Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso.Doctor en Administración por la Universidad Católica de La Plata y Profesor Titular de Economía de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA. Sus investigaciones han sido recogidas internacionalmente y ha publicado libros y artículos científicos y de divulgación. Se ha desempeñado como Rector de ESEADE y como consultor para la University of Manchester, Konrad Adenauer Stiftung, OEA, BID y G7Group, Inc. Ha recibido premios y becas, entre las que se destacan la Eisenhower Exchange Fellowship y el Freedom Project de la John Templeton Foundation.
Aldo Abram y Martín Krause rompieron la cuarentena y se encontraron a tomar un “cafecito” mientras miran noticias del COVID-19. Claro, esto es una fake news: con algo de información verdadera se construyó un título falso.
Justamente ese fue el tema que convocó a los académicos Abram y Krause, reunidos en un bar en modo “video”. “Ya no sé qué es verdad y qué no de todo lo que leo”, comenta con preocupación Aldo Abram. Y comentó como las noticias falsas impactaron en las elecciones de Estados Unidos.
Krause lo tranquiliza: “No tienen tanta influencia, porque quienes creen en las fake news son los que ya tienen ideas formadas. Son los que no cambiarían su voto. “Los indecisos tienen mayor tendencia a descreer de estos contenidos”, enfatiza Krause. Y procedió a explicarle a un atónito Abram cómo funciona la manipulación informativa a través de las fake news.
¿Te imaginás a los gobiernos controlando la veracidad de todo lo que se publica? podríamos terminar como Venezuela, Cuba o Corea del Norte“
De hecho, Martín Krause -responsable del índice más esperado para saber cómo fortalecen sus instituciones los Estados, el Indice de Calidad Institucional -ICI2020-, confirmó que las fake news fueron los ejes más importantes del último relevamiento.
¿Quién le hace más daño a una institución? ¿la injerencia del Estado o las noticias falsas?