La situación que nos apremia en Abril 2020 es esta guerra de Argentina y toda la humanidad, con distinta intensidad y en tiempos no coincidentes, contra el Coronavirus COVID-19. Sorpresivo y muy agresivo, con índices de mortalidad inmediata de alrededor del 5% para los afectados. Por ello nuestros esfuerzos de gobierno, organizaciones y ciudadanos es superar la pandemia con los menores casos fatales posibles. Nada ni nadie es prioritario a esta causa nacional; el gobierno y la población debemos tener alto grado de unidad, lo que traerá mayor éxito contando con la debida responsabilidad colectiva.
Pero además sin afectar la prioridad señalada si no contribuyendo a su éxito, tenemos que asumir, planificar y ejecutar las políticas y acciones tendientes a corregir las enormes distorsiones de la realidad argentina, las que tendrán su momento de más firme acción seguramente a partir de la regresión y superación de la pandemia; pero debemos reconocerlas y actuar mucho ya con suprema atención, con las que estamos en deuda crítica desde hace largo tiempo.
Cuáles son, y cómo se logran?
- RACIONALIDAD EN PRESUPUESTOS Y GASTOS PÚBLICOS.
La situación hoy de menor actividad económica ya previa a la pandemia y muy agravada por ella, es bien distinta ante un gasto público de 45% del PBI altamente improductivo, que ante uno de 25% como a principios de los 2000, entonces implícitamente de mayor productividad. El Presidente Alberto Fernández tiene buena oportunidad de reconocer la necesidad de encarar firmemente este desafío de bajarlo con beneficios antes que perjuicios, con la experiencia que él tiene al haber sido Jefe de Gabinete en el período que aumentó fuerte el despilfarro a malgasto y populismo improductivos. El estado confiscó inútilmente rentas de auténticos productores de diversas actividades, impidiendo su segura reinversión con creación de puestos de trabajo útiles. Así descendimos a más de 30% de pobres, inadmisible para las condiciones argentinas. Si él no tiene conciencia de la desatinada política K de más de una década, de la que fue realizador principal, e interesarse en liderar el reencauzamiento en dirección adecuada, el pueblo argentino dentro del orden constitucional tendrá que corregir esta feroz distorsión que sigue condenándonos a mayor pobreza y decadencia. Estamos viendo hoy que una Argentina con un PBI de 2 billones de US (2.000.000.000.000) y 500 mil millones de US de exportaciones como era su destino de haber continuado el derrotero posible desde hace varias décadas, ya que los de parecida situación lo consiguieron. Pero el sistema social, sus diregencias -política, gremial y empresarial- y nosotros los ciudadanos desatentos lo sostuvimos siempre, y consecuentemente no superamos la degradación. Es imprescindible corregir esta sangría aprovechada sólo por prebendarios improductivos, y con altos costos al resto de la sociedad. A la hora de la verdad como en combate contra COVID-19, volvemos a palpar nuestro error que ahora mismo hay que empezar a corregir con un plan que podrá tener dificultades tolerables, pero permitirá que Argentina avance hacia lo que puede y debe ser, sin cobardías irresponsables. Instituciones serias y creíbles lo tienen estudiado y propuesto; hay que decidirse políticamente a hacerlo sin excusas, con tiempo prudencial de ejecución y monitoreos necesarios. - REFORMA LABORAL QUE SIGNIFICARÁ AUMENTO DE SALARIO REAL A TRABAJADORES
También hay que afrontarla, antes que la gente -el mercado- la realice anárquicamente como viene ocurriendo. Resistida por la dirigencia gremial es ahora una carga y recorte de salario para el trabajador, y una ventaja corporativa discriminada para dirigentes y/u organizaciones gremiales. Basta señalar que en Argentina hay gremialistas multimillonarios con trabajadores empobrecidos. Se ve que su tasa es de las más altas del mundo. Los mismos negociadores de los convenios colectivos son los recipientarios actuales del usufructo que deben reformar, lo que nos pone en una encrucijada como en la mayoría de las correcciones del desmedido costo argentino, de que se necesitará de la presencia de dirigencia con altura de estadistas, con visiones de crecimiento y desarrollo nacional, y no de ventajeros personales. Se corrige primando la libertad de
elección del trabajador asegurándole simetría de información, dentro de una oferta competitiva de servicios. Es seguro que esto determinará una menor carga de aportes, que serán destinados inexcusablemente a mayor salario real, y además con mejores servicios sociales exigidos por la competencia.
