¡Feliz día, planeta tierra!

Foto de Ian Vasquez

Ha publicado artículos en diarios de Estados Unidos y de América Latina y ha aparecido en las cadenas televisivas.

Es miembro de la Mont Pèlerin Society y del Council on Foreign Relations.

Recibió su BA en Northwestern University y su Maestría en la Escuela de Estudios Internacionales de Johns Hopkins University.

Trabajó en asuntos interamericanos en el Center for Strategic and International Studies y en Caribbean/Latin American Action.

Ian Vásquez dice que aunque es cierto que el haber detenido la actividad económica ha mejorado momentáneamente algunos indicadores de contaminación, esto ha venido acompañado de un costo humano enorme.

Mañana se festeja el 50 aniversario del Día de la Tierra. ¡Cómo ha cambiado el mundo para bien desde 1970!

No todos los ecologistas lo ven así y hace 50 años ciertamente no creían que mejoraba ni el estado del planeta ni el de la humanidad. Líderes medioambientalistas predijeron que la sobrepoblación, el crecimiento económico y el aumento del consumo no solo destruirían la ecología mundial, sino que nos llevarían a todos a la catástrofe. Predijeron límites a la capacidad del planeta de alimentar las necesidades de la humanidad. Dijeron que habría hambrunas masivas en el siglo XX, incluso en los países ricos, y que los recursos naturales se agotarían.

Felizmente, los hechos contaron otra historia. La humanidad ha logrado un mayor progreso en los últimos 50 años que en los miles de años que precedieron. En un mundo con miles de millones de personas más que a principios de los 80, la pobreza cayó desde más del 40% de la población mundial a menos del 10% hoy. A principios de los 70, el 37% de la población mundial sufría de desnutrición; ahora aflige al 10,9%. Ha habido una explosión de productividad agrícola y un aumento notable del consumo de proteína y productos lácteos. Es más, el área global dedicada a la tierra de cultivo ha llegado a su pico y el área forestada del planeta ha aumentado notablemente desde los 80. Las reservas de petróleo gas natural también siguen creciendo.

Las mejoras se ven en un sinnúmero de otras tendencias y son extensas. Un nuevo estudio basado en evidencia empírica reporta algo tan contraintuitivo como bienvenido: el planeta se está volviendo cada vez más abundante. Los investigadores Marian Tupy Gale Pooley examinan los precios de las principales 50 commodities, como el cobre o el café, entre 1980 y el 2019. De allí se preguntan cuánto trabajo se requiere para comprar esos bienes. Tomando en cuenta el ingreso per cápita real por hora en el mundo (que se incrementó notablemente durante este tiempo), encuentran que el precio en términos de horas de trabajo de estas materias primas cayó en promedio 74%.

Esa enorme caída de precio, que en vez de escasez indica creciente abundancia, ocurrió a la vez que la población mundial creció un 73%. Cada humano que nace parece estar aumentando los recursos para toda la humanidad. Según los autores, el mundo está viviendo una fase de superabundancia. Calculan que el planeta es 571% más abundante ahora que lo fue en 1980. Ese gran progreso se debe al aumento en la libertad de intercambiar bienes, servicios, tecnologías e ideas que han experimentado las personas alrededor del mundo en las últimas décadas y que han permitido innovaciones revolucionarias e impredecibles.

¿Será que la crisis del coronavirus cambiará el rumbo del planeta? Algunos líderes autoritarios, como los de China, Rusia y Turquía, ya se están aprovechando de la situación para restringir las libertades. Algunos líderes de Occidente y ecologistas extremistas también apuntan a la crisis para justificar sus campañas en contra del sistema económico liberal. El papa Francisco, por ejemplo, recientemente sugirió que las pandemias podrían ser la manera en la que la naturaleza toma venganza por los abusos de la humanidad al medio ambiente. 

Es verdad que el alto a la actividad económica ha mejorado temporalmente algunos indicadores de contaminación. Pero esto ha estado acompañado de un costo humano enorme no solo en términos de la mortalidad causada por la pandemia, sino por la falta de productividad que se traduce en mayor pobreza y miseria. Al final del día, serán los países libres los que producirán las vacunas y otras soluciones a esta peste. Esperemos que en este Día de la Tierra no se olviden las grandes lecciones de los últimos 50 años.

Este artículo fue publicado originalmente en El Comercio (Perú) el 21 de abril de 2020.

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