PARLAMENTARIO – Tras el lanzamiento de la sorpresiva fórmula K para las elecciones de octubre, con Alberto Fernández candidato a presidente y Cristina Fernández de Kirchner como vicepresidenta, distintos economistas coincidieron en que eso brindará mayor tranquilidad en los mercados, algo que empezó a observarse, aunque advirtieron sobre el bajo nivel de actividad económica en el país.
Después de dos días, donde los mercados mostraron calma tras el lanzamiento de esa fórmula, el director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano, Víctor Becker, opinó que el anuncio “puede tranquilizar un poco a los mercados y traer un nivel de serenidad respecto de qué puede suceder después del 10 de diciembre”.
Agregó que “ayudará a bajar las turbulencias que ha habido últimamente con el dólar y el riesgo país y la inflación”.
“Creo que se alejan fantasmas porque la nominación de Alberto Fernández muestra que Cristina kirchner no se recostó en los sectores más radicalizados y debería ser una señal de tranquilidad”, añadió.
Opinó que la formula “hace surgir una paradoja entre economía y política, porque en la medida en que la polarización se diluye, el presidente Macri gana en tranquilidad económica en el corto plazo, pero pierde en la política”.
Por su parte, la directora de C&E Consultores Económicos, María Castiglione, señaló que la fórmula presidencial de la oposición “va a formar parte de una oferta electoral más moderada, y aunque todavía es difícil saber lo que hará el nuevo Gobierno no generara un efecto negativo en los mercados”.
“Aunque asuma un Gobierno distinto al actual el hecho de saber que el próximo no irá a un default da tranquilidad, por lo menos en el corto plazo”, dijo Castiglione.
“Las últimas decisiones al Gobierno llevaron a una calma que por supuesto da tranquilidad en lo económico y sin duda este mensaje de mayor moderación, y reconocer que para Cristina, gobernar sería una etapa difícil de encarar, se necesitaba dar señales al mundo de que nos somos rupturistas y el principal beneficiado es el Gobierno” expresó Castiglione.
Por su parte, Aldo Abram, director de la Fundación Libertad, advirtió que “a medida que vayamos acercándonos a las elecciones podríamos tener problemas con la evolución del tipo de cambio. Todo indicaría que va haber una nueva depreciación de la moneda que se podría trasladar a los precios”.
En ese sentido, aseguró que “recién estamos empezando a ver los últimos coletazos de los efectos de la devaluación del año pasado, pero con lo que pasó en febrero y marzo, eso también se está trasladando a precios y de allí es que no estamos viendo que baje la inflación como se esperaba”.
“Hubo una cierta reactivación comparando con el trimestre anterior, pero se viene de un pozo muy grande y por eso la gente no lo siente y acotado al impulso que da el campo. En realidad, de sentir esa mejora, la misma se hará notar en el interior del país y no tanto en los centros urbanos”, puntualizó.
Por su parte, Federico Furiase, director de la consultora Eco-Go, estimó que “se empieza a ver una desaceleración en los aumentos de precios y eso generaría alguna mejora de la actividad en estos meses”.
“Ahora, sigue siendo una inflación muy elevada y complica toda la actividad. En mayo y junio es factible que baje pero hacia delante el problema es la incertidumbre electoral. Eso va a requerir que el Banco Central esté muy activo para contener las presiones sobre el tipo de cambio”, expresó Furiase.
El economista dijo, en concreto, que “el objetivo de controlar el tipo de cambio para el Banco Central también puede ser un arma de doble filo, porque si bien ahora se le dio más libertad para operar, también puede perder estar más expuesto a perder reservas monetarias”.