En los últimos meses, el mercado cambiario se encontraba “artificialmente equilibrado” porque el Tesoro vendía u$s60 millones diarios, porque estacionalmente ingresaban agro-dólares y porque había vuelto algo el carry-trade. En cuanto estas variables fueron cediendo, la oferta de dólares cayó sin poder atender la demanda de dólares, con el agravante que la demanda de pesos continuaba cayendo. Así llego el primer cepo donde se estableció un tope de u$s10.000 para personas físicas. No obstante, el BCRA continuaba perdiendo reservas porque la gente seguía comprando dólares. Finalmente, luego de las elecciones de octubre, se profundizó el cepo. Ahora, sólo se pueden obtener u$s200 si la operación se realiza por medio de cuenta bancaria, o de u$s100 si la adquisición del billete es en efectivo.Está más que claro que la medida se toma en un contexto de urgencia por la delicada situación económica. Además, si la prioridad es cuidar las reservas, con el cepo cambiario se evita que la gente compre dólares dándole un aire a las reservas del Banco Central. Pero, esto no quiere decir que no traiga consecuencias. El cepo no es una buena noticia para el país. En primer lugar, porque si los dólares no pueden salir, entonces tampoco van a ingresar. Es una cuestión instintiva, nadie va a entrar a un lugar del cual no puede salir. Por otro lado, el cepo no es más que un precio máximo al dólar y como cualquier precio máximo trae consecuencias económicas. El verdadero valor del dólar se va a encontrar más cerca del dólar contado con liquidación que del dólar oficial. Cuanto más profundo es el cepo, mayor será la tendencia de la brecha entre los dólares alternativos y el oficial. Y si hay algo que demuestra la historia de Argentina es que el mercado cambiario, baila al compás del dólar alternativo. Siempre que hubo control de cambios, cuando la situación se volvió insostenible, el dólar oficial se terminaba devaluando convergiendo hacia el valor del dólar contado con liquidación o del dólar paralelo. Dado que la experiencia muestra esto, se genera la expectativa de que tarde o temprano vendrá una devaluación.
Si Argentina no va por el camino de encarar las reformas estructurales para generar confianza, así la economía vuelve a crecer y poder tener un mercado cambiario normal, entonces se seguirán tomando medidas que atiendan lo urgente y no lo importante; en otras palabras, parches. Si la línea que se va a seguir es esta, probablemente entonces convenga un desdoblamiento del tipo de cambio en lugar de un cepo, donde por lo menos las personas tienen la libertad de comprar dólares, a un precio más alto, pero siguen con la libertad de poder cubrirse de una moneda (el peso) que lo único que sabe hacer es perder valor. Porque, en definitiva, lo que el cepo busca no es que no se demanden dólares, sino obligarnos a usar pesos, la moneda que pierde valor.