Por Lorena Rodríguez (Fuente www.perfil.com).
PERFIL – El lunes 2 de marzo llegó al país una nueva Misión del FMI para ver cómo avanzan las autoridades locales en su estrategia para lograr la mentada “sostenibilidad” en la reestructuración de la deuda, una valoración que el gobierno parece buscar a ultranza y que para algunos analistas puede hacer encallar el barco en un nuevo default, además de generarle un costo político importarte a Alberto Fernández. Incluso hay quienes lo ven como el regreso a una situación recurrente de “defaultear deuda con nuevo default”. En cierto modo, en lo que a deuda pública se refiere, la Argentina sigue entrando en una especie de “loop” recurrente que la regresa al punto de partida.
Para Aldo Abram, Director Ejecutivo de Libertad y Progreso, hay un error de diagnóstico del gobierno. “El problema que tenemos para alcanzar la sostenibilidad de la deuda no es precisamente la reestructuración. Si fuera así alguien debiera explicarme por qué vamos por la 8º a 9º reestructuración”, explicó. “Decir que esta deuda se acumuló para fugar capitales es no haber mirado lo que pasó recientemente. La deuda pública se acumuló por no haber querido bajar el gasto público que no podíamos pagar, aún exprimiendo a más no poder a los argentinos. Acumular deuda para pagar exceso de gasto público ha sido una constante a lo largo del tiempo y nunca habrá deuda sostenible si se gasta demás, incrementando los niveles de endeudamiento a tal punto que se vuelven impagables y generan una crisis de confiabilidad como en 2018”, analizó. Finalmente crédito viene de credibilidad.
Cuáles son los posibles escenarios de reestructuración de la deuda argentina
Esto implica que si el país no hace los cambios de fondo necesarios va a volver a acumular deuda que no podrá pagar. “Si no hacemos las reformas estructurales necesarias -entre ellas bajar el gasto público-, cuando se reestructure esta deuda, los bonos que surjan los vamos a volver a defaultear. De hecho la deuda que vamos a reestructurar se emitió en 2005, 2010 y 2016, la mayor parte para pagar el default del 2001; y el default de 2001 fue mayormente de bonos del Plan Brady que fueron emitidos en los ’90 para pagar deuda de los ’80”, recordó. Por su parte, Pablo Tigani, Director del Board of Directors Grupo Hacer, destaca que para que la reestructuración sea sostenible será fundamental discutir plazos, tasa y quita. “Desde un punto de vista innovador y hasta creativo, que podría reconciliar al FMI con gran parte de la sociedad, creo que sería importante que (el organismo) hiciera una quita, aunque fuera simbólica, de 5 a 10% y dejaran de cobrar intereses los primeros dos o tres años hasta que los parámetros económicos se normalizaran”, expresó. Al referirse a la deuda privada opinó que los fondos de inversión operaron en forma temeraria. “Ya habían ganado entre 30 y 40% en dólares. Se llevaron los 44 mil millones del FMI más otro tanto de reservas del país”, dijo y dejó entrever que pueden soportar una quita sustancial de hasta el 50%.
Por su parte, Marina Dal Pogetto del Estudio EcoGo, piensa que el gobierno debiera ser más pragmático. “Para que la deuda sea sustentable con los parámetros originales, sin superávit fiscal rápido (recién en 2026), sin crecimiento de la economía y suponiendo que la tasa de interés no va a bajar demasiado rápido, (el ministro Guzmán) está diciendo que hay que hacer una quita agresiva de la deuda o en los cupones”, consideró.
Si bien no se conocen los detalles de la potencial oferta, Balanz Capital, una de las principales sociedades de Bolsa interpreta en un informe reciente que agrupar bonos por tramos y ofrecer un bono (o conjunto de bonos) nuevos para cada tramo tendría más probabilidades de éxito. Respecto del nuevo valor indicaron: “Compartimos el consenso de los inversores en general de que el Gobierno tiene muchos incentivos para evitar un default, lo que establece un piso para los precios en torno a los USD 40 para los bonos globales largos”.
