La grave crisis humanitaria que atraviesa Venezuela amenaza con expandirse por toda la región. Cuatro millones de venezolanos se han visto forzados a emigrar y se estima que otros cuatro se sumarán al éxodo en los próximos meses, lo cual, sin duda, afectará severamente la economía de los países vecinos. Dentro de este contexto, se realizará en Caracas el XXV Encuentro del Foro de Sao Paulo, organización creada en 1990 por el Partido Comunista de Cuba y el Partido de los Trabajadores del Brasil, en respuesta al derrumbe del comunismo en la ex Unión Soviética.
La página electrónica del Foro de Sao Paulo adelanta que los 800 delegados de 120 partidos, provenientes de 25 países, irán a Caracas a respaldar la revolución bolivariana y a fortalecer la imagen de Nicolás Maduro, y no a buscar soluciones a la crisis que experimenta Venezuela. Resulta preocupante que el FSP pretenda respaldar al modelo venezolano, cuando evidentemente éste ha sido un enorme fracaso, el cual se expresa en diversos males, entre ellos: hiperinflación, escasez, hambre, enfermedades, caos generalizado, y, por si fuera poco, el crecimiento de las mafias del narcotráfico, el tráfico de armas, y el saqueo de los recursos mineros. A estos males se añaden los nexos con la guerrilla colombiana, el fundamentalismo islámico, el castro-comunismo cubano y los regímenes totalitarios ajenos a nuestro hemisferio.
Algunos de los partidos integrantes del Foro de Sao Paulo son organizaciones de izquierda con una comprobada trayectoria democrática en sus respectivos países, y nos alarma que con su presencia vayan a avalar a individuos y partidos que evidencian un comportamiento despótico y que violan los derechos humanos. El propio régimen de Maduro ha sido acusado por seis gobiernos ante la Corte Penal Internacional por perpetrar delitos de lesa humanidad. Por estos motivos, hacemos un llamado a las fuerzas democráticas de América a mantenerse vigilantes ante el XXV Encuentro del Foro de Sao Paulo, porque lo que necesita el pueblo venezolano para solucionar su crisis es un cambio urgente de sistema y no la continuidad del mismo. Además, nos preocupa que quienes viajan a Caracas a respaldar a Maduro pretendan repetir la terrible experiencia venezolana en el resto de Latinoamérica.
Pese a las amenazas y a los peligros, queremos expresar nuestra confianza en el futuro y nuestro deseo sincero de colaborar en la solución de la crisis venezolana, la cual debe enmarcada en el retorno a las libertades y a la democracia. Nuestra meta es cumplir el sueño bolivariano de la integración latinoamericana, aprovechando nuestras raíces históricas comunes y prácticamente un mismo idioma. Sin embargo, la integración debe estar fundamentada en principios y valores de nuestra civilización occidental, es decir, la dignidad del ser humano, el derecho a la libertad y los preceptos democráticos y el progreso de la sociedad.