LA PRENSA – El director de la Fundación Libertad y Progreso, Aldo Abram, advirtió que tras los efectos de la pandemia lo que quedará en el país es un nivel de desempleo y pobreza “fenomenal” y no descartó que se pueda desembocar en una “hiperinflación”.
“El Banco Central ha emitido en forma notable y la gente se está desprendiendo de los pesos y por eso el dólar está subiendo. La pandemia va a dejar una pobreza fenomenal y megainflación, aunque no descarto que pueda haber una hiperinflación”, resaltó el economista.
En diálogo con La Prensa, recalcó que ante la pandemia de coronavirus y la histórica recesión que está produciendo, el Gobierno debería “ir liberando actividades productivas estableciendo estrictos controles de seguridad para ir recuperando de a poco la caída”.
– ¿Con los efectos de la pandemia instalados, se percibe que el Gobierno está trabajando en propuestas para ver cómo se empieza a recuperar la economía?
-Para hablar en término futbolísticos, el Gobierno cuando comenzó esto es como que tomó un equipo que estaba pateando la pelota para cualquier lado, no sabía dónde estaba en la cancha. Lo que se hizo fue parar la pelota y luego hay que dar órdenes al equipo par ordenarlo y que salgan a tener un línea de juego. Y esa es la parte que yo creo que este Gobierno no está encarando con la suficiente firmeza, porque justamente tiene una carencia de recursos fenomenal. Los países que han logrado ir saliendo en forma paulatina de esta pandemia, hicieron muchos más testeos en términos de habitantes de lo que estamos haciendo nosotros. Y obviamente cuando uno no tiene esos recursos lo que hace, volviendo al fútbol, es seguir con la pelota parada. Eso es lo que se está haciendo. A cualquier gobierno lo van a medir por la cantidad de muertos que haya por el coronavirus pero no lo van a medir por la cantidad de gente que se suicide por falta de trabajo, por quiebras, por los que van a entrar en la pobreza y la indigencia.
-¿Y qué debería hacer el Ejecutivo?
-Se debería aumentar considerablemente los testeos, para tener una idea más exacta de la situación y a partir de allí ir tomando medidas sanitarias y económicas para conducir paulatinamente a una recuperación del país. Dado que el Estado no tiene recursos, porque está quebrado al igual que el Banco Central, deberíamos tratar de ver cómo incorporamos al sector privado a que controle también.
IMPUESTOS
– Se empezó con una gran presión tributaria, que ahora se complicó por la pandemia. Es decir, más impuestos con una recesión que sería histórica. ¿Cómo se resuelve?
-Ahora estamos mucho peor sin dudas, porque con un Estado mucho más chico el mismo gasto va a tener que ser solventado por las espaldas del sector privado, a través de nuevos impuestos, más los que ya están en vigencia. Ojo que estamos mirando los impuestos a nivel nacional pero nadie está observando los impuestos a nivel provincial y municipal, que se están imponiendo, y eso también cae sobre un sector privado que hoy está fundido. Entones, ¿qué se debería hacer? Primero una reducción del gasto público en aquellos sectores que no son esenciales en este momento. Es decir, una parte de los cargos de la administración pública que no está trabajando en la cuarentena debe tener un recorte de su sueldo para asignarlo a la pandemia, como hicieron en Uruguay. Para generar un ahorro en aquellos sectores que se pueda hacer. Después, comenzar a generar condiciones para que la gente pueda empezar a trabajar, aunque sea en cuarentena, pero dándole más facilidades, como ser poder equiparse con costos más bajos. También permitir que los trabajos de oficio y técnicos puedan comenzar a desarrollarse con normalidad, porque los artefectos se van rompiendo y hay que atenderlos. Ahora se hicieron algunas habilitaciones aunque un poco tarde y quizás sin prolijidad en los protocolos sanitarios.
-¿Y qué otras medidas se podría adoptar para que el sector productivo pueda retomar de a poco su nivel de actividad?
-Bueno, como recién mencionaba, habilitar protocolos de higiene y seguridad en las fábricas para que de a poco se vaya retomando el ritmo de actividad. Por ejemplo, una fábrica de calefones que establezca que la condición sea que se controle la situación de salud de cada empleado que ingresa en el día. Si hay alguna duda con alguno se procede con un protocolo determinado. Entonces, el resto sigue trabajando y de allí se empieza a generar la producción.
-¿Es difícil imaginarse la recuperación de la actividad económica cuando hay aumento del dólar, alta inflación y emisión monetaria dentro del contexto de recesión histórica debido al coronavirus?
-Aquí hay dos aspectos centrales. Por un lado, hay que empezar habilitar cada vez más a sectores económicos cumpliendo un estricto régimen de control sanitario, ir habilitando cada vez más plantas de producción, porque sino ¿a quién se le va a cobrar impuestos? También hay que tener en cuenta las zonas o regiones del país. No es lo mismo Capital o el Gran Buenos Aires que un pueblo. Allí quizás se puede liberar un poco más. Es decir, que en forma paulatina y con controles sanitarios en todos los establecimientos hay que ir recomponiendo la actividad y la prestación de servicios. Ahora, después está el otro punto que es la realidad de la Argentina que viene desde hace tiempo. La realidad de la Argentina es que tanto los políticos como muchos economistas y un importante sector de la población piensa que la plata crece en los árboles, que el Estado genera riqueza. Entonces, allí es donde le piden al Estado. Nadie se pone a ver cómo se vuelve a trabajar, sino todo el mundo está pendiente de pedirle al Estado cuánto me vas a dar para que no trabaje. Muchos piden bonos y plata, cuando millones de argentinos se han quedado sin ingresos porque no pueden trabajar. Esto es algo notable de los argentinos. El Estado no produce nada, no produce riqueza. Lo que se hace es cobrar cada vez más impuestos sobre sectores que están sin trabajar y sin recaudación. Y por otro lado, se le vuelve a dar la maquinita de emisión, pero eso no es otra cosa que impuesto inflacionario, porque el Banco Central tampoco genera riqueza.
DOLAR
-¿Qué esta pasando con el dólar que está volviendo a subir fuerte?
-Lo que está pasando es que ante la baja del valor del peso, el cual se está destruyendo, el Banco Central se dio lujo de emitir una enormidad, porque hubo una mayor demanda puntual en pesos, pero ahora las empresas y la gente, como ocurre siempre, dice “yo los pesos no los quiero”. Entonces, la gente se está sacando los pesos de encima y al mismo tiempo el Banco Central está emitiendo un montón. Conclusión: si uno tiene muchísima oferta y cada vez menos demanda se destruye el valor del peso y eso se reflejó en estos últimos días en los mercados libres legales. Con el tiempo se va a ver reflejado en los bienes y servicios. La recesión lo único que hace es demorar un poco los picos de inflación.
-¿Qué ecuación económica queda una vez que se levante la cuarentena?
-Queda un panorama desolador. Salarios más bajos, aumento de la desocupación y una pobreza fenomenal, y seguro que vamos a tener una megainflación. Lo que nunca se puede descartar es una hiperinflación. Una megainflación es cuando el Banco Central emite un montón y la gente no tiene plata. Ahora hiperinflación es cuando la gente se hartó de su moneda y la deja de demandar. No la quiere más, allí se produce la hiperinflación, algo que en nuestro país no se puede descartar.
“Quedará un panorama desolador. Salarios más bajos, aumento de la desocupación y una pobreza fenomenal, y seguro que vamos a tener una megainflación” , asegura Aldo Abram.