Hoy seguimos discutiendo si los sistemas de seguridad social, fundamentalmente salud y previsional, pertenecen al trabajador o a la organización, y si deben ser de canalización obligatoria o de libre elección de destino. La realidad porfiada muestra que los resultados para los asalariados son mejores si disponen de los aportes que han producido y le pertenecen, por lo que tienen el derecho de destinarlos. Las dirigencias gremial y política prebendarias defienden lo contrario, una por interés económico en manejar recursos ajenos aunque simultáneamente denoste a los productores, y la política por clientela para sostenerse en el poder, soslayando ambas irresponsablemente los claros indicadores de pobreza y bajos salarios que el sistema ha contribuído a originar en su estructura corporativa. Nunca resultó ni resulta conveniente para los trabajadores, la producción y la riqueza del país, que un presidente y dirigentes gremiales, algunos enrolados en prebendas, extorsiones, discursos zigzagueantes, mensajes inciertos a veces no veraces y hasta contradictores, y aún procesados, crean que disponiendo y construyendo con recursos forzados sanatorios u hoteles, los asignan de la mejor forma para los beneficiarios. Seguramente no porque si no no existirían la pobreza, salarios insuficientes, bajas jubilaciones y tantos coseguros que deben afrontar. - REFORMAS PREVISIONALES.
Otra de las necesarias para mejorar la ecuación económica-social argentina. En la era K se sumaron 2.600.000 jubilaciones sin aportes, superando el total 8.000.000, de las cuales la mitad de los nuevos tiene capacidad económica por lo que no debió ser asistida y recarga el sistema impidiendo mejores asignaciones al resto. Una decisión ejecutada por el Presidene Néstor Kirchner con solo fines clientelistas y contrarias al bienestar de los auténticos aportantes. El sistema de reparto con menos de 2 sostenedores por por cada beneficiario, a su vez con bajo nivel salarial como es en Argentina, es de mala previsibilidad y demuestra en una más de las actividades que el estado de alto costo inefectivo está lejos de solidaridad y sostén de los que más lo necesitan. Lo que resulta es despilfarrar recursos. Una dirigencia responsable debiera asumir debate y corrección de este tema para construír una política de estado. Como primera decisión dentro de las leyes, habría que congelar los valores de los nombrados jubilados a los que se le otorgó prácticamente de oficio, nunca aportaron y no lo necesitan. No así a los necesitados que sí deben ser asistidos. - PANDEMIA Y CRISIS DESBORDANTE.
Este sorpresivo ataque viral de CORONAVIRUS COVID-19 mortífero, aparece en momento de honda decadencia argentina ya de larga data y pone en evidencia la falta de capacidad nacional para entenderla y superarla oportunamente. Si nos comparamos debemos ser casi el único país del mundo, que con sus condiciones naturales y humanas enormes, permanece en situación económico-social muy desfavorable desde décadas, la que se ahonda. Hechos que deberían despertar preocupación suprema de la ciudadanía, y sobre todo de su dirigencia indudablente con mayor responsabilidad en su carácter directriz. Pero no, seguimos empecinados en elegir un sistema populista agrandando un estado con cada vez mayores gastos públicos improductivos que esteriliza la actividad ciudadana y crea desconfianzas causantes de más pobreza y decadencia. Es inevitable salir de este círculo vicioso; aún en pandemia y precisamente para bien usar recursos indispensables para que la salud que siempre es pública, sea de gestión estatal o privada, tenga el menor deterioro posible. Es necesario en todo tiempo y forma, gastar bien. No se hizo con las compras de alimentos de primera necesidad que compró el estado en las que hubo sobreprecios, una vergüenza que debiera tener mayor castigo; en querer subordinar la medicina de gestión privada al arbitrio estatal. Es decir seguimos con la idea y acciones públicas de meterse en la libertad y ejercicios ciudadanos, sin querer ver su perjuicio. Funcionarios recaudadores descarados. Esto debiera ya haber sido aprendido por los electores y elegir mejor; está visto que el populismo político no quiere aprenderlo porque lo toma por negocio, cuando es ilegítima captación de recursos ajenos. - REFORMA TRIBUTARIA.
Imprescindible, sucedánea o mejor simultánea a las anteriores; no se desarrollará Argentina sin la efectivización de esta cadena de reformas. Con organización populista de malgasto, burocracia, despilfarro y corrupción, siempre se necesitarán más impuestos, y nunca quedarán recursos para crecimiento de puestos de trabajo que generen riqueza, que primordialmente serán a favor de clases populares. Los políticos aprovechadores desde décadas han demostrado desinterés en servir a la sociedad y lograr su progreso, por lo que el camino posible es que el pueblo entienda el grave problema y elija autoridades de esa medida. A su vez que el estado republicano haga funcionar los mecanismos de control y corrección.
Estamos en una situación límite. Las políticas e instrumentos para pegar el salto hacia objetivos superiores, existen. Fundación Libertad y Progreso las ha estudiado y presentado, otras organizaciones también han aportado. Son posibles, las autoridades responsables tienen que aceptarlas y ejecutarlas en tiempo prudencial superando vallas inevitables, que siempre serán favorables respecto al mal camino que ahora recorremos