va a hacer con el Banco Central lo que hizo el gobierno anterior ni lo que hizo Macri.
-En el plano político, ¿dónde se ubica usted hoy?
-Discrepo enormemente con el kirchnerismo, no simpatizo con el peronismo federal y no simpatizo con el Gobierno. Voy a ayudar a que esa fuerza que no se inscribe en esas tres expresiones tenga el mayor éxito posible. No me siento identificado con el peronismo ni con Macri. Y mucho menos con Cristina, que tiene como referencia a Cuba. Que se mire ese modelo como referencia es increíble.
-¿Cómo se baja la inflacióny se controla al dólar?
-Los países que nos rodean no tienen inflación y eso tiene que ver con la institucionalidad. Si tenemos una institucionalidad fiscal y monetaria como la de ellos, vamos a tener una inflación baja. No es un tema de una medida o de un ministro, sino de institucionalidad. En cuanto al dólar, la gente se refugia en él porque la elite argentina ha generado inflaciones extraordinarias en los últimos 75 años. No es un problema del dólar, sino del peso, y el problema del peso se arregla con una institucionalidad que tenga orden fiscal, orden monetario, flexibilidad y seguridad jurídica.
-Pero lograr eso también depende de reformas estructurales, y, cuando el Gobierno las intentó hacer, recibió el rechazo de muchos sectores de la sociedad.
-No, no. Yo no vi argumentar al Gobierno desde el primer día que no podía tener una gran parte de la población viviendo de planes o que no podía tener 4 millones de jubilados sin aportes. Es muy difícil que usted pueda hacer una corrección, si le ofrece al país globito y bailecito; usted hace cosas cuando ofrece sangre, sudor y lágrimas. Si usted ofrece globito y bailecito, gestualmente le está diciendo a la población que acá no hay problemas. No digo esto con maldad, sino que lo digo para que todos entendamos el problema. ¿Usted cree que cuando Churchill dijo que solo ofrecía sangre, sudor y lágrimas, lo hacía porque estaba loco? No, lo hacía porque tenía que poner a los ingleses en la realidad. Si usted habla con franqueza es más sencillo enfrentar los problemas, y yo creo que la mayoría de nuestra sociedad prefiere que le hablen con la verdad.
-¿Qué implica su paso a la Ucema?
-Voy a ayudar a progresar a una universidad que ha sido excelente y que ha tenido un proyecto exitoso. Voy a integrar su junta directiva y estoy orgulloso de haber sido nominado. Yo soy profesor en la Ucema, he colaborado desde hace muchos años en varios programas y, además, he sido honrado con el doctorado honoris causa de la universidad. Voy a mantener mi función de consejero académico en FIEL.