Editorial
VISIÓN LIBERAL – El arte de la guerra
La guerra parece ser algo inherente en todas las sociedades. Es sorprendente la forma en la cual el individuo a lo largo del tiempo ha naturalizado los conflictos bélicos hasta tal punto de casi justificar en ciertos aspectos las conveniencias de su presencia. Es por eso que es fundamental hacer una revisión de algunas ideas. Pues bien, el liberalismo también ha estudiado la guerra, su origen y el efecto que tiene sobre la evolución de los individuos dentro de las sociedades y su organización.
En primer lugar, los liberales más clásicos atribuyen la existencia de la guerra a la falta de orden económico.
La fuente de paz yace en el libre mercado, el comercio y las libertades individuales.
A través del crecimiento y el progreso que brinda el mercado las sociedades evolucionan, dejando atrás conflictos bélicos. Las guerras son el resultado del exceso de intervención del Estado, en el cuál ciertos intereses particulares priman sobre las libertades individuales.
Sin embargo, para esta corriente de pensamiento esto no quiere decir que se deban eliminar las fuerzas armadas del territorio, sino que, por el contrario, estas son imprescindibles para defender la seguridad de los individuos que se encuentran dentro de la región contra todos aquellos otros países que a falta de libertad dentro del territorio desean atacar al resto. Hasta llegar al punto en que las ideas socialistas que atentan contra la paz sean erradicadas en todos los rincones del mundo será imprescindible encontrarse armados ante el peligro de lo externo. Es por ello que una de las pocas funciones que debería tener el Estado es la defensa nacional. Adam Smith inclusive señala que el arte de la guerra es el arte más noble que existe.
Por otra parte, Frédéric Bastiat plantea que la guerra se encuentra en la naturaleza humana -el individuo encuentra cierta satisfacción o placer- ya que el individuo puede satisfacer sus necesidades mediante la producción y el comercio o el robo -la guerra-. Cuando el individuo se da cuenta de que puede lograr el progreso por medio de sus propios medios sin ejercer la violencia, es cuando entenderá que no necesita de los conflictos bélicos para proveérselos. Es por ello que Bastiat apunta que para poder lograr eso es imprescindible que se den dos procesos en simultáneo:
– Desarme militar: para que no se lo utilice de herramienta de determinados intereses particulares.
– Eliminación de proteccionismo: para fomentar el libre comercio que promueva el progreso en todas las naciones.
En cambio, Ludwig von Mises señala que el libre mercado se basa en la cooperación pacifica entre sus individuos que intercambian pacífica y libremente bienes y servicios. Cuando los individuos deciden romper con esa paz que brinda el mercado es cuando surgen los conflictos bélicos. En ese momento os individuos luchan por los bienes y servicios en vez de intercambiarlos. Por ello, el socialismo se encuentra más arraigado con los conflictos bélicos que con la paz mientras que la libertad con la paz.
Por último, Friedrich Hayek también atribuye al socialismo el origen de los conflictos bélicos. Según Hayek, el exceso de intervencionismo, nacionalismo y socialismo deriva en guerras que atentan contra las libertades individuales. Por lo tanto, era imprescindible que se establezca un marco -una organización social como la democracia- que promueva dicha libertad.
En resumen, todos aquellos sujetos que promuevan la guerra no son más que socialistas encubiertos.
Un individuo que ha desarrollado un fuerte proceso de introspección hacia la libertad tratará de alentar la cooperación pacífica en vez de la guerra. Un auténtico liberal fomentará el libre comercio, el intercambio, la libertad individual y derecho a la propiedad privada porque entenderá que es el único camino hacia la paz.