DOS FLORINES- IPROFEFSIONAL – El economista y director ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso consideró que si llega será “coyuntural” porque hay un error de diagnóstico”
“Este programa del Gobierno no es sustentable en el tiempo y suele terminar muy mal”, sentencia en una entrevista a iProfesional, Aldo Abram, licenciado en Economía de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Director Ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso.
En una charla profunda, sostiene que el problema principal que debe resolver el país no es la cuestión de la deuda externa, sino los problemas estructurales.
Asimismo, alerta que las brechas cambiarias pueden ampliarse, y que la emisión monetaria es un arma de doble filo.
-La economía del país sigue luciendo compleja, ¿qué diagnóstico realiza?
-La situación económica del país la veo muy complicada porque considero que hay un error de diagnóstico en pensar que el problema es la deuda, cuando en realidad es la consecuencia de no haber realizado las reformas estructurales. Por lo que, si no se avanza en ello, puede ser que tengamos una recuperación coyuntural, pero lamentablemente, luego iremos a una profundización de la crisis.
– ¿Por qué cree que enfatizar el problema de la deuda es un error de diagnóstico?
-La renegociación de la deuda siempre es un tema muy complejo, más cuando se parte, como en este caso, de un error de diagnóstico, que es justamente el problema principal de Argentina, cuando en realidad la deuda en sí no lo es. Es decir, es la consecuencia de no haber resuelto los problemas de fondo que tiene el país, encarando las reformas estructurales necesarias. De hecho, el criterio es que la deuda se tiene que pagar creciendo, para crecer tenemos que reestructurar la deuda del sector privado de tal forma de no pagar intereses, y como nos ahorramos los intereses de dos o tres años eso nos permitiría tener recursos para hacer crecer la economía sostenidamente y, en definitiva, ahí se considera que se resolvería ese problema. Ahí es donde falla el razonamiento.
De hecho, ocurrió también con Mauricio Macri, que despertó gran credibilidad al inicio de su gestión cuando dijo que iba a hacer reformas estructurales, y tuvo decenas de miles de millones más de dólares de los que va a contar como recursos por ahorrarse los intereses el gobierno actual, que empleará como financiamiento. Así, se mantuvo la situación anterior hasta que la gente vio que Macri no resolvió los problemas de fondo, y que se usaba ese financiamiento justamente para mantenerlos. Y bueno, entramos en una crisis desde 2018 que dura hasta ahora.
-¿Entonces?
-Evidentemente, no va por ahí. Ya llevamos ocho default, y éste podría ser el noveno. Para poner un ejemplo, si tengo una empresa que manejo mal y pido refinanciar reiteradamente la deuda que tengo, mi acreedor me va a preguntar qué cosas voy a hacer para que no se repitan los mismos errores y no volver a la misma situación. Pero si el dueño de la compañía dice que al resto no le tiene que importar cómo administra su firma, está equivocado porque así no genera confianza de los prestamistas. La realidad es que no hay mucho interés en hacer las reformas estructurales que son necesarias para que Argentina crezca, pueda pagar cualquier tipo de deuda y tenga credibilidad para refinanciarla, cosa que no es lo que parece que va a suceder hacia adelante.
Deuda.
-Con respecto a la renegociación de la deuda, ¿considera factible que se supere ese obstáculo?
-Seguro va a ser complicada la renegociación en cuanto a la generosidad y predisposición de los acreedores. No van a hacer una quita para que dentro de un tiempo se vuelva a defaultear la deuda y se haga otra nueva quita. Es decir, lo que se está reestructurando ahora, la mayor parte, es de los papeles que se emitieron en 2005, 2010 y 2016 para pagar el default de 2001. Y en 2001 se defaultearon en gran medida los bonos del Plan Brady, que se hizo para cerrar el default de los años ´80.
-¿Qué opina de las medidas tomadas hasta este momento por el Banco Central?