Argentina contrata a BofA, HSBC y Lazard para reestructurar deuda Por su parte, Marina Dal Poggetto también intentó ponerle números a la oferta. “Suponiendo que la tasa marginal de la economía pueda ir a 8% (lo que significa que el riesgo país baje de 2300 puntos a 600) hay distintas opciones dependiendo de como se maneje la quita nominal, los cupones (intereses que devenga esa deuda) y los plazos”, estimó. “Esos flujos potenciales que serían consistentes con los parámetros de sustentabilidad del ministro, traídos a valor presente, significa que el nuevo bono valdría en la zona de 50. Pero la economista también advierte que el concepto de sustentabilidad llevado a ultranza puede representar un problema de liquidez. “Mientras Argentina está negociando, por detrás el Banco Central está entregando los dólares para pagar los vencimientos de corto plazo de la deuda en dólares y está entregando los pesos para pagar los vencimientos de la deuda en pesos. La premura por arreglar el problema es más importante que el concepto de sustentabilidad puesto con esos parámetros”, remarcó. “Si (el gobierno) no tiene un “deal” (con los bonistas) la dinámica financiera de corto plazo se va a complicar enormemente como cualquier intento de reactivación”. EL 31 de marzo está a la vuelta de la esquina y todavía hay muchos interrogantes. Ni siquiera se conoce la propuesta. Para los analistas va a ser duro pero se podrá llegar a acuerdos. Para Abraham, “el problema es la sustentabilidad. Con el FMI no será tan complicado, seguramente el gobierno presentará algún camino con el ordenamiento de cuentas fiscales y el Fondo termine reperfilando la deuda de u$s 44 mil millones que vencen entre 2021 y 2023, y logre extender los plazos de pago a 5, 6 o 7 años. El problema lo tienen los acreedores privados, que lamentablemente van a recibir papeles que se van a volver a defaultear, con lo cual a ellos les puede cerrar hacer ese acuerdo rogando que los mercados consideren que las quitas menores que les puedan haber hecho, hacen de la deuda algo sostenible, por lo tanto los bonos suban, aunque claramente no se está haciendo nada para que esa deuda sea sustentable y del lado del gobierno necesitan evitar un default total. Lo mejor hubiera sido decir qué se iba a hacer para resolver los problemas de fondo”, opinó.
El plan de pagos no está pero la Secretaría de Finanzas si informó este fin de semana en un escueto comunicado que el Ministerio de Economía conformó la propuesta de contratación del Asesor Financiero, Lazard; y de dos Agentes Colocadores, Bank of America y HSBC. Vale recordar que el rol de los agentes colocadores es más que importante ya que deberán reunir a todos los que acreedores que tienen bonos. “Hay una dispersión fenomenal, y aquí es importante el rol de estos bancos en tanto su estructura como entidades que estén en el territorio, que tengan mucha influencia, y poder de persuasión”, indicó Tigani, que se mostró conforme con la designación del BofA, aunque planteó sus dudas con el HSBC. “No lo veo bien en tanto ese banco estuvo sospechado hace 4 años por cuestiones de lavado y de haber patrocinado la devaluación del 12 de agosto, aunque no se probó nada”, redondeó. Para Dal Poggetto, Lazar y BofA fueron los mismos agentes financieros que en el canje de 2005, aunque en ese momento la economía estaba en default pero el país ya tenía superávit fiscal abultado. “La política fue la que manejó ese canje, pero la premura era distinta. Hoy, el agente financiero es el que va a juntar esas mayorías para que se evite el default. El éxito o fracaso de la operación depende de la propuesta”, dijo.
Respecto de la negociación Pablo Tigani indicó que va a ser dura. “Las formas de Alberto (Fernández) son buenas pero la negociación va a ser fuerte. Una vez que esté establecido lo que se quiere de quita y lo que desea en cuanto a plazos va a ser difícil moverlos”, concluyó.