Por Lautaro Moschet. Analista – Libertad y Progreso
El actual gobierno lleva algo más de un mes en el poder y el rumbo de sus políticas económicas parecen estar ya sobre la mesa. Intervencionismo, impuestos, emisión y “redistribución de la riqueza” son parte del plan económico para salir de esta gran crisis. Según el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, estas medidas afectaron positivamente la temporada turística local y parece dar comienzo a un nuevo capítulo del relato K.
La semana pasada, el poder legislativo de la provincia de Buenos Aires sancionó la ley impositiva 2020. Si bien, la oposición logró algunas modificaciones, parece que ninguna de las partes quedó conforme con lo realizado. Lo cierto es que en los medios se habla de un impuestazo y como tal afecta a todos los bonaerenses, aunque a algunos más que a otros. Por su parte, Kicillof argumentó que no se trata de un aumento impositivo, sino que simplemente se actualizan los montos por inflación para mantener el mismo volumen de recaudación que el año pasado y por lo tanto en términos reales no hay ningún cambio. Sin embargo, teniendo en cuenta que los salarios perdieron contra la inflación, las personas tendrán menor ingreso disponible para consumir o ahorrar, dado que el porcentaje destinado para pagar impuestos es mayor.
En su recorrido por Mar del Plata, Kicillof declaró que la temporada es un éxito y se debía a las políticas impulsadas por Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Claro está que la devaluación del peso argentino con su consecuente pérdida de poder adquisitivo, provoca que muchas de las personas que suelen ir a veranear al exterior, tengan que considerar hacerlo en el propio país. Pero lejos de reflejar un aumento en el bienestar, esta situación refleja una alternativa forzada por la inestable economía argentina. Lo más polémico del ex Ministro de Economía fue su frase “La gente anda con un manguito más en el bolsillo”. Declaración completamente desafortunada, teniendo en cuenta el ajuste que se le está aplicando al sector privado y la aceleración inflacionaria que tiene lugar desde el mes de agosto
Hasta el momento no demuestran ser lo suficientemente competentes para dar soluciones reales a los problemas que afectan a los millones de argentinos. Desde la provincia dicen no tener fondos para pagar la deuda que vence este mes y desde Nación parece que le soltaron la mano. Cerca de 250 millones de dólares vencen el próximo 26 de enero por un bono emitido durante la gobernación de Daniel Scioli y por el ahora los acreedores no tienen respuesta. Lo concreto es que no han presentado ningún plan económico que aporten ideas de cómo resolver esta circunstancia ni han dicho aún de qué forma se va a negociar con los tenedores.
Está claro que el relato viene cada vez más fuerte. Las libertades individuales están amenazadas y no tienen temor en ocultar su autoritarismo. Van a seguir insistiendo hasta que todos entendamos que tienen razón y aunque no nos demos cuenta, tenemos un manguito más en el bolsillo. La inflación es psicológica y la inseguridad una sensación. Prometieron heladeras llenas y el asado de los domingos, pero congelan jubilaciones y aumentan impuestos.
El verano se termina pronto y consigo volverá a caer el consumo que viene resistiendo debido a los gastos de navidad, año nuevo y el ocio de las vacaciones. Teniendo en cuenta que la base monetaria creció alrededor de un 30% y que la demanda de dinero volverá a caer, solo se puede esperar mayor inflación y una brecha creciente entre el dólar oficial y el paralelo, dado que el repudio de los pesos buscará ser canalizado mediante la tenencia de divisas. Por lo tanto, nuestra moneda valdrá menos y los más perjudicados serán los de siempre.