Economista especializado en Desarrollo Económico, Marketing Estratégico y Mercados Internacionales. Profesor en la Universidad de Belgrano. Miembro de la Red Liberal de América Latina (RELIAL) y Miembro del Instituto de Ética y Economía Política de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.
ÁMBITO FINANCIERO – Los Bancos Centrales debían ser independientes de la política y aplicar esta nueva receta. El resultado fue la desaparición de la alta inflación en casi todos los países del mundo. En Argentina, la idea de tener un Banco Central independiente y serio no ha funcionado.
De manera casi simultánea prácticamente todos los bancos centrales del mundo terminaron sus políticas inflacionistas. Se aceptó de manera generalizada que existían dos fuerzas que impulsaban la inflación: la estrechez del mercado monetario y la inflación esperada, incorporando una curva de Phillips aumentada por las expectativas en los modelos de equilibrio general que utilizan los bancos centrales. Los Bancos Centrales debían ser independientes de la política y aplicar esta nueva receta. El resultado fue la desaparición de la alta inflación en casi todos los países del mundo.
Por mencionar dos ejemplos, Paul Volcker asumió en la Fed en 1979 y en tres años bajó la inflación del 14% al 4% anual. Más tarde, los europeos adoptaron el Euro como moneda común, y crearon el Banco Central Europeo, independiente, cuya carta orgánica establece que “El objetivo principal de la política monetaria del BCE es mantener la estabilidad de los precios. Esta es la mejor contribución que puede hacer la política monetaria al crecimiento económico y a la creación de empleo”. Y la inflación de toda Europa es ahora inferior al 2% anual.
El caso argentino no desmiente al mundo, sino que confirma las consecuencias de un mal manejo de la política monetaria. El Banco Central no es independiente, sino que es dirigido desde el Poder Ejecutivo y reemplaza a su antojo a sus presidentes que según la ley debieran durar más que un lapso presidencial. La emisión monetaria durante los cuatro años de la administración Macri fue de 155% y la inflación fue de un 295%. Las expectativas inflacionarias se forman mirando hacia adelante. El BCRA venía emitiendo pasivos remunerados (Lebacs y luego Leliqs), lo que era interpretado por el mercado como emisión futura (y por ende mayor tasa de inflación esperada). A eso se le sumó la confirmación, el 28 de diciembre de 2017 de que el BCRA no era independiente. Luego se produjo el sudden stop de abril-junio de 2018 y un nuevo shock de expectativas negativas al ganar Fernández las PASO en 2019. Como resultado, se aceleró la caída de la demanda de dinero, lo cual explica el diferencial entre la emisión monetaria y la tasa de inflación, más allá del natural rezago del efecto de la política monetaria.
La inflación es un impuesto no legislado que afecta sobre todo a los más pobres. Los argentinos sabemos que podemos eliminarla con una ley de Convertibilidad, o bien dolarizando. La idea de tener un Banco Central independiente y serio no ha funcionado. Tal vez, solo quede eliminarlo