Alberto Fernández asume una Argentina al borde de sufrir una de sus peores crisis

PROFOLIO PERSONAL DE INVERSIONES- Con los mismos problemas que cuando asumió Macri, pero en este caso, totalmente endeudada. Claramente, el país no tiene mucho margen para escoger un camino diferente al pragmatismo. ¿La prioridad? Salir lo más airosos posible. Por Natalia Motyl, Economista de Libertad y Progreso.

Mauricio Macri termina su gestión plagada de contradicciones y limitaciones políticas. Por un lado, su discurso siempre apuntó al camino correcto, no obstante, las políticas económicas llevadas adelante fueron bastante tímidas y lentas para la gravedad del problema. Aplicó, avalado en parte por el Fondo Monetario Internacional, una política gradualista. Hay que destacar que ésta le daba cierto aire en lo social. Luego de los disturbios en diciembre de 2017, el gobierno definitivamente se acobardó con las reformas que debía llevar adelante y escogió un camino escaso de pragmatismo. No obstante, no había mucho margen para estirarlo y compró tiempo endeudándose con el FMI.Alberto Fernández politica argentina

Argentina posee un elevado gasto público persistente que excede sus ingresos y que le provoca distorsiones en el resto de las variables económicas. Las formas que el Estado escoge para financiarlo, en vez de reducirlo, son las causas de que poseamos altas tasas de desempleo, inflación, pobreza, una estructura productiva atrofiada que no puede hacer frente a los shocks y un estancamiento económico desde hace 10 años.  No hay recetas mágicas, sino políticas exitosas. Si queremos crecer, entonces hay que recortar el gasto público. Macri decidió financiar el gasto público, para no generar tensión social, endeudándose. Definitivamente compró tiempo, pero no le alcanzó.

Se vio que la política gradualista no era consistente con el déficit fiscal, cuando se intentó controlar la inflación con inflation targeting y definitivamente se les fue de la mano.

Si hubiese aplicado una política de shock, la historia hubiese sido diferente, porque permite eliminar rápidamente las distorsiones y así mejorar la eficiencia, incrementando el bienestar de toda la sociedad. Si Macri hubiese escogido ese camino, hoy la pobreza se encontraría reducida soberanamente, con una inflación de un solo dígito y una tasa de desempleo manejable. Lamentablemente, no se logró hacerlo. Por lo tanto, será imprescindible que el próximo gobierno entienda la importancia de aplicar una política de shock y no cometa el mismo error del último gobierno.

Algo que debería mantenerse de la gestión de Mauricio Macri son sus tres puntos fundamentales a destacar: calidad institucional, relaciones internacionales, mayor transparencia.  En 2019, la Argentina subió siete puestos en el Índice de Calidad Institucional. Desde 2017 a 2019, el país pasó del puesto 142 al 112. En el Índice de Percepción de la Corrupción, elaborado por la Organización de Transparencia Internacional nuestro país mejoró, posicionándose actualmente en el puesto 85 de 180 países. Asimismo, es indudable la mejora en las relaciones con el resto del mundo. Argentina logró afianzar las relaciones bilaterales y hoy goza de los beneficios. Volver a los mercados no fue una tarea sencilla y Macri hizo un gran avance en ésta materia. Habrá que exigir que el gobierno electo entienda la importancia de mantener la calidad institucional, la transparencia y fortalecer las relaciones con el exterior.

Al actual gobierno -algo que debería intentar resolver el próximo-, le quedó pendiente reducir cabalmente el gasto corriente, más allá de lograr un resultado primario cercano a cero por suba de impuestos, y así volver a la senda de crecimiento con baja de la inflación y la tasa de desempleo.  Son los grandes desafíos que tiene nuestro país y hay que afrontarlos de manera urgente.

Alberto se encontrará con una Argentina al borde de sufrir una de sus mayores crisis económicas de la historia. Con los mismos problemas que cuando asumió Macri pero en este caso totalmente endeudada. Claramente, la Argentina no tiene mucho margen para escoger un camino diferente al pragmatismo. Hoy la prioridad es salir lo más airoso de la crisis.

 

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