IPROFESIONAL – De acuerdo con el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), en base a los datos del año 2019, los países con la inflación más alta del mundo en general se ubican en los continentes de Asia y África y se emplazan en regiones afectadas por conflictos bélicos, hambrunas, adversidades climáticas o escasez de recursos naturales.
Sin embargo, hay excepciones. Y una de ellas es Venezuela, que bajo el régimen de Nicolás Maduro, se posicionó como el país con la inflación más elevada a nivel global.
El país liderado por Maduro registró una inflación del 200.000% según la proyección del FMI. Los datos del organismo multilateral de crédito son muy superiores al 7.374,40% anunciado por la opositora Asamblea Nacional, pero aun en ese caso son más que suficientes para que el país sudamericano conserve el primer puesto global, con una amplia ventaja sobre el resto.
En el segundo lugar quedó Zimbabwe, con el 161,8%, en medio de una sequía que ya lleva tres años y condena a una situación de hambre extremo a la mitad de su población.
Y en el tercer lugar, es decir, dentro del podio, se ubicó la Argentina. La inflación de Argentina fue de 53,8% en 2019, la más alta desde 1991 y de las más elevadas del mundo.
Según el Indec, el costo que más aumentó el año pasado fue el de la “salud” (+72,1%), seguido de “comunicación” (+63,9%) y “equipamiento y mantenimiento del hogar” (+63,7%).
En tanto, el sector de alimentos y bebidas no alcohólicas registró una inflación acumulada de 56,8%.
Sudán, desplazada a la cuarta posición por el ascenso argentino, registra una inflación proyectada por el FMI de 50,4%, con uno de los más bajos niveles de desarrollo humano e ingreso por habitante del planeta, además de tratar de superar las secuelas de medio siglo de enfrentamientos étnicos que derivaron en 2005 en la separación como estado independiente de Sudán del Sur, sexto en la lista de los países con mayor inflación con el 24,5 por ciento.
Ranking de inflación en América Latina
Dentro de la región, y excluyendo a Venezuela con su régimen socialista, la Argentina es el único país con inflación de dos dígitos, mientras que el resto de las naciones latinoamericanas tienen, en promedio, un costo de vida del 3,20%. La otra excepción es Haití, que se ubica en el octavo puesto a nivel mundial, con el 17,6%.
Los dos países sudamericanos con menor inflación en 2019 fueron Bolivia, que cerró el año con 1,47% y una deflación del 1,54% en diciembre, y Ecuador, con dos deflaciones: 0,07% en el año y 0,01% en diciembre.
Brasil, con el 4,48% en todo el año y 1,22% en diciembre, es el siguiente país en la lista del subcontinente, seguido por Colombia (3,8% anual y 0,26 en el último mes), Chile (3% y 0,1%), Paraguay (2,8% y 0,6%) y Perú (1,88% y 0,12%).
“El problema no es de ahora, pasó una década y en vez de bajar la inflación, la duplicamos al mismo tiempo que en países como Chile y Brasil, dejó de ser un problema”, consignó un informe de la Fundación Libertad y Progreso.
Mientras los demás países tienen una inflación menor a un dígito mensual, la Argentina en un mes supera el costo de vida anual de las naciones en las que “se sabe que es un fenómeno estrictamente monetario”, consignó la entidad.
Alta inflación: un problema histórico
La inflación ha sido una constante de la historia argentina de las últimas décadas. Salvo períodos excepcionales (el más prolongado fue el de la convertibilidad), la economía argentina registró un nivel inflacionario elevado.
Resulta significativo señalar que solo 5 de las 26 presidencias analizadas registraron variaciones de precios menores a los dos dígitos, mientras que en el extremo opuesto, seis presidentes tuvieron inflaciones anuales que alcanzaron los tres dígitos, tal como informara iProfesional.
Esta es una de las conclusiones a las que se arribó en un profundo estudio realizado por la Unidad de Estudios y Proyectos Especiales de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), que muestra que durante los últimos 100 años, la tasa de inflación promedio fue de 105% anual, siendo el máximo histórico de 3.079% en 1989.
“Considerando la persistencia y la magnitud del fenómeno, y los efectos adversos que la inflación tiene en la economía, la búsqueda de una solución debería ser una prioridad para las autoridades públicas y los diversos actores involucrados”, agrega el reporte.
El economista Martín Calveira, investigador del Área de Economía del IAE Business School de la Universidad Austral, hizo un repaso por la reciente historia nacional, desde 2011 a la fecha, para analizar cómo ha variado la inflación y la economía en años de elecciones legislativas y presidenciales (años impares), con respecto a la de los períodos no electivos (años pares). Y la conclusión es que en años impares, el índice es menor que en los pares.
“El fenómeno de recurrencia de los últimos años puede tener un elemento no económico que explique cierta dinámica, vinculado con la coyuntura político-electoral de cada año”, explica el especialista.