Economista especializado en Desarrollo Económico, Marketing Estratégico y Mercados Internacionales. Profesor en la Universidad de Belgrano. Miembro de la Red Liberal de América Latina (RELIAL) y Miembro del Instituto de Ética y Economía Política de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.
Cuando cayó el Muro de Berlín algunos creímos, como Francis Fukuyama, que llegaba el fin de la historia. De alguna manera, el derrumbe de ese gigantesco muro fue la comprobación de que la economía planificada no funcionaba. Atrás de él había países que no tenían ninguna chance de competir con Occidente (Occidente tiene un nivel de productividad mucho mas alto) y Alemania fue el mejor ejemplo: tenía a los mismos alemanes de un lado y del otro y se creía que Alemania Oriental tenía un PBI per capita algo inferior al Occidental.
Entonces, cuándo cayó el Muro, se dieron cuenta que estaban mucho mas atrasados (posiblemente, era un 25% menos el PBI de Alemania oriental comparado con occidental). Por eso es que había un optimismo fenomenal y fue el pico de las ideas de la libertad de los últimos siglos (tal vez de la humanidad).
La humanidad progresa y progresa en espiral ascendente. Pero ahora posiblemente estamos en un retroceso, situación que se ve en América Latina muy claramente con las ideas del socialismo del siglo XXI. También en Argentina, donde pareciera que el gobierno que ingresa quiere volver a una economía planificada, dónde van a controlar precios, salarios, que sectores ganan y cuáles pierden (al menos eso es una de las alternativas).
Entonces, ese es el camino contrario al de la libertad. Argentina hoy es uno de los países mas reprimidos del mundo (está en el puesto 148 del Índice de Libertad Económica) y todo indica que en los próximos meses vamos a profundizar la represión de la economía.
Y lo paradójico es que no funciona., Ya lo hemos visto en Argentina muchas veces y en otras partes del mundo. Y quedó demostrado en forma patética y contundente el día que cayó el Muro.