-Claramente, el Banco Central ha tomado como prioridad bajar la tasa de interés y financiar al Gobierno, lo cual ha implicado una fuerte emisión de pesos, que al principio tuvo un factor morigerador, ya que al cerrarse más el cepo cambiario forzó a la gente a tener una moneda que no quiere. O sea, tuvimos que demandar más pesos de los que queríamos y eso facilitó a que los emitieran. Por otro lado, también es cierto que hacia finales de año hubo un crecimiento estacional de demanda de billetes de la gente por el cobro de aguinaldo y bonos, por la previsión que debían enfrentar gastos para las fiestas y vacaciones. Así se atesoraron más pesos para poder pagar estos compromisos, y entonces, pese a que se emitió, no hubo tanta depreciación de la moneda. El problema es cuando la gente empieza a gastar ese dinero al irse ya de vacaciones. Usualmente el impacto fuerte es a finales de enero y principios de febrero, pero esta vez se ha adelantado porque el ritmo de emisión de pesos fue fenomenal.
-¿Cómo toma este incremento notorio de la emisión?
-Lamentablemente, he visto que han vuelto a bajar la tasa de interés, pero para hacer esto lo que hay que hacer es emitir más. Entonces, parece que el ritmo de emisión va a seguir creciendo, cuando claramente ya estamos en un proceso de caída de la demanda de pesos. A la gente que se la obliga a tener pesos a partir del cepo, después quiere tener menos pesos. Por eso, cuando puede salirse de esta moneda, lo hace fuertemente, y el Banco Central debería estar sacando todos esos billetes del mercado, porque la realidad es que influye en el mercado cambiario la variación de cualquier moneda.
Dólar.
-¿Qué puede ocurrir con el dólar y las brechas cambiarias en las próximas semanas?
-En la medida que siga emitiendo el Banco Central y siga cayendo fuerte la demanda de pesos, porque la gente va encontrando salidas al cepo, se deberá esperar que el dólar paralelo se vaya alejando más del valor oficial, porque la autoridad monetaria fija artificialmente el precio del tipo de cambio. Por lo tanto, se podrá estar viendo ese desfasaje cambiario en los mercados libres. No debería extrañar nada que siga subiendo el valor del dólar en esas plazas, y que haya más inflación, si no se sacan los pesos que están de más. Diría que este programa del Gobierno no es sustentable en el tiempo y suele terminar muy mal, por lo tanto si el Banco Central sigue así va por muy mal camino.
-¿Qué opina de la brusca baja de las tasas de interés?
-Lamentablemente la baja de la tasa de interés se está consiguiendo a fuerza de más emisión, y no porque haya más interés de la gente de ahorrar en pesos. Al contrario, se la está desincentivando con tasas negativas en los depósitos. La Argentina quiere desincentivar a los ahorristas a poner más plata en los bancos para que haya más crédito, quitándole poder adquisitivo por colocar ese dinero en las entidades. Es un absurdo, por eso lo que hace el Gobierno es emitir para dar más crédito, algo que es verdad que abarata los préstamos y que permite tener mayor poder adquisitivo, pero se deberá ver el costo que genera ese crédito barato porque el Banco Central no genera riqueza.
-¿Cuál es su visión general de la economía para los meses que vienen?
-La gran incertidumbre hasta ahora era saber qué iba a pasar con la renegociación de la deuda, y la verdad estamos viendo que están surgiendo otros temas que también son complejos, como el monetario, que suponíamos que iba a ser mejor manejado. Pero, presumiendo que se termina reestructurando amigablemente la deuda, y además se hace de forma tal que no se declara un default, y no se desmaneja demasiado la política monetaria, puede ser que junto al hecho de haber cambiado de Gobierno -algo que siempre genera confianza-, tengamos una recuperación de la economía.
Pero la verdad que creo que esa mejora va a ser muy coyuntural, y si no se resuelven los problemas de fondo de la Argentina y no se avanza en las reformas estructurales, la verdad que hay muchas chances de enfrentar a posteriori una profundización de una eventual crisis. Ya lo hemos vivido con Macri, que con mucho más crédito del que va a contar este gobierno, pudo apenas sostener una recuperación que duró menos de un año y medio.