Editorial
LA OPINIÓN- Uno de los aportes más importantes de la escuela austriaca a la economía es el factor tiempo. Es el recurso más escaso y esencial que existe en el mundo, dado que no nos hayamos sobre un equilibrio completamente estático, lo único que se vuelve limitado es el tiempo ya que 24 horas seguirán representando 24 horas ahora y dentro de 100 años; mientras que siempre se puede encontrar una mina de oro, un yacimiento petrolífero o nuevos recursos aún no descubiertos.
Como el tiempo es inherente y limitado a toda acción humana, entonces el individuo debe utilizarlo de la mejor forma posible para poder concretar sus objetivos. ¿Cuál era el principal recurso que tenía Robinson Crusoe en la isla? Su tiempo, Robinson lo podía dedicar a recolectar cocos para comer en el día o podía recolectar más cocos para comerlos al día siguiente y así dedicar ese día a construir una red. Con el tiempo, Robinson podía satisfacer sus necesidades más básicas y primitivas.
El tiempo ante todo es una decisión; Robinson decide qué hacer con él y luego actúa. La acción y el tiempo se encuentran fuertemente estrechados ya que no existe la acción sin tiempo. Robinson decide actuar de la forma en que él considera más provechosa para concretar sus objetivos. Bien podría decidir tirarse a tomar sol y no hacer nada en su tiempo, eso sí su esperanza de vida en la isla sería mínima, pero esa sería una decisión que sólo le atañe a él y es completamente válida.
Es imprescindible recalcar que la decisión sobre el tiempo de uno sólo le compete al uno, ningún otro individuo tiene el derecho a imponerle a otro qué hacer con su tiempo. Eso sí, las consecuencias de esas decisiones, siempre y cuando no impliquen un daño y perjuicio a terceros, también son propiedad del individuo. Esa propiedad que el individuo tiene con su tiempo es la que lo transforma en un sujeto activo.
¿Cuál es la condición que determina que un individuo sea activo y no pasivo? El tiempo, ya que como el individuo tiene plena conciencia de la limitación de su existencia, se ve obligado a tomar decisiones y a actuar; sin embargo, cuando otra entidad, en este caso el Estado, tiene poder sobre su tiempo, el individuo inconscientemente se transforma en un autómata. Cuando el individuo se da cuenta de que no tiene ningún tipo de poder sobre la administración de su tiempo decide entregarse al vacío de su finitud existencial y se avoca a seguir las órdenes del Estado.
Asimismo, la incorporación del tiempo en la teoría de la firma es fundamental para completar toda la teoría microeconómica. El periodo de producción es justamente el tiempo, desde que se inicia con la acción para producir un determinado bien, hasta que se convierte en un bien de consumo para satisfacer necesidades de distinto grado. De lo anterior se deduce que el individuo:
- prefiere poder satisfacer sus necesidades en el menor tiempo posible (es por ello que le es más deseable que ese lapso de producción sea el más corto posible), y
- la duración del placer que le supone esa satisfacción de necesidades sea lo más larga posible.
De ese modo podemos inferir más sobre el comportamiento del individuo en la teoría del consumidor y del productor en las decisiones microeconómicas. En resumen, el aporte que le hizo la escuela austríaca a la teoría microeconómica es innegable.
Este artículo fue publicado originalmente en LaOpinión.de (Argentina) el 1 de julio de 2019.