Licenciado en Economía (UBA, 2002), Master en Economía y Administración de Empresas (ESEADE, 2004) y Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (URJC, 2009).
Profesor Titular Regular de Introducción a la Economía en la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas de la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam).
Contribuye en el blog Punto de Vista Económico y en Libertad y Progreso.
INFOBAE – Razones de oferta y demanda, ambos afectados por la pandemia de la Covid-19, condicionan el movimiento de los precios al consumidor.
Si se atiende al comportamiento que muestran los agregados monetarios, fuertemente expansivo para compensar la caída de ingresos en los tres niveles de gobierno y los mayores gastos, numerosos analistas concluirán que la tasa de inflación de este año superará el 53% heredado en 2019. Sin embargo, hay fuerzas deflacionarias que se deben identificar que dejan el panorama abierto. La observación debe colocarse en los mecanismos deflacionarios que se generan primero por la política sanitaria y segundo por la política económica.
Lo primero que se debe analizar es que la situación de pandemia por la Covid-19 llevó al Gobierno a aplicar una extensa cuarentena que provocan y provocarán un atesoramiento de parte de los agentes económicos que significan temporalmente una mayor demanda de dinero. Dado que la velocidad de circulación del dinero (V) es la inversa de la demanda de dinero, este fenómeno produce una caída en V que produce una fuerza deflacionaria de magnitudes importantes y difíciles de cuantificar.
Esta misma situación provocará una profunda recesión, considerando que numerosos comercios de diversas industrias tienen sus persianas cerradas, reduciendo fuertemente sus ventas o incluso llevándolas a cero. La retracción de la actividad agregada lleva a muchos empresarios a tener que vender sus productos al costo o a pérdida, para al menos poder cubrir parte de los costos salariales.
La recesión lleva a muchos empresarios a tener que vender sus productos al costo o a pérdida, para al menos poder cubrir parte de los costos salariales
Además, las dificultades de los hogares y empresas por afrontar este contexto, ha conducido al Gobierno a controlar precios, congelar tarifas de servicios públicos y también congelar el “dólar oficial”. Esos mecanismos generan una “inflación reprimida” que en el mediano plazo contribuirá a un salto de precios, pero transitoriamente las medidas reducen la tasa de inflación.
Por otro lado, el Banco Central de la República Argentina así como expande la base monetaria, también puede absorber o esterilizar con instrumentos como Leliqs a 28 días y Pases a 1 día de plazo.
De hecho en marzo se observó una expansión de $575.948 millones, pero en abril el BCRA contrajo la base monetaria en $424.956 millones utilizando Pases. Este mes, al 5 de mayo, la expansión volvió a ser muy agresiva por el corto plazo de estos mecanismos con una nueva expansión de $593.222 millones, pero se debe estar atentos no sólo a la evolución del dinero primario, sino fundamentalmente al efectivo en poder del público, pues este indicador se está expandiendo a tasas que resultan preocupantes.
Se debe estar atentos no sólo a la evolución del dinero primario, sino fundamentalmente al efectivo en poder del público, pues este indicador se está expandiendo a tasas que resultan preocupantes
Garantía de problemas de precios en el escenario del próximo año
No se sabe a ciencia cierta cómo trabajará el Gobierno la política económica en los próximos meses para determinar qué desempeño mostrará en materia inflacionaria, pero de lo que no quedan dudas, es que si completa el 2020 con una tasa de inflación igual a la de 2019 con situación de pandemia y cuarentenas, controles de precios, de tarifas y dólar atrasado, lejos de ser un éxito, anticipa que el problema inflacionario para el resto de la gestión será muy difícil de resolver.
Hay que recordar que la política monetaria tarda en impactar en precios. Si el efecto de la expansión actual no se observa en el último trimestre de este 2020, es posible que se advierta en los primeros meses del año siguiente, pero de ninguna manera se podrán eludir sus efectos.
La política monetaria tarda en impactar en precios. Si el efecto de la expansión actual no se observa en el último trimestre de este 2020, es posible que se advierta en los primeros meses del año siguiente
La Argentina tiene una buena oportunidad en este 2020 de avanzar contra la inflación por los mecanismos deflacionarios comentados. Pero, por ahora se observa que se está asegurando la continuidad del flagelo.