PANAM POST – Por Marcelo Duclos
Hace tiempo que el liberalismo se puso de moda en Argentina. El estrepitoso fracaso de Mauricio Macri en el ámbito económico hizo que los medios de comunicación buscaran nuevas voces para explicar lo que pasa en el país. Ante un Cambiemos perdido y un kirchnerismo con propuestas delirantes, los economistas liberales encontraron un espacio importante en los medios de comunicación.
En los últimos años, Ricardo López Murphy, Roberto Cachanosky y Agustín Etchebarne se convirtieron en sinónimo de audiencia asegurada, que se quedaba en el canal que los ofrecía. Mientras tanto, el fenómeno Javier Milei explotaba en el público más joven en todo el país, generando una locura de popularidad inédita para un economista. Una revolución liberal se puso en marcha y la ideología más denostada por el populismo y la izquierda se convirtió en vanguardia.
En medio de este fenómeno, José Luis Espert, de amplia trayectoria y coherencia a la hora de criticar a los distintos gobiernos, se convirtió en best seller.La Argentina devorada y La sociedad cómplice se posicionaron como los libros del momento y el técnico y escritor se convirtió en candidato a presidente. Probablemente, lo que menos pensó Espert al momento de lanzarse es que el peronismo, en casi todas sus versiones, ahora pretende «robarle» votos propios. Una locura inimaginable hasta hace algún tiempo.
Ante la nula definición ideológica de Macri, su compañero de fórmula, el peronista Miguel Ángel Pichetto, se puso al hombro la campaña. El veterano senador, desde que es candidato por el oficialismo, no deja pasar una entrevista sin hacer mención a las virtudes del capitalismo. Tampoco deja de resaltar la necesidad de reducir impuestos, de vincular a la Argentina en el mundo y de fortalecer los lazos con los Estados Unidos.
Ya no es ningún secreto que la Casa Rosada busca seducir al público liberal de la mano del candidato a vicepresidente. En las usinas de Cambiemos saben que ese voto, junto con el de la izquierda, el más ideológico, no quiere resignarse al macrismo y prefiere la heroica con Espert. Luego de infructuosos eventos por tratar de «desincentivar» la candidatura del economista liberal, el oficialismo pretende explotar a Pichetto para ver si puede morder algunos votos allí en las primarias y en octubre.
El kirchnerismo liberal (de izquierda)
Pero si algo le faltaba a esta campaña es que el mismo candidato de Cristina Kirchner se reconozca a sí mismo como «liberal».
«Me siento un liberal de izquierda, un liberal progresista. Creo en las libertades individuales y creo que el Estado tiene que estar presente para lo que el mercado requiera. Y soy un peronista. Estoy inaugurando la rama del liberalismo progresista peronista», indicó en una entrevista radial ayer.
Alberto Fernández ya había hecho un guiño a este sector al indicar al economista Guillermo Nielsen como posible hombre fuerte de su eventual gobierno, cosa que causó indignación y repudio en el kirchnerismo de paladar negro.
Esta mañana, luego de las insólitas declaraciones sobre su «corriente interna», Fernández tuvo otro mensaje para el espectro juvenil liberal: dijo que la guerra contra las drogas es un «fracaso» y que no tiene ningún sentido perseguir a los consumidores de marihuana.
Aunque no es claro cuál puede llegar a ser el caudal de votos liberal, lo cierto es que los candidatos principales quieren morder ahí. Pero Espert sigue firme con su candidatura y prepara su primer acto masivo para el 30 de junio en el gimnasio de Ferro. Desde las míticas experiencias liberales de Álvaro Alsogaray en River Plate en 1989 y Ricardo López Murphy en el Luna Park en 2003 que no se realizaba un acto de estas características en la política argentina.