Editorial
MISES REPORT – De todas las escuelas de pensamiento económico, la austríaca es la más abarcativa y la única que logra entender cuál es el verdadero rol del individuo en las relaciones económicas. Es por ello que su compresión es tan esencial dentro de la economía.
La escuela austríaca tiene como principal postulado analizar no sólo las relaciones cuantitativas de los fenómenos sino entender las acciones individuales que están detrás de ellos. Esto es fundamental en una sociedad tan avanzada como la nuestra donde el rol del sujeto como partícipe de decisiones ha sido apartado y subordinado a la lógica de acciones colectivas.
En el pensamiento colectivista A y B, entendiéndose como sujetos individuales, ya no son factores individuales que tienen poder de decisión dentro de un conjunto de A, B, C, D bien diferenciados entre sí, sino que pasan a ser A=B=C=D en una situación en que cada uno es invisibilizado y su comportamiento no es relevante para modificar una determinada causalidad. Dentro de ésta pensamiento colectivista los sujetos han de ser arropados por un tercer agente, ajenos totalmente a ellos, a su historia, a sus deseos, etc, que elegirá lo más conveniente a “todos”. ¿Este “todo” es inclusivo o excluyente? Supongamos que A y B difieren entre sí, al pertenecer a un conjunto ni A ni B tienen la posibilidad de elegir de acuerdo a sus (llamémosle) deseos, pero se ven obligados a compartir un mismo espacio de acciones donde su poder decisión es prácticamente arbitraria, es decir, un tercer agente decidirá o no en función de lo que a él le parezca o no “justo y necesario” entonces ¿A es igual a B porque otro así lo dispuso? ¿Puede ser un sistema en el que un sujeto no es capaz de elegir ser más inclusivo? A mi humilde opinión un sistema en el que la libertad de ser diferentes este restringida tiende a excluir.
La escuela austríaca se basa en la Verstehen o entendimiento del entorno donde se estudia la causa integral de una determinada acción económica. Muchas veces tomamos acción y decisión como conceptos compatibles entre sí, sin embargo, uno engloba la comprensión mientras que el otro no. Y ese es el punto de demarcación con el Mainstream que al igual que el Holismo toman a los agentes como sujetos pasivos e inoperantes. Decidir no es sinónimo de actuar, decidir en un entorno de medios y fines dado no es lo mismo que actuar en un entorno basado en la percepción de los medios y fines. Los austríacos no estudian decisiones individuales al azar, sino que investigan como este proceso de acción humana se comporta frente a un conjunto de interacciones individuales afecta el transcurso de la economía.
Es por eso que la definición de Robbins sobre economía no se yuxtapone con los principios vieneses ya que no importa lo que está dado sino porque está dado, es decir, no creen en la optimización Mainstream. No es un proceso estático sino dinámico en el que ningún individuo elige en un entorno fijo, sino que se encuentra accionando constantemente en este.
Entonces, la acción humana tiene un “objeto” que no es un concepto absoluto, sino que es moldeable a lo largo del tiempo (importancia de las expectativas, la capacidad de mirar hacia adelante). De este modo se basa en un esencialismo metodológico buscando de ese modo la esencia de las cosas, entenderlas e interpretarlas es la fuente de todo conocimiento.
Así el individuo es soberano de acción. Consiguientemente aparece la función del empresario (es un concepto abarcativo de todos los sujetos) de manipular los medios de su entorno (creándolos o modificándolos a su antojo) para determinados fines que son puramente subjetivos. Todos somos empresarios por ende todos podemos influir en los estados de la naturaleza.
Por último, al no en creer en las condiciones neoclásicas de optimización ni en ninguna otra fuente de estudio que no permita el accionar individual y diferenciado, la forma de probar una determinada teoría siempre es mediante la lógica de sus argumentos más que en la formalización de la matemática. No creen en las predicciones sino en la capacidad de entender la realidad imperante.
Y si nos ponemos a entender que estamos para lograr que cada sujeto tenga plena capacidad de elegir su estado de naturaleza, convivir con A o con B en un conjunto y accionar libremente comprenderemos que la realidad es mucho más compleja y más diversa de la que creíamos que era.