Editorial
REPÚBLICA ECONÓMICA – Bob Marley decía que era mejor morir luchando por la libertad que ser un prisionero todos los días de tu vida. Es por ello que es esencial hacerle frente diariamente y en todos los espacios posibles a cualquier idea o herramienta socialista que emerja en la sociedad.
Los socialistas tienen un instrumento de goce evidente que arrastra con todo lo que se cruce por su camino: la inflación. La inflación, entendida como emisión monetaria, atenta contra el sistema capitalista e intenta derrocarlo cada vez que la masa socialista desea imponerse. Sin embargo, ¿puede lograrlo? Definitivamente no, aunque es cierto que genera ciertos disturbios de evidente relevancia en materia económica.
La inflación afecta tanto a los inversores, que necesitan cierta estabilidad en sus operaciones, como a la población de ingresos más bajos que no pueden resguardarse fácilmente de la volatilidad de precios. Aunque “la inflación” como problema económico ya está prácticamente erradicada en la mayoría de los países desarrollados y con mayor grado de libertad económica, lo cierto es que pareciera que a los argentinos nos gustan los clásicos.
El quiz sería por qué la inflación en nuestro país es tan persistente y cuál es el origen de la misma. La respuesta a ambas cuestiones es: El Estado.
Como el papel es de fácil impresión hay una suerte de tentación entre los diferentes Gobiernos de imprimir cuando el exceso de déficit fiscal así lo amerite. Como veremos más adelante en la aplicación del modelo austríaco para los diferentes períodos económicos de la Argentina, pocas veces se intentó restringir la emisión por parte de las autoridades de política monetaria. Lo contraproducente no es la emisión en sí, sino que no haya producción que sostenga este aumento de la demanda, por lo tanto, el único resultado que se gesta es el incremento generalizado de los precios que hace que nuestra economía, en particular, caiga en reiterados períodos inflacionarios.
Es por eso que el autor redefine el concepto de inflación como inyección de dinero. Ejemplifiquémoslo con un caso sencillo, un zapatero produce 100 pares de zapatos y los vende todos los meses a $50 el par. El zapatero sabe que todos los meses sus clientes llegan con $5000. Ahora supongamos que el Estado decide emitir y sus clientes ingresan con más dinero en sus bolsillos. Evidentemente, desearan consumir más, es por eso que, demandarán más zapatos. El zapatero sólo posee 100 pares de zapatos para ofrecer, su única opción es elevar los precios de los zapatos. De este modo, el precio de los zapatos no se elevó por acción del zapatero sino del Estado que emitió y desequilibró la economía.
El Estado puede decidir expandir el gasto público a través de la compra de bienes al sector privado y financiarlo mediante emisión monetaria. Esa nueva cantidad de dinero ingresa al mercado elevando el precio de dichos bienes. El sector privado que le venda al Estado comenzará a atesorar mayores cantidades de unidades monetarias y demandará, a su vez, a otros sectores, incrementando los precios. Es así como comienza un período inflacionista. De igual forma sucede si la nueva cantidad de dinero es ingresada por medio del pago de salarios a los empleados del sector público. La nueva demanda que excede la oferta presiona al alza los precios. La cuestión es que el incremento del dinero sólo beneficiará a aquellos sectores por los cuales recibirán primero este beneficio en contra de los que se encontrarán últimos en la lista.
Hay que tener en claro que no hay que confundir dinero con riqueza. Que todos tengan más plata no quiere decir que la riqueza de una Nación se incremente ya que los bienes, dada la restricción de recursos, no se producen mágicamente. Para que un país sea más rico necesita más bienes no más dinero. La creación de dinero lo único que genera es una transferencia de recursos de un sector a otro, nada más. Que con el tiempo termina por provocar una corrosión del valor de la moneda, la cual se utiliza para transar todo los días en el mercado